Capitulo 78

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Dicho y hecho, a una alta hora de la mañana Cande despertó llorando, por las razones básicas que una bebé lo hace, tenía hambre y se había llenado el pañal.

Cuando los llantos de la pequeña llenaron la habitación, Marizza por inercia de levantó ella misma para ir con la pequeña.

—Vos quítale el pañal y yo voy a calentar la leche—dijo Pablo con voz un poco áspera, debido a que se acababa de despertar.

Ambos se levantaron de la cama, Marizza fue hacia la pequeña, mientras que Pablo salía de la habitación con las botellas para preparar la leche.

[...]

Pasados algunos minutos el chico volvía a la habitación con la botella lista, cuando escuchó una pequeña charla que le llamó la atención.

—Tu niñez no es y probablemente no será nada como yo pensé que sería, porque yo me imaginaba siendo tu tía divertida que te apoya al llevarle la contra a tus papás, creí que iba a tener rivalidad con Pablo por quién era tu favorito y tus papás nos iban a retar por ser competitivos.—Y ahora mira, Pablo y yo tenemos el rol de tus padres, Pilar y Tomas de tus tíos.

Pablo no pudo evitar que una sonrisa nostálgica se le dibujara, finalmente se decidió a entrar en la habitación.

—Ya llegó su cena, señorita ¿o será que cuenta como desayuno? —le dijo a la pequeña niña que reposaba en la cuna.

—Pa-pá, si!—dijo contenta Cande para después estirar sus manitas y tomar la botella que Pablo traía.

—Ay si, ahorita si te alegra ver a papá, pero en el día te la pasas con mamá—fingió quejarse. —Pequeña convenciera.

Cande sólo veía a Pablo con carita de confusión, probablemente porque no entendía que él le estaba "reclamando", pero aún así le dió ternura a Marizza.

—No seas sentido, Pablo. —dijo ella contenido la risa.—Sabes que ella te ama mucho.

Pablo exageró un puchero, que solamente aumentó la ternura que sentía Marizza. La pelirroja avanzó hasta él y le colgó los brazos por el cuello.

—Te ama. Te amamos y te perdonamos todo lo qué pasó en este tiempo—dijo Marizza.

Pablo parecía sorprendido de las palabras de Marizza.

—Primero que nada: Me oíste hace rato—dijo.—Y segundo: Es la primera vez que me dices que me amas.

Marizza rió un poco.

—Te escuche vagamente, me estaba durmiendo y vos me dijiste "Te amo"'primero, así que no te hagas el superado.

Pablo dejó un fugaz beso en la nariz de Marizza.

—Hablando de escuchar cosas—dijo Pablo —Escuché tu charla con Cande hace un momento... eso de que nosotros tenemos el rol que no nos toca.

Ambos se volvieron a sentar en la cama, esta vez mientras Cande tomaba su botella.

—Yo tenía una idea distinta de lo que está etapa sería, ¿sabes?—comenzó—Yo creí que sería como al principio, yo acompañando a Mia a hacer las comprar de Cande, sus pañales, la formula, etc, mientras yo veía lo que me esperaría en años de distancia.

Pablo la abrazó por los hombros y ella se recargó en la cabeza en su pecho.

—Y de repente todo cambió. Yo empecé a hacer esas compras sola, empecé a cumplir la función de madre sin siquiera imaginarlo, dejé de pelear con vos para acostumbrarnos a ser los "padres" de Cande. —dijo Marizza. —En un principio se me hacía raro, me sentía mal, sentía que era erróneo. Conforme pasó el tiempo comencé a acostumbrarme y cuándo Cande me llamó "mamá" por primera vez me sentí terrible, eso no me tocaba a mi, ese era el momento en que Mia me llamaba y me contaba que ella lo había dicho, el momento en que Manu nos mandaba el video y se enojaba porque no dijo "papá" el mismo día....

Ambos rieron un poco.

—Manuel se hubiera molestado de que no dijera "papá" y seguro vos y yo nos hubiéramos reído en su cara por esto mismo, hasta le hubiéramos enseñado a decirnos "tío" y "tía" antes que "papá". —comentó Pablo.—Yo se que no pensamos en esta posibilidad, creímos que ellos criarían a su hija, pero la vida dió un vuelco, algo que ninguno imagino. Vos y yo hicimos y hacemos, lo mejor que podemos.

En ese momento Marizza se levantó y tomó a Cande para comenzar a sacarle el aire, como debía hacer cada que la pequeña comía.

—Pablo... —la voz de Marizza era muy aterciopelada.—¿Piensas sinceramente que estamos listos para intentar tener un bebé, uno nuestro? —preguntó.

Hubo un pequeño silencio, aunque para Marizza sintió que fue una vida el lapso qué pasó entre sus palabras y la respuesta.

—No somos padres perfectos, que tenemos el sueño pesado y aveces nos cuesta oír a Cande llorar y despertamos, sé que tus papillas son medio raras, sé que yo no soy el mejor en bañar bebés, aquí aprovecho para contarte que una vez tiré a Cande en la tina—eso provocó que Marizza le diera un codazo—, pero nadie enseña a ser padres, hasta los nuestros tienen o tuvieron actitudes y comportamientos muy cuestionables en nuestra crianza. En cuanto a si podríamos tener un hijo, yo creo que lo importante es tener ganas de tener al bebé, tenemos que amarlo y si contamos con eso, créeme que serán niños felices.

Marizza sintió la mirada de Pablo sobre ellas, sabía que estaba atento a cómo ella sostenía a Cande y se encargaba de el asunto del aire residual por la botella.

—¿Vos estás segura de que quieres esto o quieres esperar?—preguntó él.

—¿Vos estás seguro que quieres que esto sea conmigo, quieres una familia conmigo? —preguntó ella.

—Respóndeme vos primero—pidió él.

—Yo siempre he querido hijos, y lo de Mia y Manuel me enseñó que no tenemos la vida asegurada, se puede esfumar en cualquier momento —respondió— Ahora respóndeme vos.

—Vos sos mi familia. Desde el primer día nos acoplamos de una manera rara entre los cuarto, mejor de lo que me acoplé con mi familia biológica, luego Mia y Manuel tuvieron a Cande y la familia de cuatro se volvió de cinco, luego ellos se fueron y quedamos solo tres. El caso es que no importa los cambios que hemos tenido, en mi concepto de familia siempre has estado vos y me encantaría que siguieras estando cuando seamos cuatro de nuevo o cinco, hasta seis si querés.

Marizza se giró hasta Pablo y le dió un pequeño pico antes de esbozar una sonrisa, la cual le contagió a él.

—Empecemos por buscar uno y más a delante vemos, porque no creo poder con otro Bustamente quejumbroso como vos —respondió ella. —Además también va a tener más genes, imagínate vos como va a ser ese bebé.

—Será perfecto—mencionó él sonriendo.




Decidido, tendrían un bebé.
















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¿Ustedes creen que Pablo y Marizza sean buenos papás?

¿Creen que Cande podría soportar un nuevo bebé en la casa?

La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora