Capitulo 74

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Espero que Marcos se sea consiente de la gran mujer que tiene a su lado, de la fantástica compañera de aventuras y vida que se está llevando. Espero que te ame tanto como yo lo hago, pero que él sí tenga el valor de mostrarlo y que nunca se le olvide el orgullo que es ir de tu mano por la calle.

Cuídate, cuídala. Sean felices.

Las ama...

Pablo.

Marizza terminó de leer la carta y las lágrimas se apoderaron de ella, era demasiado para procesar en una sola carta.

—Siempre me tienes que revolucionar la vida, Bustamante....

[...]

En unos segundos Marizza no se sintió capaz de emitir ningún sonido, desconfiaba de su habilidad lingüística, de su habilidad de pensamiento, de todo. Lo único recurrente en su mente era "Pablo", "Cande", "Se va".

—Vas a hacer algo?—preguntó Sonia.

Marizza se llevó las manos a la cabeza sosteniendo su cabello, dando un leve tirón de su cabello.

—¿Por qué?—preguntó finalmente—¿Por qué me hace ilusionarme por meses, me abandona y ahora me viene a dar su cartita de cuánto me quiere?.

—Tal vez este tiempo alejado le ayudó a darse cuenta que las quiere, que te quiere más de lo que se había imaginado —dijo Sonia.

—Es que no importa, mamá—dijo Marizza—Su descubrimiento literalmente ocurrió después de pasar días tratándome mal y diciéndome que yo lo quería atrapar, que básicamente estaba traumada con una familia, que él no se arriesgaría a eso conmigo y todo por su maldito empleo.

Sonia se acercó a Maritza y la abrazó.

—Cariño, vos conoces a Pablo como la palma de tu mano, sabes que ambos son muy impulsivos y chiquilines, sus actitudes pueden ser apresuradas y desmedidas aveces. Pablo tiene muchos problemas con los compromisos, quizá le daba miedo ser mala pareja.... no me digas que vos no haz tenido miedos —dijo Sonia.

—Claro que si, tuve dudas, tuve miedo, mucho miedo. Sentía que iba a ser asquerosamente mal madre, me sentí mal cuando Pablo y yo la vimos tratar de caminar por primera vez, sentía que eso no nos correspondía.—Contó

—Hijita mía, sé que esto no fue fácil, sé que ambos tenían miedo, pero todos manejamos las emociones de distintas maneras—mencionó—No te digo que lo perdones, sólo deberías hablarle y tratar de dejar las cosas en mejor término.

Marizza se lo pensó un instante, una parte de ella quería ir, hablarle, llevar a Cande a despedirse, hacer las cosas bien esta vez.


[...]

Pablo se encontraba terminando de armar la maleta para irse, muy en contra de todos lo que su mente, corazón y básicamente cada fibra de él lo pedía.

—Pablo, no lo hagas—dijo Mora, quien estaba de pie en la puerta de la habitación de su hijo.—Sabes que ese trabajo no te llena.

—Entonces que sugieres?—preguntó.—¿Quedarme acá a ver cómo todo se me escurre de las manos, como la mujer que amo se casa con otro?.

—No, pero quédate y conserva al menos una de las dos partes que te hacen feliz. Perdiste a Marizza, pero te queda Cande, ella te adora—le recordó—Si vos te alejas y ella sigue creciendo sin ti, llegará el momento en que deje de verte como un padre, serás sólo su tío o en un escenario peor un total desconocido. Hasta el momento ni Marizza ni Marcos se han opuesto a que formes parte de su vida, si te alejas será tu culpa perder el amor de Candela tambien.

La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora