1| La maldad en su mirada

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Pasaron catorce años y la niña creció dotada de toda gracia y belleza tal y como Abraxas Malfoy habia determinado, pero también llena de odio y temida por cualquiera que la enfrentará, sus ojos platas estaban posados sobre la serpiente de nombre N...

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Pasaron catorce años y la niña creció dotada de toda gracia y belleza tal y como Abraxas Malfoy habia determinado, pero también llena de odio y temida por cualquiera que la enfrentará, sus ojos platas estaban posados sobre la serpiente de nombre Nagini que serpenteaba de un lado a otro mientras que los gatos de su madre se abrazaban a ella y la mordian.

Increíblemente el animal no les hacia nada a los gatos, la joven rubia tomo su varita y señalo al gato negro que mordía la cola de la serpiente.

-¿Que estás haciendo?

La voz de su padre hizo que la joven dejara de apuntar al gato y guardará su varita en el bolsillo de su pantalón negro.

-Nada padre- contesto.

Draco Malfoy alzo una ceja y miro hacia Nagini rodeada de los gatos de la casa, luego regreso sus ojos platas a su hija quien miraba fijamente a los animales.

-Vamos, tu madre nos has de estar esperando- hablo el hombre.

La joven miro por una última vez a los animales y siguió a su padre por los pasillos oscuros de la mansión, el hombre abrió la puerta y dejo pasar primero a su hija, los ojos platas de la joven se poso en su familia quienes ya se encontraban cenando.

-¿Por qué tardaron tanto?- pregunto Hermione mirando a los recién llegados.

-Un contratiempo- contesto Draco colocándose en la cabecera de la gran mesa larga- Nada de que preocuparse.

La joven rubia se colocó detrás de su hermano Scorpius quien al mirarla alzo una ceja.

-Muevete- ordeno la chica.

-No, yo llegue primero, toma otro asiento.

La chica lo miro por algunos segundos, luego, tomo el cuchillo que reposaba en la mesa y lo clavo frente a Scorpius sobresaltandolo.

-¡Dame mi lugar Scorpius o la próxima vez clavare el cuchillo en ti!

Lucius Malfoy miro a su nieta y observo como sus ojos platas comenzaban a brillar con intensidad debido a su enojo, Narcissa intento tomar el brazo de la chica para tranquilizarla pero está lo aparto.

-¡No! Busca otro maldito lugar, hay cincuenta lugares en esta mesa.

La rubia lo miro por algunos segundos y le sonrio, comenzó a alejarse de él y le dió la vuelta a la gran mesa larga hasta quedar frente a el, tomo el asiento desocupado y sus ojos se posaron en su hermano. Luego saco de su bolsillo a Puffy, un animal fantástico de su hermano Scorpius que había comprado en el callejón Diagon, era de forma circular y tenía una patas muy cortas siendo muy divertido al verlo correr, sus ojos eran muy grandes y era muy adorable.

-¡No, Puffy!- exclamó Scorpius mirando a su pequeña mascota, el ser mágico miraba a la chica con agrado- ¡Lucifer, por favor!

-Mueve tu trasero albino de mi silla o desinfló a Puffy- señaló al animal con al cuchillo.

El joven rubio se levantó de la silla y señalo a su mano.

-Dame a  Puffy-

Lucifer sonrió y miro al animal entre sus manos mientras sus patas cortas se movían en el aire para poder correr.

Lo dejo caer en el piso y se levantó de la silla para tomar su lugar

-¡No, Puffy! ¡Ven aquí!...¡AL FUEGO NO!- hablo con desesperación Scorpius corriendo detrás de su pequeña mascota.

Draco quito sus ojos de su hijo para posarlos en la otra.

-Lu, te prohibido que vuelvas hacer algo así.

-Y yo le prohibo a Scorpius que tome mi lugar, de lo contrario aplastare a Puffy entre mis manos hasta que deje respirar y sus ojos exploten de la presión- contesto la joven sin dejar de sonreir- De el depende que su animal redondo siga con vida- señaló a Puffy con el cuchillo.

Serpens miro a su hermana de reojo, sus ojos eran platas como el de todos sin embargo, sentía maldad en su mirada.

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