Cap.7 "Tu puedes decirme Damek".

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—Estás loca si crees que me voy a poner eso —dije observando el vestuario en sus manos.

Se trataba de un corsé negro con unas cuantas piedras en el borde del escote. Unas medias de red, unos tacones con los que seguro me rompería el cuello si me caía y un short que estaba segura quedaría diminuto al ponérmelo.

—Te lo suplico —repitió con su voz cansada—. No he conseguido otra chica para este trabajo y soy la encargada de esta area, no quiero molestar a Damek con estas tonterías —explicó.

Tiara me había pedido si podía reemplazar por esta noche a su compañera camarera que estaba enferma desde la mañana. Pero no sabía que tenía que vestirme como Betty Boop para entregar vasos de licores por las mesas cuando acepté.

—¿Prometes que mientras no estés en el escenario estarás conmigo? —pregunté apuntándola y ella asintió repetidas veces con la cabeza—. ¿Y qué si alguien quiere molestarme vendrás en mi rescate?

—Si, por supuesto. Te lo prometo —dijo rápidamente. Solté un suspiro alternando mi mirada entre ella y el exuberante vestuario. Qué ridícula iba a verme.

—Está bien —acepté por fin y ella se abalanzó sobre mí en un abrazo brusco—, pero solo será una noche.

—Las propinas son las mejores cuando viene de hombres ricos, Sky. En una noche puedes comprarte otro teléfono celular —comentó intentando animarme pero no funcionó.

—Si alguien intenta meter dinero en mi escote, voy a vaciar una botella en su cabeza —amenacé y la oí reírse sonoramente.

—Intentaré que no suceda. —Palabra clave: intentaré.

Siete horas más tarde, Tiara apareció en mi cuarto para acompañarme a Terralta, ya que según me dijo, las bailarina y el personal entraban por una puerta de servicio.

Los camerinos de Terralta eran tal como imaginarias los espejos de Broadway. Luces y sillas de cine con nombres en ellas. Tiara me cedió su silla donde enfrente habían muchos maquillajes.

—Comencemos con el cabello —me dijo peinando mi cabello mientras yo la miraba por el espejo, preguntándome si hice bien en aceptar estar allí.

Después de media hora, ella empezó a poner maquillaje en mi rostro. Movía esponjas y brochas de un lado al otro. Pegó pestañas en mis párpados y sopló un poco de purpurina en mis hombros.

—Ahora a vestirte —dijo por fin.

Abrí los ojos después de casi veinte minutos en los que luchó con las pestañas para encontrarme a otra persona en mi reflejo. Un delineado perfecto, labios color vino y un sombreado difuminado. El contorno formaba mi rostro y el iluminador resaltaba mis pómulos.

—Dios, parezco una prostituta —bromeé riéndome. Ella me empujó por el hombro y se rio conmigo. —Es chiste, me encanta. Eres una genio.

—Linda, si tu novio imaginario no aparece a verte luego de esto, tendrás que conseguir un novio en Terralta —comentó sonriéndome por el espejo.

Afilé mis ojos en ella. Tiara le decía "novio imaginario" al extraño porque yo jamás le había dicho quién era. ¿Pues cómo? Si yo tampoco sabía. Pero según ella, una sonrisa diferente aparecía en mi rostro cuando hablaba con él a cuando respondía mensajes de mamá o Helen.

—Vamos, a vestirte. En veinte minutos abren las puertas —dijo ella tirándome la percha con mi vestuario seleccionado para esta noche.

Ay Skyler, te metes en una peor que otra.

Los chicos de Terralta (Parte I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora