Capitulo 71

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La puerta del departamento de Pablo se abrió nuevamente ya caída la noche, esta vez dejando a Mora entrar, la mujer venía con algo de pastel en la mano y una cara casi ilegible.

Al entrar y llegar a la cocina se encontró con su hijo tendido en el sofá con una caja roja desconocida para ella cerca de sus manos.

—Hola Pablito!.—Saludó alegremente—¿Ya estás más calmado?.

—Hola Mamá—dijo desganado—Tampoco es que haya destrozado un establecimiento, sólo fue un pequeño desacuerdo con Marizza.

—¿Pequeño desacuerdo?—Preguntó la mujer—Se gritaron, todos tus vecinos y familia escucharon que le decías que la amabas y ella te decía que se casara, incluyendo en los oyentes al prometido de Marizza.

—Madre, si lo que vos querés es restregarme lo que pasó te aviso que no es necesario—dijo él —Me quedó más que claro que se va a casar.

Mora miró a su hijo, no podía creer la mirada tan triste y apagada que le estaba propinando sólo al hablar de la boda de Marizza.

—Sé que llevo toda mi vida ,o prácticamente toda, conociendo a una mujer que me entiende, me apoya y me hace feliz, pero por lento y boludo no lo vi. Sé que cuando por fin lo vi fui muy cagón para afrontarlo y la perdí, perdí mi oportunidad y ahora la veré hacer su vida con alguien más. Alguien a quien lamentablemente no puedo odiar porque se nota que las ama tanto como yo y las valora como yo no supe hacerlo.

Mora finalmente vió la oportunidad de sacar lo que llevaba años llevando consigo misma.

—¡Si vos las amas la mitad de lo que yo pienso que las amas, deberías de agarrar todas tus fuerzas e ir por ellas!—dijo animando a su hijo—Yo sé que Marcos es un pibe increíble, que ama a Marizza, y me duele decir esto, pero yo no creo que ella lo ame igual, no lo ve ni la mitad de lo embelesada de lo que te miraba a vos. Yo que vos peleaba, peleaba por recuperar a tu familia, porque eso es lo que ellas son para ti.

Pablo se quedó atónito, su madre casi no era una mujer de muchas palabras y en esa ocasión se veía lista para decir mil cosas más.

—Desde que son pequeños los cuatro mostraron claros patrones de quién los estaba enamorando. Nosotros como padres, erróneamente, teníamos el "trato" de que ustedes serían los lazos de negocios de las familias—confesó

Pablo quedó sorprendido ya que esto era algo que solamente los padres sabían, ellos no tenían la menor idea de que su amistad empezó orquestada por negocios de sus padres.

—El plan era que Vos y Mia se engancharan y así tu Padre y Franco harían una alianza en donde las influencias sociales de los Colucci ayudarían a tu padre en campaña y las influencias políticas de tu padre le darían exclusividad a la empresa Colucci para vestir a grandes figuras de la política.—Contó—Mientras que Manu y Marizza se quedarían juntos, provocando que Sonia fuera una portavoz para la empresa de Juan Carlos y así ambos se mantenían vigentes.

—¿Nos vendieron en matrimonio prácticamente?—preguntó Pablo.

—No los vendimos, habíamos pactado eso y dejaríamos que su conexión fuera natural. Tenía sentido en ese tiempo—dijo Mora.—Aunque ustedes, como siempre, se salieron de esa norma y fue así que desde los primeros meses de convivencia empezamos a notar que su dinámica se empezaba a marcar.

—Mia y yo éramos equipo contra Marizza y Manuel...

—Pero cuando nosotros les decíamos algo o regañabamos siempre era Manu quien defendía a Mia, mientras que Vos y Marizza se apoyaban contra tu padre. —dijo Mora.—Franco decía que porque se veían como hermanos, que no significaba nada, mucho tiempo creímos en eso. Hasta que cuando tenían 12 años, Manuel y Vos llegaron a la casa de Maritza con unos golpes horribles...

