Capitulo 69

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Luego de la partida de Pablo, Marizza seguía en la cocina tratando de calmar su llanto, ya que había alcanzado su quiebre con la discusión con el rubio.

—¿Marizza?—Escuchó a Marcos llamarla.

Ella volteó a verlo, tratando de ocultar las lágrimas que se trataban de escurrir por sus ojos, pero no logró contenerlas muy bien, porque una se escapó y corrió por su mejilla.

—Tranquila, Tranquila —dijo Marcos al tiempo que la abrazaba para contenerla.

—No quería que escucharas, y seguramente todos lo oyeron—dijo Marizza mientras refugiaba su cabeza en el pecho de Marcos.

—Escúchame, no pasa nada.—le dijo acariciando su espalda.—Si, se escuchó, no te lo puedo negar, pero me importa muy poco, créeme.

Marizza se separó de Marcos, pero aún mantuvo sus manos en la cintura del chicos. Le costaba mirarle a la cara, pero aún así lo logró.

—Vamos al cumpleaños de la nena—dijo Marizza.

Marcos tomó su mano para detenerla.

—¿Segura que quieres que me quede? —preguntó él.

—Por favor, acompáñame. —pidió ella—No creo poder afrontar todo esto, él me volvió a dejar con un desastre...

—Analiza donde me estás poniendo con esas palabras, por favor —dijo Marcos.

<<Tiene razón, queda como una segunda oposición, alguien que quieres aquí porque Pablo no quiere>> se dijo Marizza.

—Tienes razón, creo que debo dejarte...—Marizza se iba a alejar.

—Me quedaré contigo, pero acabando la fiesta hablaremos—dijo Marcos seriamente.

Ambos salieron tomados de la mano para hacerle frente a los invitados que estaban ahí afuera expectantes luego de el espectáculo que se había escuchado.

[...]

Pablo salió y caminó apresuradamente lo más lejos que pudo de la casa, no podía estar cerca y controlar sus ganas de volver ahí y llevarse a Marizza y Cande para el aeropuerto con él y alejarlas de Marcos.

<<No lo culpes a él de tus boludeces. Sos vos el que se volvió a alejar como cagón>>

Se odiaba bastante molesto por todo, molesto consigo mismo, molesto con sus miedos....

Necesitaba escuchar a sus amigos, necesitaba conectar de vuelta con quienes si confiaban y recuerdan cuando si tenía posibilidades.

[...]

Todos veían a los dos jóvenes con extrañeza, como esperando que el espectáculo continuara o que Marcos botara todo y saliera tan dramática y abruptamente como hizo Pablo, pero no fue así. Él se mantuvo junto a Marizza, sosteniendo a Cande cada que ella lo pedía.

—Vamos a cantarle mañanitas a Cande y luego se van, ¿Estamos? —dijo Sonia.

—Es la fiesta más rápida de todas —comentó Laura.

—Anda che, si no te gusta, ándate de una vez. —dijo Marcos—Ya estuviste comiendo los previos al pastel, ya viste el altercado.

Marizza se sorprendió, pero no dijo nada.

—Vos cállate, segundón—dijo Guido.—Ahora te haces el imponente, oímos todo, ya no dan imagen de perfección.

—Vos que te metes en esto?. Es algo personal, sólo nos compete a Marcos, Pablo y a mi, vos cerra el orto—dijo Marizza—Además, tu esposa lo único que hizo desde que conocía a Pablo fue decir que era lindo y que si se lo comía. Solo que él nunca le dió bola, que sino tendrías los cuernos más grandes que nada, es más me rayarías el techo.

La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora