Cuando se hizo de día, los hermanos DeLuca me dijeron que volviera a Rinaldi, que ellos se quedarían con Argus hasta que le dieran el alta. Accedí solamente porque él dijo que al volver, quería encontrarme allí.
A Tiara la llamé a penas pisé Rinaldi y no podía creer nada de todo lo que le contaba. Desde la noticia de Blas, el accidente de Argus, las llamadas de Layla, mi confesión de amor y la aparición sorpresa de Marco. Estuvo casi media hora con la boca abierta escuchándome. Pero cuando le di un solo segundo de silencio, no pudo evitar chillar de la emoción al saber que le había dicho la verdad a Argus.
—Al fin le dijiste la verdad, no lo puedo creer —dijo mientras bebía de su refresco.
—Yo tampoco —agregué negando con la cabeza, sintiendo que nunca llegaría el momento de contarle todo a Tiara—. Pero no sabes lo que sentí cuando lo vi.
—¿Y él que te dijo? —preguntó moviendo las manos frente a mí.
—Pues nada, Tiara. No podía hablar, aunque yo también le pedí que no dijera nada —hice una pausa de unos segundos— Pero luego...
—Pero luego... —insistió, sonriendo como el gato de Cheshire.
—Luego dijo que me amaba también —confesé, sin poder evitar una sonrisa en mi rostro. Tiara volvió a festejar y me asusté del alarido que pegó en medio del comedor. Para mi suerte, nadie volteó a vernos.
—Yo sabía que ustedes no podían estar separados —se rio alegre.
—Pero eso no significa que vamos a estar juntos —corté su nube de amor para verla mirarme mal al instante.
—¿Cómo que no? Tú lo amas y él te ama. ¿Cómo es que...
—Aún no sé que sucede con Layla —susurré, revolviendo mi café con leche. Tiara ladeó la cabeza, mirándome como si tuviese problemas mentales.
—Skyler, Argus te dijo que te ama. ¿Acaso viste a Layla allí con él? No. —Abrí la boca para decir algo pero ella volvió a hablar. —¿Él pidió a sus hermanos que le avisaran? No.
—No. Pero ellos hablaron el día anterior al accidente. Por eso ella lo estaba llamando tan insistentemente —expliqué y ella apretó los labios.
—Esto aclara absolutamente todo lo que oíste en la Suite. Cuando Argus y Damek hablaban. Argus quería decirle a Layla que su relación no le servía y que quería estar contigo.
—No lo sé, Tia. No estoy segura de eso —intervine negando con la cabeza y la vi revolear los ojos.
—No puedes ser tan terca —se quejó con una mueca de desgano.
Una hora más tarde, caminábamos por el campus, intentando distraerme de mis propios pensamientos. Cuando Tiara me apretó el brazo y la miré.
—Dime que tú ves lo mismo que yo —dijo levantándose los lentes de sol.
Observé en su dirección para notar a Layla, con su cabello perfecto y su bolso de miles de dólares. Un vestido rosa que yo jamás usaría y tacones que probablemente me harían romper el cuello. Caminaba por el camino de rocas de Rinaldi hacia la acera mientras la seguía un botones, con dos maletas gigantes.
Tiara y yo nos miramos, probablemente pensando en lo mismo: ¿se va?
Él le abrió la puerta y ella se subió al auto gris. Metió las maletas en la cajuela para subirse en el piloto del auto. En unos pocos segundos, el auto arrancó y desapareció de nuestras vistas por la calle.
—Layla se fue de Rinaldi. Otra prueba que tienes para saber que lo que te digo, es verdad —agregó y la miré de lado, dudando su teoría.
Como sabía, no vi a Argus ese día, y no estaba molesta para nada. Suponía que apenas llegó a Rinaldi, se recostó en su propia cama para descansar. Y no era que no quería verlo, por supuesto que quería, pero no quería molestarlo. Debía dolerle el cuerpo y probablemente quería estar solo algún tiempo. Esperaba que él me buscara cuando quisiera verme.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Fiksi RemajaSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...