Tiara empujaba mi espalda mientras yo me movía como pez fuera del agua. La tarde del martes había caído sobre Rinaldi y el sol casi se estaba yendo cuando terminamos de beber jugo de naranja al lado de la piscina. Todo muy normal, hasta que ella tuvo una idea terrible. No supe cómo fue que logró hacerme levantar de la silla, pero estábamos a pocos metros de llegar a la entrada del edificio.
—Tiara, deja de empujarme —le pedí mientras sentía que ella tenía más fuerza que yo para moverme por el campus.
—Si no lo hago, no irás —me reclamó.
—Es una terrible idea —dije moviendo mis brazos y logrando que ella detuviera su caminata y por ende la mía—. Tiara, no puedo entrar en su cuarto y besarlo así como así —le expliqué bajando la voz por si alguien nos oía.
—Ya sé te ocurrirá alguna excusa, eres ingeniosa —me ignoró para volver a caminar pero tiré de mi brazo, negándome.
—¿Y qué voy a decirle? "¿Me dejas probar a qué sabe tu lengua?" —pregunté totalmente sarcástica.
—Es el único al que no has besado. ¿Y si los mágicos fuegos artificiales aparecen cuando lo beses? ¿Si vuelves a sentir algo de lo que sucedió esa noche? —inquirió.
—¿Y si no? Echaré todo por la borda por un estúpido intento. Te juro que Argus no se lo va a tomar como el resto de ellos —intenté hacerla entrar en razón, pero ella por alguna razón creía que yo podía moverle el suelo a cualquier chico en Rinaldi y no era así.
—Por favor, yo misma los vi coqueteando esa noche que Helen estaba en Terralta —agregó y abrí los ojos sorprendida, creyendo que estaba ebria como para recordar eso.
—No estábamos... Solo olvídalo, no voy a hacer tal cosa —me planté firme en mi lugar.
Una parte de mi creía que el extraño no era parte de Rinaldi, que en realidad yo sola me estaba creyendo que ya lo conocía. Pero Tiara seguía aferrada a la idea de que era uno de los hermanos DeLuca. Y aunque esa idea me ponía los nervios de punta, yo también quería desenmascararlo de una vez.
—Oye, tengo una idea —dijo sonriendo.
—Si es tan brillante como la última, no quiero oírla —la interrumpí antes de que comenzara a hablar y la vi revolear los ojos.
—Y si en vez de besarlo, haces que él te bese a ti —agregó mirándome fijamente.
Procesé sus palabras unos segundos, analizando si era una buena idea o no. Pero en realidad, no tenía otra opción. Mi cabeza tenía ciertas fechas y datos innecesarios anotados, y nada más. El resto era una maraña de recuerdos e información dando vueltas.
—No creo poder lograr eso, Argus no está interesado en mi —agregué levantando las cejas, recordándole a Tiara la tal Mikeyla. Si, también le había contado de esos mensajes.
—Cierto, hay que eliminar a esa perra —susurró y fruncí mi ceño, sin querer saber qué pasaba por su mente.
—No vamos a... Escucha, lo intentaré, ¿sí? —La vi aplaudir varias veces y sonreír, feliz de que aceptara su idea. —No me tengo fe pero lo intentaré porque en serio no me queda de otra.
—Luego me cuentas que tal te fue —finalizó y me guiñó un ojo para entrar en el edificio, dejándome allí.
Me tomé la cabeza con las manos, creyendo que estaba loca por seguir sus ideas. Cada tanto creía que el extraño sabía que yo lo estaba buscando, sabía que yo creía que estaba en Rinaldi y se burlaba de mi. Imaginaba que podía verme, detrás de los árboles o de los establecimientos del campus, mientras yo indagaba su persona.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Fiksi RemajaSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...