Capitulo 92

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El tiempo pasaba y la pancita de Marizza crecía cada vez más, así como la emoción de la familia por conocer al nuevo o nueva integrante. Desde el día que revelaron el embarazo Sonia y Mora se la vivían con la chica, claro cuando está no tenía que avanzar en su música, ya que al parecer ese pequeño ser en su interior le funcionaba como inspiración a sus padres.

Marizza estaba avanzando bien en sus nuevas canciones, con ayuda de Pablo quién estaba retomando su habilidad para tocar la guitarra, ya que quería que sus hijos crecieran en un ambiente musical, como el que su padre nunca le dejó tener. Él estaba ayudando a Marizza con sus canciones, mientras ella hacía la letra el hacia la música, eran un muy buen equipo.

Las jornadas de trabajo de Pablo eran cada vez más duras, ya que quería adelantar trabajo antes de que Pilar diera a Luz, ya que cuando eso ocurriera Tomas iba a tomar unos días para estar con su familia. Aunque siendo un gran amigo y consiente de que no le gustaría que Pablo lo deje con todo a él solo cuando llegue el momento en que el oji-azul se convierta en Padre, decidió proponerle trabajar un poco más tarde para avanzar ambos en sus pendientes. Esto dejaba a ambos totalmente deshechos y cansados, con más sueño que ganas de iniciar un nuevo día.

Cada noche cuando el rubio salía del trabajo se le veía desganado, cansado, aveces hasta harto...

Bastaba con llegar a casa, abrir la puerta y ver a las personas que se encontraban allí esperándole, para que todo el estrés y cansancio valiesen la pena. Después de entrar sigilosamente por si la pequeña Cande dormía, dejó sus cosas en una mesita cerca de la entrada y avanzó a la sala.

Esa noche en particular al entrar encontró una imagen muy linda:

Las dos chicas de su vida sentada en el sofá, ambas con un plato en sus piernas, Cande comiendo Sandía, mientras que Marizza comía bananas con crema. Estaban viendo una película de dibujos animados.

—Veo que ambas siguen despiertas —comentó Pablo.

Marizza reaccionó rápidamente y quitó el plato de las piernas de Cande, Justo a tiempo para que la pequeña saltara del sofá y "corriera" hasta Pablo.

—¡Papá!—gritó alegremente la pequeña.

Pablo de agachó para poder levantarla en brazos.

—Hola Pequeña!—Saludó el rubio—Veo que hoy tienes mucha energía.

—Sip—dijo la pequeña Cande.

Pablo avanzó con la niña en brazos hasta el sofá, donde se sentó, dejando a la pequeña en su regazo.

—Hola mi amor—le saludo a Marizza, quién estaba aún medio acostada en el sofá con el plato de bananas a un lado.

Su pequeña pancita de ahora 4 meses estaba cada vez más pronunciada, lo que le parecía extremadamente tierno a Pablo.

La chica se enderezó un poco en su lugar y le dejó un pequeño beso en los labios a su pareja.

—Hola, ¿Cómo te fue en el trabajo? —dijo Marizza.

—Bien, es sólo que estos días están siendo pesados —Respondió Pablo. —¿Y a vos? ¿Estos nenes no te dan mucha guerra?.

—Cande es bastante tranquila, sólo me pide que le cante, ver películas—señaló la tv— o qué le cuente historias.—Se llevó las manos al vientre.—Y en cuanto a este de acá, está en su etapa "Dale mamá, acábate la nevera". Me dan muchos antojos y sueño, pero de ahí a más no da guerra.

—Claro, como todo buen Bustamante, tranquilo y sin guerras —dijo Pablo.

Marizza soltó una risita.

La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora