Salí del edificio Rinaldi lista para trabajar. Mis clases de tiro con arco comenzaban en veinte minutos y me gustaba llegar temprano. Mi teléfono sonó y noté que era Tiara.
"Este viernes Terralta no abre. Luego te cuento", me envío. Volví a guardar mi teléfono, esperando que no sucediera nada malo. Saludé al recepcionista con una sonrisa mientras mientras abría la puerta para salir.
Lo primero que noté fue que el sol estaba realmente caluroso, lo segundo fue que había bastante gente dando vueltas por el campus por ser un jueves, lo tercero fue Agnes y Jessica.
Las observé caminar una detrás de la otra hacia la calle, donde vi un auto negro estacionado. Noté que era el mismo auto que me trajo a Terralta y casi pude entender que un empleado o residente nuevo llegaba.
Entonces vi que era el enemigo común de Agnes y Jessica: una chica bonita.
—Oh no, malditas perras —susurré y las seguí a una distancia algo prudente.
La chica se bajó del auto con una mochila y el chofer del auto se encargó de sacar su maleta del maletero. Agnes y Jessica la saludaron rápidamente y comenzaron a hablarle con confianza. Ella esbozó una sonrisa, feliz de recibir una bienvenida.
Negué con la cabeza mientras me acercaba, porque yo sabía que cualquier cosa que salía de la boca de esas dos, eran puras mentiras. Pero ahora veía la cara de confusión de la chica, sin entender quiénes eran esas dos y por qué hablaban tanto.
—¿Cuándo van a conseguirse una vida y dejar de molestar al resto? —pregunté en voz alta y las vi voltear hacia mi con cara de fastidio—. No hagas caso a lo que te digan, no son de fiar —le dije a la chica para volver a mirarlas mal.
—Mejor te fijas en mantener tus secretos ocultos, en vez de intervenir en conversaciones ajenas —me amenazó Agnes, acercándome a mi.
¿Eso significaba que ella sabía algo? ¿Algo más de lo que había visto en Terralta con Damek?
La chica me miró algo aterrada, como si ella si se hubiese sentido amenazada.
—No te tengo miedo —le dije segura de mi misma, cruzando los brazos sobre el pecho. Y aunque estaba cagada de que Agnes abriera la boca, ella no iba a saberlo.
—Pues deberías —agregó con una sonrisa. Tomó el brazo de Jessica, que no pareció cumplir ningún rol en la conversación y se fueron de allí.
—Gracias por eso —me agradeció la chica, colocándose el cabello detrás de la oreja.
Era muy bonita. Medía un poco menos que yo, tenía ojos café y un cabello castaño claro con algunas mechas más oscuras. Su sonrisa era muy bonita y supe que sería la distracción de más de un chico.
—No te preocupes, solo mantente alejada de ellas. Créeme, te ahorrarás problemas —le expliqué con una sonrisa.
—Muchas gracias de verdad. Nunca había estado aquí y es bueno tener una orientación —se rio de si misma.
—No te preocupes. Bienvenida a Rinaldi —agregué con una sonrisa—. ¿Eres empleada? —me animé a preguntarle.
—No, bueno, soy residente pero estaré solo este fin de semana. Vine por un cumpleaños —agregó y sonrió.
ESTÁS LEYENDO
Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Roman pour AdolescentsSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...