—Esa vez unos idiotas le habían dicho a Manuel que se volviera a su país, que acá solo robaría oportunidades a otros y al discutir le soltaron un golpe, y yo lo traté de defender. —recordó él.

—Ustedes dos llegaron muy golpeados, con labios partidos, un ojo morado cada uno y raspones por doquier. Al entrar en la casa así de golpeados nosotras quisimos ayudar, Sonia empezó a curar a Manuel y yo te quería curar a vos, pero tu padre no me dejó, me amenazo, me dijo que tenía que dejar que supieras las consecuencias de "hacerte el piola"—siguió contado con algo de molestia en la voz—Vos sabés que tu padre me tenía muy controlada, en esos tiempos mucho más. Así que no te limpié, no hice nada.

—Lo hizo ella—recordó Pablo con una sonrisa de medio lado.

—Si, una pequeña Marizza de sólo 12 años me miró muy mal, creo que de las pocas veces que lo ha hecho conmigo, tomó el botiquín pequeño de su baño, te agarró de la mano y te llevo a su cuarto, donde te empezó a curar—dijo Mora.

—Me llevó a su habitación, me recostó en su cama y empezó a gritonearme mientras me curaba—dijo Pablo.

***

La pequeña Marizza le dedicó una mirada molesta a la madre del Ojiazul por negarse a ayudarle.

—Pablo tiene que afrentar sus cagadas, si se cree muy hombre para agarrarse a trompadas que se banquen las consecuencias—dijo Sergio.

—Me estás cargando?!—dijo Marizza molesta—¿cómo van a dejar que se quede así? Con todas las heridas abiertas, se le van a infectar!.

La pequeña niña tomó un pequeño botiquín que tenía, era como su botiquín de viajes, con eso listo sujetó al pequeño rubio de la mano y comenzó a caminar.

—¡Marizza, te prohíbo ayudarlo!. ¡Déjalo que se la banque!—le gritó Sergio.

—¡Vos no sos quién para prohibirme ayudarle!—respondió la niña y siguió su camino.

Una vez en su habitación, dejó que Pablo se metiera en su cama y se dispuso a empezar.

—Mi papá estará enfadado de que me ayudes —dijo el pequeño Pablo.

—No me importa, te tengo que limpiar—respondió Marizza.

La niña comenzó a echar alcohol en un algodón.

—Te va a arder bastante, pero tengo que ponerte esto —avisó.

Ni bien lo había dicho ya tenía el pedazo de algodón en una de las rapaduras y Pablo recordaba quejarse por el dolor.

***

—Ese mismo día, más tarde, me le escabullí a tu padre para ir a verte sin que él supiera y recuerdo ver la imagen más tierna de todas. —dijo la mujer.—Al abrir la puerta de la habitación estabas tú recostado en la cama y Marizza aún lado tuyo, ambos tenían sus manitas agarradas. Vos tenias todas la heridas vendadas o con gasas o ungüentos, mientras que ella tenía todo en el otro pequeño espacio de la cama. —relató. —Yo te quise despertar para que le dejaras su cama, pero ella despertó en tu lugar y me dijo;

"Déjalo aquí, Sergio es muy malo y lo puede lastimar más. En cambio si lo dejas aquí, y él viene yo le gritó o lo pateo. Yo lo cuido"

Una sonrisa se dibujó en Pablo al recordar ese día y esa anécdota tan rara.

—En ese momento entendí que esa niña te quería más de lo que estaban listos para admitir, porque desafió a tu padre por cuidarte, todo lo hizo ella misma y sé veía que estaba dispuesta a todo si tu padre trataba de hacer algo mientras estabas lastimado. —comentó.—Esa chica te ama desde hace años, eso no se olvida fácil, si vos la amas también debes ir por ella, debes luchar.

—Ella está prometida, mamá—dijo él.

—Pablo, no hay peor lucha que la que no se hace—Dijo su madre— Inténtalo, el "no" ya lo tienes, pero podés cambiarlo a un "si"































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La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora