23

16.7K 1.1K 856
                                    

Abril, 14

No había vuelto a dirigirle la palabra, después de lo sucedido con Violet, me fuí a mi habitación y ni idea de lo que hizo él después. Hoy en la mañana desayunamos los tres juntos, pero en la mesa la única que habló fué Mía, quién ni si quiera se dió cuenta del ambiente pesado que había entre su padre y yo.

Casi no lo ví después de eso, y la verdad era que no quería hacerlo, sentía una enorme ira hacia él.

Suelto un suspiro y salgo de la casa, son quizás las nueve o diez de la noche, hace un par de horas que él y nuestra hija se fueron a dormir. Yo también intenté descansar pero estuve alrededor de dos horas moviendome de un lado a otro sin poder concebir el sueño, es por ello que decidí salir por aire fresco y ahora estoy llegando a la piscina.

Me acerco a una de las tumbona y tomo una toalla perfectamente doblada sobre ella, extiendo la toalla en el piso, muy cerca de la orilla de la piscina y ahí me siento, con las piernas cruzadas y la vista fija en el agua quieta.

Los seis guardias que cuidan el patio trasero están en sus lugares, pude verlos de camino aquí. Parecen sombras, no hacen más que pasearse silenciosamente de un lugar a otro para inspeccionar que todo esté en orden.

Suelto otro suspiro al darme cuenta que por más que quiera no puedo liberarme de esa imagen, no puedo olvidarlo, y ¡Maldición! Duele, más que otra cosa, más que rabia, lo que me produce es dolor, es decir; yo sabía, tenía muy claro que se había cogido no sólo a Violet síno a muchas otras más, pero ¡Carajo! De saberlo a verlo con mis propios ojos era... Era jodido.

Esa imagen sólo me confundía más, me frustraba. Mía había dicho qué él le dijo que me quería ¿Pero entonces que carajos pasaba? ¿En serio me quiere o sólo está acostumbrado a mí? Quizás sólo le produzco deseo y eso lo confunde, quizás lo de nosotros nunca fué realmente amor.

¿Por qué carajos me afecta tanto? ¿Por qué simplemente no lo dejo estar y dejo de reproducir esa imágen en mi cabeza una y otra vez?

A fin de cuentas, nosotros no estamos juntos, yo estoy en una relación, y sea lo que sea que él tiene con Violet, parece ser más serio que una simple chica a la que le habla cada vez que tiene ganas de follar, de lo contrario ¿Por qué estaría tan interasada? ¿Por qué viene siempre que puede? Quizás antes de que nosotras llegáramos aquí él se comportaba con ella igual que lo hacía conmigo, y sí la echa de casa en nuestra presencia es porqué simplemente no quiere incomodar a su hija.

Pero... Pero ¡Maldición! ¡Es mío! ¡Es mi maldito esposo! ¡El maldito padre de mi hija! ¡Mío! Es mi amor... Mi bestia, y me duele, me quema el pecho saber que para él puedo ser reemplazable, en cambio yo a él no pude reemplazarlo jamás, ni siquiera con Tris pude ser tan feliz como con él, pese a que Tristán era el hombre con el que soñaba compartir mi vida cuando era una adolescente; era tierno, comprensivo, gentil, cariñoso, amable y muchas cosas más, y aún así con él jamás pude sentirme como con ese maldito.

Siento mis ojos cristalizarse y trago saliva con dificultad, me obligo a no llorar, a mantener las lágrimas a raya. No voy a llorar por esa estupidez, por más que duela no lo haré, me niego a soltar una lágrima más por Damián, ya he llorado suficiente por él. Que se joda y qué lo haga junto a su maldita Violet.

Yo por otro lado terminaré de dirigir que lo que pasó entre nosotros está muerto, que ya no nos amamos, qué sólo vivimos para pelear e insultarnos, las veces que nuestra hija no está con nosotros. Sólo queda ponerle fin a esto, divorciarnos y aceptar que de verdad lo único que nos une a nosotros dos es la pequeña Mía.

Mil pedazos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora