Oía muchas voces hablándose apresuradamente mientras sentía un pequeño dolor en la parte trasera de la cabeza. Pude distinguir la voz de Tiara y la de Eiden, pero el resto era casi imposible pues hablaban todos al mismo tiempo.
—Llamen a emergencias —dijo un chico. Una mano acomodó una de mis piernas que parecía colgar de un sillón pero no pude distinguir donde estaba recostada.
—¿Quieres que la ambulancia interrumpa justo ahora? —espetó alguien más.
—¡Podría tener una contusión, idiota! —respondió otro.
—¡Solo fue un desmayo! —gritó una voz que había oído poco.
Mis ojos se cerraron con fuerza, pues sus gritos no ayudaban a que el dolor se sintiera más leve. Aún podía oír la música a todo volumen, pero no estábamos allí. Estábamos en algún cuarto alejado y pequeño, pero aún así el suelo retumbaba un poco.
—¿Skyler? —pude oír la voz de Eagle cerca de mí y apreté lo que sea que tenía en mi mano. El resto siguió hablando al mismo tiempo. —Ey, cállense todos. Está despertando.
Todos hicieron silencio y pude oír la madera del suelo crujir. Abrí los ojos lenta y pesadamente para ver que había casi diez personas frente y sobre mi, observándome. Los cerré al instante, esperando que se alejaran de mí porque me faltaba un poco el aire.
—Sky, ¿estás bien? —No reconocí si fue Austin o Blas.
—Si —gemí algo adolorida, sin querer abrir los ojos para cerciorarme de quién estaba allí.
—¿Quieres que te ayudemos a sentarte? —preguntó Eagle y abrí un poco ojos.
La mano que sostenía la mía era de Tiara, que me miraba preocupada. Pues ella estuvo todo ese extraño rato conmigo y quizá, se sentía culpable por no tomarse en serio cuando le decía que algo malo sucedería.
—Si, por favor —pedí en un balbuceo débil.
Alguien detrás de mí me tomó en sus brazos y me ayudaron a sentarme en el pequeño sillón donde ya estaba desmayada. Noté que era Damek cuando me aferré a su cuello para no caerme.
Las luces de los espejos me cegaron un poco y agradecí que los cuerpos de algunos de ellos me bloquearan el resplandor. Observé hacia todos lados, intentando entender primero dónde estaba. Vi un par de percheros que brillaban mucho, maquillajes sobre los estantes y una alfombra en el centro del pequeño cuarto. Recordé que ya había estado allí, en los camerinos del escenario, la noche que me tocó ser mesera.
Lo segundo que tenía que entender era qué había sucedido conmigo. Pero cuando procesé lo último que recordaba haber visto, lo vi. En mi mente apareció su mascara. Su ropa negra. Sus mensajes y cómo desapareció de un segundo a otro.
No supe cuanto tiempo me quedé en silencio pensando todo eso pero agradecí que ninguno hablara. Todos permanecieron callados desde que se dieron cuenta que había despertado.
—¿Cómo llegué aquí? —pregunté girando mi cabeza hacia los lados, esperando que no doliera.
Tiara se removió en su lugar a mi lado y agradecí que fuese ella quien hablara, porque todos los chicos presentes parecían muy alterados.
—Cuando te desmayaste, quería ir por ayuda a buscar a Austin y Dallas, pero no quería dejarte sola. Blas apareció de un segundo a otro y se quedó contigo mientras fui por los chicos. —¿Blas apareció al segundo? Que oportuno.
Blas acercó un vaso de agua a mi boca y lo acepté sedienta. Me lo bebí de un sorbo mientras Tiara continuaba hablando.
—Cuando volvimos al último piso, Argus estaba allí con Damek. Debíamos recostarte en algún lado así que sugerí entrar aquí. Eiden te empezó a buscar al instante y comenzó a llamarlos al ver que no estábamos por ningún lado. Y así fue como todos terminamos aquí.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Teen FictionSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...