Capítulo 9

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El sonido de una alarma hizo que los sentidos de Marizza comenzarán a reaccionar de apoco. Lo primero que hizo fue buscar casi por impulso el celular, presionó un botón y la alarma se silencio.

Aún sin ser totalmente consciente se giró en la cama, en eso, su cuerpo estampó con algo parecido a un obstáculo.

<<¿Qué mierda dejé en mi cama?... Esperen.... ¿A que hora me dormí?, ¿Cuándo me salí de la casa de Pablo?.... ¡Ay mierda!>>

En ese momento, reaccionó. Se sobresalto y de un brinco, un poco brusco, se sentó en la cama. Al hacer esto, notó que, en efecto, estaba en la cama de Pablo, con Pablo acostado del otro lado...

... Y una muralla de almohadas entre ellos.

Marizza se dió a la tarea de derribar la muralla que, seguramente, su amigo había edificado.

—Pablo...—llamó al chico. Este no respondió ni se movió—Pablito...—volvió a llamar, pero ahora moviendo un poco al chico.

—¿Hmmm?—fue lo único que salió de boca del rubio.

—Me estalla la cabeza —dijo.

Marizza se puso de pie, fue al botiquín del baño por pastillas efercevecentes y luego a la cocina por agua. Volvió a la habitación, se acostó de vuelta en la cama, se tomó una pastilla y luego le ofreció a Pablo.

—Dale, tómate esto—dijo ofreciendo la otra pastilla y el vaso con agua. —Estarás igual de cagado que yo.

Pablo se sentó , aún con una expresión no del todo normal en el rostro, se veía que, si estaba igual de mal que Marizza, aún así tomó lo que ella le ofrecía.

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Una vez que pasó un rato y ambos se compusieron un poco de la farra de la noche previa... Las preguntas comenzaron.

—Che, ¿Qué pasó anoche?—preguntó Marizza.

Trató de hacer memoria, pero sólo recordaba estar tomando unas copas con Pablo.

—¿Dormí con vos? —su voz y expresión eran de sorpresa y miedo.

—Se podria decir —respondió Pablo. —Dormiste en mi casa, en mi cama, conmigo. Mirá, vos te dormiste mientras bebiamos en la sala. Y a mi me dió no se que el despertate y mandarte toda borracha en un remís. Así que te traje a mi cuarto y para que no pensaras mal al despertar, hice un fuerte de almoahas que nos separara.

Marizza sonrió.

—Gracias, Pablo—dijo honestamente.—y de verdad lamento haber invadido tu espacio.  Yo sé lo mucho que odias que una chica se quede acá a pasar la noche.

Marizza se estiró por su móvil y lo prendió.

—Tranquila, contigo y con Mia no hay problema, ustedes tienen inmunidad diplomática , porque no he tenido sexo con ninguna, sólo le prohibo a las chicas con las que pasó la noche, porque luego se quieren hasta instalar...

En eso el celular de Marizza sonó.

<< —Aló?
—¡Mi ciela, qué bueno que respondes! ¡Nos tenés con una preocupación bárbara!
—¿A quienes?
—¿Cómo a quiénes? A Franco, Mia, Manuel y a Mi, ¿te parece poco?. Hace rato los chicos llegaron a la casa diciendo que habían ido por vos para llevarte a no se que... Pero que en tu casa no había nadie.
—¡Ay, dejen de hacerse la telenovela!, ¡Estoy bien!.
—¿Dónde estás mi ciela?.
—No te puedo decir. Sólo conformate con que estoy bien. >>>

Dicho eso, colgó.

—¿Qué quería Sonia? —preguntó Pablo.

—Nada, que Mia y Manu me fueron a buscar a mañana para no sé que y al no encontrarme ni ver desorden de que haya estado anoche, fueron a lo de Sonia y ahora ella me esta rompiendo las pelotas. —dijo Marizza.

—Dale.... —Pablo tenía otra duda—¿Y a que se debió ese "No te puedo decir. Sólo conformate con saber que estoy bien?.

Vos sabes que Mi vieja, Franco, Mia y Manu re flashean que vos y yo tengamos algo o según mi vieja "Volvamos" a tener algo. Imagínate la que se arma si le decía: Fijate que anoche me quedé tomando unas copas con el muñequito de plástico y hoy me amaneció en su cama". —ejemplificó.— En 2 horas ya nos tenían: Fecha de boda, destino de luna de miel y hasta el jodido nombre de los pendejos que tengamos.

Pablo lo pensó un momento.

—Bueno, en eso tenés razón. No sé porque nos flashean juntos. Si vos y yo tenemos gustos diferentes a lo que es cada uno.
A vos te gustan los morochos o castaños con ojos re lindos, ¿no?—Pablo recordó lo que le había dicho la boche anterior su amiga.

—Decime que no le tiré mil flores al potro del chico de la tienda—pidió Marizza.

Pablo la miró con una cara que decía: "Pues...".

—¿De verdad? Ush, no puede ser!.

—Para, yo no diré nada. Ni de que le tiraste mil flores ayer ni de como me besaste...

Marizza tenía una cara de asustada que no podía con ella.

—No me jodas, ¿Te besé? —preguntó.

—Ajam, y me dijiste su nombre— aseguró Pablo.

Marizza le golpeo el brazo.

—Ya casi caía, pero.... Yo no sé como se llama el chico lindo.

—Pablo Bustamante, mucho gusto —dijo el chico jodiendo.

—El otro chico lindo—dijo riendo.—el de la tienda —aclaró.

—Ohhh, bueno, así ya es más claro.

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Luego de un rato de jodas por parte de Pablo y que con una carita de nena, Marizza consiguiera que él hiciera el desayuno.

Ella se fue...

Dejando al chico nuevamente sólo en ese departamento....
























La Vida Como La Conocemos(Pablizza).       [SIN EDITAR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora