Capítulo 28

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Marizza subió a su cuarto.

Comenzó a buscar una pijama para Cande, ya que ella ya estaba lista para dormir, pero la niña no.

Tomó una pijama blanca con un estampado de un sol en la pancita y una que tenía un osito en un costado.

—Vos elegí amorcito-le dijo a la bebé colocando las dos pijamas frente a ella.

Cande, obviamente, no entendió la petición de su tía, ella solamente la miró y rió.

—La de oso? Sí, a mi me gusta también -dijo Marizza.

La chica tomó a Cande de la cuna y la recosto en la cama, le sacó la ropita que usaba la nena y le comenzó a colocar la pijama.

—Chicas, siempre si saldré-dijo Pablo entrando a la habitación de Marizza.

—Está bien -respondió Marizza aún tratando de ponerle la pijama a Cande.-Solo ten cuidado, ¿dale?.

Pablo se sorprendió por las palabras de Marizza.

—¿Qué piensas que haré o qué?-preguntó Pablo.

—No lo decía por algo malo -aclaró Marizza dejando a Cande en la cuna otra vez.-Sólo... Cuídate en carretera, no vayas a acelerar a lo estúpido sólo por llegar rápido a la casa de la mina esa...

Pablo hizo un gesto como de enfado.

—¿Pensas que soy tan tarado como para arriesgarme sólo por una minita?-preguntó Pablo.

—Pues... Sueles pensar con la cabeza equivocada, Pablito -Ella dijo eso a manera de joda, como siempre hacían ellos.

—Deja de romperme las pelotas, ¿querés?-le dijo a la chica.-Créeme que si seguís así pasaré la noche en lo de Tomás.

—Está bien, no te digo más nada.-Ella comenzó a caminar hasta él, colocó una mano en el pecho del chico, la cerró un poco apretando ligeramente la camisa de él-Ahora, salí de mi cuarto, anda a la cita o quédate en lo de Tomás o volvé a tu departamento. A mi me chupa un huevo.

Dicho eso Marizza lo empujó fuera de su cuarto y cerró la puerta en el rostro de Pablo.

Cande sólo estaba asomada por las barras de su cuna y tenía una cara triste.

Los pasos de Pablo se escucharon, estaba bajando la escalera. Y unos pocos instantes después se escuchó la puerta cerrarse.

—Eso me pasa por creer que con Pablo la podíamos llevar en paz -dijo Marizza para sí misma.

La chica se metió en la cama, se tapó con el cubre cama y se dispuso a dormir....

[...]

Pablo iba en la carretera, camino a la casa de Arlett, la chica que lo había llamado.

—Hace un frío que te cagas —comento para el mismo. —¿Arlett de verdad vale como pasar tanto frío? ¿y si me vuelvo a la casa? Al menos ahí puedo hacer un café... No, no tengo ganas de ver a Marizza. Hoy no.

Luego de el largo debate unitario que vivo Pablo. Tomó una decisión.

























Marizza seguía dando vuelta tras vuelta en la cama, aún sin encontrar la posición que la hiciera sentir cómoda, dió tantas vueltas que al final se rindió. Y su cabeza estaba a full con algo:

<<No he escrito nada. Tengo muchas canciones que entregar y ni siquiera he comenzado...>>

Seguía buscando una inspiración para comenzar a escribir, algo que le gustara o le llamara la atención.


—De qué escribirías vos, ¿mi amor?—le preguntó a la bebé que la veía desde la cuna.

Cande sólo le veía desde su cuna sin entender. Y luego rió como pícara.

—Te acabas de hacer popo, ¿no?—le preguntó a ella.

Ella con toda la pereza del mundo salió de la cama y fue a buscar la pañalera.

—¿Me estás cargando?—se preguntó en voz alta. La pañalera de Cande estaba vacía, ya no había más pañales.

Marizza se comenzó a preocupar sabía que tenía que cambiar rápido a Cande o se iba a rozar, sabía que si salía con la niña, quién tenía pañal lleno le iban a hacer caras en la tienda que ella no iba a bancar, pero también sabía que no había alguien a quien pedirle los pañales.

<<¿le llamo a Pablo?.... No, le pasaría a arruinar la noche>>

Marizza decidió ir con la bebé a la farmacia por más pañales.

—Vení princesa —dijo alzando a la nena—Vos me vas a acompañar de paseo!.

Tomó su cartera, la pañalera y una cobija para Cande. Se apresuró a bajar la escalera y fue directamente al auto para emprender camino a la farmacia.

Cuándo por fin llegó tomó a Cande,quién lloraba por lo incómodo que le era tener el pañal sucio y salió directamente a la farmacia.

Compró lo que estaba buscando y fue a la caja y afortunadamente no había nada de fila, pagó y buscó un baño para cambiarla a Cande. Ya que salieron la niña ya estaba normal.

—Ahora sí, vamos a casa pequeña —le dijo a la bebé.

Ambas se metieron en el auto, Marizza la puso en su sillita y comenzó a conducir de vuelta a la casa.














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Cap de Finde!.

Espero les haya gustado.

Sorry si no les gusta, lo que pasa es que estoy medio atolondrada con el cole y las cosas no me salen tan bien como antes.


















La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora