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Marzo, 26


La luz del sol que entraba por los ventanales y daba exactamente en mi cara me despertó, suelto un bostezo giro mi cabeza a un lado encontrándome con el rostro de Mía aún dormido. Sus piernas descansaban sobre mi abdomen y uno de sus brazos reposaba descuidadamente en el rostro de Tristán, que ni idea de cuando se pasó a la cama.

Mía dormía igual de mal que su padre, se pasaba toda la noche moviéndose de un lado a otro, subiendo y bajando de encima de mí, pegandose como figuritas de cuadernos a mí. Era molesto, pero me encantaba dormir con ella, de alguna forma con ella siempre me sentía cerca de él.

Suelto un suspiro y quito sus piernas de mi abdomen para poder levantarme y cuando lo hago me quedo mirando la cama unos segundos. Dormimos los tres juntos y hubiera dado todo lo que tengo y lo que no porqué el hombre en mi cama fuera mi bestia.

Retiro el pensamiento y miro el reloj digital en mi mesita; seis y diez, si no me apresuró Mía llegará tarde al colegio y yo tardísimo a Fashion Luce. Volví a inclinarme sobre la cama y empecé a mover delicadamente el cuerpo de la niña para que despertase.

Sus cielos me miraron y no pude evitar sonreír, le dije que era hora de ir al colegio y asintió no muy convencida, cuando la tomé en mis brazos volvió a recostar su cabeza en mi hombro, pero al darse cuenta de la tercera persona en mi cama se levantó abruptamente y me miro a mí y luego a él con el ceño fruncido.

—¿Por qué Tristán está durmiendo con nosotras?— pregunta con la voz adormilada pero lo suficientemente alto para que Tris empiece a removerse.

—Es que su casa...— intenté buscar una buena excusa mientras me abría paso entre los peluches tirados en el suelo de mi habitación.— su casa se inundó — una excusa tonta, pero ella abrió los ojos y puso cara de desgracia tragándose todas las mentiras de su madre.— y ya sabes— seguí— sus camas se mojaron y como nosotras somos sus amigas tenemos que darle alojo— claro, como sí él no fuera dueño de los hoteles más prestigiosos de la ciudad.

—¿Y por qué no durmió en las habitaciones que están vacías?— pregunto de manera preocupada sintiendo lastima por lo que le sucedió a nuestro querido amigo Tristán.

—Porque...— por unos momentos no supe que decir y me quede callada unos segundos mientras entraba a su habitación y iba directo a su baño.— es que estaba triste y asustado por lo que sucedió y no quería estar solo.


Eso pareció convencerla y después de hacer un puchero triste por Tristán, nos dispusimos a arreglarnos. La duche, la vestí con su uniforme peine su cabello y lo dejé suelto, puse un lazo blanco en su cabeza y lista. Luego fué mi turno y la velocidad de la luz me preparé, Tristán ya estaba listo cuando entre nuevamente a mi habitación, por lo qué después de preparar un bolso de viaje pequeño con algunos cambio y todo lo necesario para regresar a la ciudad después que terminara mi trabajo en Fashion Luce, los tres salimos rumbo al colegio de mi hija.


Hablé con Amelie quien cuidaría a mi bebé hasta mañana en la tarde, le dejé acceso al apartamento para que viniera siempre que la niña necesitara cualquier cosa, y después de agradecerle y despedirme me fuí con Tristán en uno de sus Jet a Los Ángeles, casi dos horas después aterrizamos y entonce fué el momento de despedirnos. Él se regresaría con sus hijos a Seattle esa misma tarde, en cambio yo no me iría hasta la tarde del día siguiente.

Mil pedazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora