Mi corazón comenzó a latir como loco cuando abrí la puerta de mi cuarto el sábado al mediodía. Solo pude ver una maraña de cabello rubio y por cómo sus hombros se movían, deduje que estaba llorando.
—¿Tiara? ¿Qué sucede? —pregunté sin entender que le pasaba.
Ella no había ido a desayunar al comedor como todos los días, lo cual se me hizo extraño porque dijo que no se iría a dormir tarde luego de salir con los padres de Austin.
—Tiara, ¿que mierda... —comencé pero me interrumpió subiendo la cabeza.
—Dijeron que no era buena idea —respondió. Tenía el rostro lleno de lágrimas y podía ver los hilos de saliva entre sus labios.
—¿Qué? —pregunté abriendo los ojos. Le entendí y sabía a que se estaba refiriendo.
—Dijeron que no es buena idea que Austin esté con una chica de clase media que baila casi desnuda para tener dinero —explicó y volvió a llorar tirándose sobre mi en un abrazo.
Abrí la boca sin poder creer que los padres de Austin dijeran eso. Pero él no podía estar de acuerdo con eso. Él sabía que Tiara bailaba en Terralta, la había visto millones de veces y no tenía problema con eso.
—Pero Austin... —balbuceé mientras la oía llorando en mi hombro, cubierto de su cabello.
—Él no lo sabe, sus padres me encontraron esta mañana en el campus —agregó para secarse las lágrimas—. Me pidieron que no le dijera nada.
Mi tristeza por ella desapareció y la furia dominó en mi. Apreté mis puños totalmente enojada y seguro mi rostro estaba contraído.
—¿Y no vas a decirle? —espeté enojada pero no con ella.
—No —respondió negando con la cabeza.
—¡Tiara! —le reproché—. ¡Es horrible lo que están haciendo!
—Ya no importa —continuó llorando mientras yo salía de mi cuarto y cerraba la puerta—. ¿A donde vas? —preguntó al ver que me alejaba de ella.
—A hablar con Austin —le respondí obvia.
—No Skyler, sus padres fueron muy claros en que...
—¿Te estás escuchando lo que te estas callando? —le pregunté seria y bajó la cabeza, como si supiese que tenía razón—. ¿Donde está Austin? —le pregunté.
—Estaba con Blas la última vez que lo vi —respondió cabizbaja.
Tomé su brazo y nos metí dentro del elevador para apretar el botón que nos llevaría hasta el último piso. Solo podía oír sus sollozos dentro del ascensor.
—Escucha, lamento lo que está pasando. Se que estabas muy ilusionada. Pero es una decisión que Austin tiene que tomar y tienes que saber lo que él piensa al respecto, sus padres no pueden decirte algo así y pedirte que lo guardes en secreto.
—Lo sé —admitió cuando me acerqué para darle un abrazo más tranquilo que el primero—, gracias.
Le di una sonrisa cuando estuvimos frente a la puerta de la suite Rinaldi.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Dla nastolatkówSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...