Tiara, Eagle y yo caminamos entre la multitud de gente que se dirigía hacia Terralta. Era el día libre de mi amiga así que no tendría que salir a escena, por lo que ya me había dicho que se emborracharía sin problema. Eagle por otro lado, prometió llevarla hasta su cuarto cuando no supiera cuantos dedos tenía en la mano.
Cinco minutos más tarde, nos encontrábamos bailando en la planta baja. El lugar se encontraba repleto y me sentía algo sofocada pero ya me estaba acostumbrando a esa sensación cada vez que estaba en Terralta. Eagle fue por dos tragos cuando tuvo sed y nos dejó solas por unos segundos en los que Tiara se acercó a mí.
—Iremos a la terraza dentro de un rato —me comentó gritando sobre la música mientras mi ceño se fruncía.
—¿Qué? ¿Quienes? —pregunté sin entender por qué no me lo había dicho antes. Aunque mi cabeza ya tenía una respuesta a la pregunta que hice. Y no era una sola, eran varias respuestas.
—Los chicos de Terralta. —Si, lo sabía. —Dallas también irá y Austin me invitó —explicó mientras yo entendía cada vez menos.
—¿Y yo que tengo que... —me interrumpió.
—Me dijo que uno de ellos pidió verte allí —respondió sonriendo.
Mi rostro se contrajo en una mueca de extrañeza pero ella solo se encogió de hombros, sin saber quién había pedido eso. Austin no le debía haber dicho, sino Tiara me lo habría contado. Eagle llegó a nuestro lado y me entregó uno de los vasos.
¿Habría sido Eiden? ¿O Damek?
—Pero no tengo traje de baño, debiste decirme antes —le reproché algo molesta. Ella se rio y negó con la cabeza mientras Eagle la seguía.
—No tienes que usarlo, dentro un rato no te importará mojar ese vestido —finalizó para tomar mi mano y arrastrarme dentro de la masa de gente que bailaba sin parar.
Ambos sabían hacerme sentir cómoda entre ellos e incluso en Terralta, que solía ser un lugar donde me aterraba un poco estar. No solo por los nervios que cualquiera de mis jefes me causaran, sino porque cada vez que estaba allí, uno de ellos se acercaba a hablarme con intenciones que no sabía descifrar.
No supe cuantas horas pasaron pero después de un tiempo estábamos jugando dardos en el sector del casino. Es decir, ellos jugaban, yo simplemente los miraba mientras bebía de mi vaso sentada en un taburete.
—Dios, es tan difícil —se quejó Tiara cuando su dardo cayó al suelo.
—No lo es, solo apunta al blanco —dije como si en realidad no requiriera de puntería.
—Skyler, veo cinco blancos y todos se están moviendo. Es obvio que no puedo darle a ninguno —bromeó y ambos nos reímos de ella.
—Hola —saludó una voz que ya conocía.
Tragué la bebida que tenía en la boca para no escupirla porque eso me dejaría con un reputación terrible. Los tres volteamos para ver a Damek apoyándose en la barra a mi lado. Su camisa estaba un poco abierta y su cabello se veía arreglado a los bordes y algo revoltoso arriba. El trago casi vacío que tenía en la mano me hizo saber que llevaba rato aquí.
—Hola —saludé sonriéndole al ver que él también lo hizo.
—Austin quiere verte —le dijo directamente mirando a Tiara.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Genç KurguSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...