—Vamos, date prisa —apresuré a Tiara, porque sabía que iba a tardar más que yo para maquillarse.
—Lo hago lo más rápido que puedo —se quejó comenzando con su piel. Me reí de ella, pero por dentro agradecí que ya estuviese mejor.
Luego de pasar las dos mejores horas de la semana en el cuarto de Argus, me quedé dormida en segundos. Desperté por la mañana, arrepintiéndome de no haber escapado de allí en la madrugada, porque tuve que escabullirme, esperando que nadie me viera. Bueno, nadie que no fuese Blas, que él ya me había visto llegar y sabía que iba a quedarme. Argus estaba totalmente dormido cuando me fui y no lo volví a ver durante el resto del martes.
El miércoles tampoco lo vi por ningún lado. La tarde noche del jueves caía cuando me maquillaba con Tiara en mi cuarto, y tampoco sabía nada de él. No me había enviado ningún mensaje ni yo tampoco a él. Aunque en realidad no sabía si teníamos qué hacerlo, ninguno tenía nada que decirle al otro.
Es decir, se suponía que luego de esa noche todo estaba bien. Que ya nos habíamos arreglado. Que estábamos en buenos términos. Pero aún así, sentía algo extraño en el hecho de que ninguno de los dos le dijera nada al otro luego de esa perfecta noche que pasamos. Casi sentía que para él no significaba nada que hubiésemos estado juntos, que yo hubiese tenido la intención de disculparme, que yo hubiese guardado la máscara durante todo este tiempo.
—Oye, ¿crees que Austin tenga razón? —preguntó Tiara, sacándome de mis pensamientos.
—¿Sobre qué? —respondí, totalmente perdida en la conversación. Ella revoleó los ojos y volvió a pasar la brocha por sus parpados.
—Sobre que Ryan quiere acostarse contigo —dijo obvia, como si no pudiese referirse a otra cosa.
—Ah, eso otra vez. —Solté un suspiro, porque ya había oído a Austin decir eso. —No estoy muy segura de que eso sea así. Creo que solo es amable y divertido conmigo.
—Eso porque tú no lo ves de afuera. Se muere por hacerlo contigo —agregó y negué con la cabeza.
—Si tú lo dices.
Aunque una parte de mi también creía que Ryan si quería estar conmigo, no pensaba decirlo en voz alta. Porque si bien no lo había dicho directamente, yo no era estúpida. Me daba cuenta con sus miradas, las sonrisas, el momento en el que pasó su mano por mi cintura antes de sentarnos para beber; era un obvio coqueteo.
No estaba segura de sus intenciones con esta especie de doble cita, porque Austin y Tiara eran novios hacía algunos meses. Y nosotros apenas nos habíamos conocido. Claramente, nosotros no íbamos a estar en la misma página que ellos. Pero aún así había aceptado porque Ryan era divertido, era sexy y sí, tal vez me distraía un poco de lo mal que me sentía pensando en todo lo que sucedía con Argus.
Aún imaginaba que él y Layla tenían algo, tal como mi imaginación había creado ese mediodía en el comedor. Pero entonces recordaba la noche anterior; la máscara del extraño en el suelo junto a nuestra ropa y nosotros desnudos bajo sus sabanas.
Mientras me maquillaba, recordaba como me movía sobre él, hacía menos de veinticuatro horas atrás.
—¿Dónde le dijiste a tu novia que estás? —pregunté, tomando su cuello.
Tragué saliva, mientras colocaba sombra oscura en mis párpados. Una parte de mi quería olvidar su respuesta, porque en realidad, hubiese preferido que respondiera otra cosa.
—No es mi novia aún —respondió, tirando la cabeza hacia atrás. Casi desafiándome.
Negué con la cabeza, quitando esos recuerdos de mi mente y concentrándome en mi maquillaje. De lo contrario, Tiara terminaría y yo seguiría allí, mirándome al espejo como una idiota.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Fiksi RemajaSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...