Tiré de mi falda hacia abajo caminando por el camino de cemento que daba hacia Terralta. Eagle pasó por mi cuarto a las ocho y media, ya que Tiara tenía que estar rato antes allí en los camerinos detrás del escenario.
Algunos chicos y chicas caminaban delante de nosotros, con sus camisas perfectamente planchadas y los maquillajes de ellas impecables. Mientras que yo había hecho un gran esfuerzo por no quitarme todo, ponerme un pijama y buscar alguna serie para ver durante toda la noche.
Eagle se encontró con un amigo que lo saludó y comenzó a caminar a su lado. Mi teléfono vibró en mi mano y lo observé al instante. Por supuesto, el extraño.
"¿Ya pasaron por ti?" me preguntó. Ya le había dicho que esta noche saldría y que tal vez yo tampoco esté muy al tanto del celular.
"Si, así es" le respondí mientras alternaba la vista en el camino para no chocarme a nadie.
"Hoy no me has enviado ninguna fotografía" bromeó y no pude evitar reírme un poco.
Le envié una que me saqué en el cuarto, sabiendo que más tarde me la iba a pedir. Pero solo se veía mi mentón, mi escote y mi mano en mi mejilla.
"¿No me vas a dejar verte nunca? Porque esto es una tortura" envió al instante.
Me mordí el labio y negué con la cabeza. Oí que Eagle me nombró así que le di un vistazo y asentí con la cabeza rápidamente.
"No hasta que me dejes verte a ti. Me tengo que ir" tecleé rápidamente para bloquear mi teléfono.
Entré en Terralta detrás de Eagle. Un guardia lo revisó, queriendo asegurarse que no entrara nada ilegal mientras yo lo esperaba como una estatua.
—¿Y todo esto es realmente necesario? —pregunté cuando él comenzó a caminar a mi lado.
—Bueno, es más que nada para que no circule droga o cosas así. Los chicos de plata pueden hacer de todo —me explicó con una sonrisa.
Asentí con la cabeza mientras nos adentrábamos en el mundo de gente que había en la planta de abajo. Estaba lleno de gente que bailaba al ritmo de una canción que no reconocía retumbando en los parlantes.
—¿Quieres beber algo? —preguntó Eagle, observando mi ropa.
—Si —le respondí al instante, aunque no iba a tomar mucho.
—Vamos al segundo piso, hay menos gente —me dijo tomando mi muñeca y arrastrándome escaleras arriba.
Una vez arriba, noté que había desaparecido la multitud pegada que bailaba bebiendo. Lejos de eso, las mesas de casino estaban llenas de jóvenes sentados a pesar de que la misma música retumbaba aquí también.
Nos dirigimos hacia una barra donde él pidió dos tragos y me extendió uno. Lo tomé sin preguntarle qué era porque eso me haría ver inexperta con el alcohol. Y aunque lo era, Eagle no tenía que saberlo.
—¿Quieres jugar un partido de algo? —preguntó señalándome las mesas.
—¿No deberíamos ir a ver a Tiara? —pregunté de vuelta, casi negándome rotundamente a su pedido.
—Aun faltan como veinte minutos para que comience el número. Vamos, un solo partido —suplicó con una sonrisa. Afilé mis ojos en él pero no pude evitar acceder.
—Está bien —me rendí.
—¿Póquer o blackjack? —me preguntó tomando mi muñeca otra vez despegando su cuerpo de la barra.
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Los chicos de Terralta (Parte I y II)
Novela JuvenilSkyler Marin es una pueblerina con un gran talento para la arquería. Una noche en una fiesta de disfraces, se acuesta con un misterioso chico con máscara al cual le pide su número. Se enamora del extraño, pero todo termina pronto, pues él jamás quis...