Me levanté rápidamente de la silla y el chirrido que la madera provocó, hizo que los tórtolos se separaran a mirarme, asustados de mi arrebato. Eagle tomó mi brazo porque casi tropiezo con los tacones de la prisa que tenía. Mi corazón comenzó a latir con fuerza de un segundo a otro mientras quería tener el poder de transportarme al otro lado del salón en un segundo. Los tres me miraban sin entender qué me sucedía de pronto.
—Lo siento. Yo... Ahora vuelvo. Solo será un segundo —me disculpé como si estuviese dejando plantada a la reina de tomar té. Me miraron con la misma cara de confusión mientras me alejaba de la mesa hacia la barra.
Damek dijo algo que hizo que Helen y Dallas se rieran pero eso solo aumentó mis ganas de estar allí aún más pronto. Él me vio primero, ya que los dos estaban de espaldas sentados en los taburetes.
—Damek —dije cuando llegué allí. Helen se volteó sonriéndome y Dallas me miraba sin entender por qué había aparecido allí justo cuando Damek lo hizo.
—Hola Skyler. —Su voz y su rostro no estaba disimulando ni un poco que quería arrancarme la ropa en ese segundo pero no seguí su juego porque no quería que Helen se enterara.
—Damek nos contaba de las chicas con las que se acostó este último mes —me contó Helen riéndose un poco.
Fruncí el ceño sin entender cómo habían llegado tan rápido a ese tema de conversación si no hacía ni un minuto que él estaba allí.
—Vaya, que rápido que entras en confianza —le espeté con una sonrisa falsa, intentando disimular que me molestaba que intentara fastidiarme.
—Si, tú deberías saber de eso —comentó y bebió de su botella.
Abrí un poco mis ojos, queriendo tirarme sobre él para darle un golpe. Pero la sonrisa ladeada que veía a través del pico de la botella me hacía querer besarlo en vez de matarlo. Sabía que estaba haciendo la maldita sonrisa Rinaldi detrás de ese vidrio. Helen y Dallas me miraron sin entender ese último comentario pero no iba a dar explicaciones.
—Se los robo unos segundos, permiso —dije a ambos, tomando su brazo para arrastrarlo lejos. Pude ver la sonrisa en el rostro de Helen y supe que ya no podía ocultarle que algo sucedía con él. —¿Pero qué mierda crees que haces? —pregunté indignada.
—Tomando una cerveza —respondió simple, levantándola en alto. Cerré los ojos, tomando aire e intentando que mis emociones no controlaran mi fuerza.
—Me refiero a que le estabas por decir a mi mejor amiga que estuvimos juntos —expliqué con los ojos prendidos fuego. Pero el señor solo se rio.
—Tranquila, no iba a decírselo —dijo con mucha tranquilidad.
—Solo te encanta molestarme, ¿verdad? —pregunté entendiendo todo.
—Sí, así es. Resulta que no solo te ves linda cuando te asustas, sino también te ves sexy cuando te enfadas —agregó acercando su rostro al mío pero me alejé.
—Damek, prometiste no decirle a nadie —aclaré y lo vi asentir con la cabeza, un poco más serio que antes.
—Vamos Skyler, solo estaba jugando. Confía en mí, ¿si? —Volvió a acercarse y esta vez lo dejé.
—No lo sé aún —mentí. No, por supuesto que no confiaba en él. Pero si eso me servía para que acercara su cuerpo al mío, iba a decirle lo que quería oír.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Dla nastolatkówSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...