Cap.2 "Buenas noches, Ex".

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Salí de la ducha para dirigirme a mi habitación y ponerme ropa limpia. Pero por supuesto que lo primero que hice fue tomar mi celular luego de que sonó. Sonreí al ver que se trataba de él.

"¿Despierta?", preguntó creyendo que tal vez me había dormido porque no le contesté luego de decirle que me iba a acostar.

"Saliendo de la ducha", contesté pensando si era una buena idea llevar la conversación por allí pero que más daba. Ya lo conocía, sabía lo que iba a contestar.

"Me gustaría estar ahí ;)". Si, esa es la respuesta que sabía que tendría. Revoleé los ojos, dándome cuenta que lo conocía más de lo que creía.

Esta última semana nos habíamos acercado aún más que antes. Una noche nos pusimos algo sentimentales y ambos empezamos a decir cómo nos sentíamos con la ausencia de un padre en la casa. Él solo dijo que no lo extrañaba para nada y que era mejor tenerlo lejos que cerca pero yo me animé a decirle que a veces me gustaría que ellos siguieran juntos y tener la familia tipo, pero la vida no era así de sencilla.

Respecto a su persona, aún no sabía su nombre pero no me molestaba. Porque me había acostumbrado a decirle "extraño" y así fue como lo agendé, quitando por fin ese ridículo corazón. Pero la razón para no enfadarme era porque no cambiaba nada para mí saber cómo se llamaba, pues el chico detrás del teléfono era el mismo, no importaba cómo se llamara.

Fue hace casi dos semanas que se animó a enviarme una fotografía. Por supuesto, la observé de un lado al otro, sin saltearme ni un mínimo detalle.

Una foto totalmente casual, de sus piernas cruzadas mirando una pequeña televisión en un mueble de madera algo rústico. Tenía unos jeans negros y pude jurar que eran los mismos que en esa fiesta meses atrás y zapatillas grises. Las sabanas eran azul marino y había una manta de colores en el borde de la cama. Las paredes del cuarto eran celestes y me pregunté si era su habitación.

Entonces yo le envié una de mis dos zapatillas negras, apoyadas en el fierro de la silla del trabajo, mostrando dos dedos. Desde entonces, nos enviamos muchas fotos. De lo que comemos, lo que estamos haciendo e incluso de cosas que en algún momento fueron tema de conversación.

Me había dicho que le encantaban las avellanas, pero honestamente no recuerdo cómo llegamos a eso. Un día salía del trabajo y frente al mercado, un camión descargaba unas cuantas bolsas para la pastelería de al lado. Le tomé una fotografía y se la envié, gozándole lo que tenía en frente.

"Ya quisieras ;)" le envié cuando tomé mi ropa limpia y un pijama para dormir. Me lo coloqué y me metí debajo de las sabanas, lista para dormir.

Mamá ya estaba durmiendo y yo también debía. Tenía que entrar a trabajar a las 9 de la mañana del día siguiente y ya eran más de las doce y media. Mi teléfono vibró apenas lo tomé.

"Oye, ¿quieres ver algo?" preguntó y mis dedos no se movieron.

Él jamás me preguntaba eso, simplemente enviaba una fotografía y ya, con algún comentario como "estoy comiendo esto" o "mira, esa chica en la tele es la que te gusta cómo actúa" o cosas así.

"A ver..." tecleé con miedo y lo envié.

Ya estaba acostumbrada a que el tilde se volviera azul cuando hablábamos. Al parecer, no solía usar el celular más que para chatear conmigo.

De repente, una fotografía apareció en mi chat. Su cuerpo tenía un pantalón pijama, recostado sobre una cama. Quise observar todo pero mi vista se fue hacia su abdomen desnudo y a su mano que sostenía la máscara de V de venganza. Sonreí al darme cuenta de la referencia y aproveché que nadie me veía para observar su abdomen.

Los chicos de Terralta (Parte I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora