Capítulo 38

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Otra vez en una sala de hospital, en ese lugar que en tan pocos meses le había causado un miedo horrible. Aunque, bueno, esta vez algo era diferente....

... Estaba sólo.

Estaba muy asustado, no sabía que le pasaba a Cande, porque estaba así, no sabía si él había hecho algo mal al cuidarla o si la papilla le había hecho algún daño y por eso...

-¡Pablo, Pablo!-el chico escuchó la voz de Marizza acercándose a él. Cuando la chica estuvo lo suficientemente cerca le tomó la mano, llamando su atención.

Marcos llegó justo detrás de ella, la vió ir hacia Pablo, pero él fue directamente a buscar al médico para que le diera alguna información de la niña.

Pablo tenía abrazada a Marizza de manera fuerte, no la lastimaba, pero era suficiente para que ella se diera cuenta de que él la necesitaba demasiado.

—Tranquilo, tranquilo, todo va a estar bien—le decía Marizza mientras acariciaba su espalda.

Pasaron así un momento antes de que la voz de Marcos los interrumpiera.

—Cande esta bien —avisó—Sólo se le subió la temperatura, pero ya se la bajaron.

—Pero estaba muy chocosa, lloró mucho—dijo Pablo.

—Si, porque al ser una niña pequeña, que aún no sabe hablar, llorar era su manera de llamar tu atención, pero no es nada más que eso —le explicó Marcos.

Pablo se sintió mejor sabiendo que no era nada más, que sólo tenía fiebre.

—Pueden pasar a verla—les avisó Marcos.

Casi en cuanto Marcos acabó de decir eso, Pablo ya estaba camino a la habitación donde Cande estaba. La cuál quedaba justo frente a donde estaban.

—Y bien, creo que es mejor que yo me vaya, esta no es exactamente mi zona, yo no trabajó aquí —dijo él.

Marizza se puso de pie para despedir a Marcos.

—Lamento ser tan mala cita, de verdad-dijo Marizza medió parloteando. Marcos se sorprendió por eso—Creo que debí hablarte de lo caótico que es salir conmigo, de hecho desde antes ya era caótico, pero ahora tengo una bebé que cuidar y...

Marcos sonrió. Le era adorable verla parlotear, pero a su vez vió la única forma de calmarla, así que...

La besó.

Justo ahí en el hospital a unos pocos metros de la habitación donde Cande estaba, cuya habitación tenía una gran ventana.

Y fue así como Pablo fue testigo.

<<¡Mierda!. ¡Mierda! ¿Por qué?>>

Pablo sabía que era un momento en el que él no tenía una razón para ver hacía allá, pero igualmente, por una decisión tonta, volteo y pues ahora tenía esa estúpida punzada en el estómago otra vez.

Vió cómo se separaban, vió la maldita sonrisa que se le formó a Marcos y la forma cómo Marizza lo veía.

Apartó la mirada sólo cuando sintió a Cande apretar su dedo con su manita

—Vos cállate, porque en unos años puede que estes en las mismas —le dijo a la bebé.

Fue cuestión de unos pocos segundos para que Marizza entrará en la habitación.

—Hola, princesa —Se acercó a Cande y la besó en la frente.

Pablo hizo una mueca encuanto la boca de Marizza hizo contacto en la frente de la niña.

—¿Te pasa algo? —preguntó Marizza al ver la mueca del chico.

-Me volvió la punzada -respondió sin mirarla.

—¿Querés que le digamos a un doctor que te revise para ver que tienes?—preguntó ella.

—No. Ya sé justo lo que es—dijo él.

Marizza no entendió mucho a que se refería Pablo, pero supo que no era momento de preguntar.

[...]

Esperaron tanto tiempo para que le dieran el alta a Cande que Marizza se estaba durmiendo en una silla junto que estaba junto a la cama de Cande.

Pablo sintió una muy fuerte ternura al ver como ella estaba, claramente incómoda, pero aún así seguía negándose a separarse del lado de Cande. Cómo ya era muy noche comenzaba a sentirse más frío de lo usual.

—Hace un frío del carajo y no quiero que ambas tengan que estar aquí internadas —dijo él.

Se sacó la campera que llevaba y se la colocó por encima a Marizza para cubirla. Ella instintivamente se acomodó, dobló su cuerpo hasta estar de medida del saco.

Pablo se volvió a sentar en la silla.






















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No sean desesperados, cuando puse que se venía lo bueno era verdad. Sólo faltan unos caps. Se los prometo.



La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora