Capitulo 23

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Marizza, Cande y Pablo salieron de las oficinas, aún tenían que esperar al abogado, pero lo harían afuera, ya no podían estar en ese lugar un momento más.

Los tres estaban sentados en una pequeña banca, en una plaza que estaba justo delante de la oficina; Habían muchísimas personas que pasaban por allí, muchos de los que pasaban por ahí los veían de manera muy rara, tal vez por el comportamiento de Marizza. Ella estaba rebotando a Cande en sus piernas, mientras, Pablo sólo las veía y reía del comportamiento de su amiga.

-Uy, uy -decía Marizza mientras hacía a Cande rebotar. -Uy te caes, uy te caes!.

Cande estaba desatada de la risa por lo que su tía estaba haciendo. Pablo no se estaba metido, él sabía que Marizza tenía que jugar con ella un rato más, ella lo había pasado mal sin la niña. Él igual, pero Marizza era la que tenía un instinto, casi maternal, con Cande.

-Che, se va a vomitar la niña -dijo Pablo-Yo la estaba rebotando el día de su cumpleaños y me vómito todo.

Marizza no lo vió directamente al hablarle por seguir jugando con Candela.

-Dale Pablo, ella necesita reír y yo igual.

Pablo decidió no llevarle la contra en eso a Marizza, la verdad prefería verla jugando con Cande y escuchar su risa que verla llorar, oír sus sollozos.

Luego de un rato de jugar Cande se cansó, así que Marizza la acurruco para que durmiera un rato, ya que no tenían su mecedora o algo en lo que pudieran acostarla.

-Esto me da miedo.-dijo Marizza luego de un silencio muy largo.

-No te preocupes, no creo que se te vaya a caer -dijo Pablo.

-No, de eso no -dijo Marizza soltando una pequeña risa -Me refiero a encargarnos de Cande...

Pablo se puso serio, sabía que no era momento de hacer jodas.

-¿Te acuerdas de cuando teníamos 10 años? -preguntó él.

Ella asintió con la cabeza.

-Desde esa edad te he oído decir lo que harás cuando tengas hijos, los nombres que les pondrás, los lugares a los que los quieres llevar, lo que les quieres enseñar -dijo Pablo.

-Cande es mi sobrina, no mi hija. -dijo Marizza. -Tengo que hacer lo que Mia habría querido hacer con su hija.

-Mia quería que nosotros la cuidemos y eso es lo que haremos.

Pablo la rodeo con un brazo, ella se recargo en su hombro, Marizza aún sostenía a una muy dormida Candela.

-Esto es raro -dijo Pablo.

-¿Abrazarme?-preguntó ella medio extrañada.

Él rió.

-Qué nos hayan nombrado a nosotros y no a Franco y Sonia o a la mamá de Manuel -dijo él.

-Ellos saben que la amamos con el alma, además, como dice Franco, nosotros aún podemos correr tras ella cuando aprenda a caminar y este como rayo por toda la casa, aún podemos jugar con ella. Podemos hacer lo que Mia y Manu habrían hecho con ella. -dijo Marizza.

Con la mano que le quedaba libre, la que no rodeaba a la chica, Pablo acarició la carita de Cande.

-Han sido muy cambiantes nuestras vidas últimamente.-agregó ella suspirando.

-Siempre han sido cambiantes, sólo que antes nos apoyábamos entre los cuatro, teníamos a Mia y Manuel para llorar y ahora...

-... Somos sólo tú y yo -completó Marizza.

La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora