capitulo 18: no podré hacer esto

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—¿Y, este?— camina por todo el lugar y todas negamos.

—mira quédate con el primero— digo yo —es hermoso y te encantó.

Ella corre y pide el primero.

Yo sabía, esa mujer solo nos quiere volver locas a todas, ella quería ponerme  de dama de honor pero me negué.

Casi me asesina.

Después un largo rato de ella pagando el vestido ¡Al fin nos vamos! Dios escuchó mis reclamos y súplicas, aunque la pedí muerta pero algo es algo. Aunque sea estoy saliendo de la tienda.

Me está llamando Herman pero no pienso contestar, un número desconocido también pero tampoco contesto.

No me importa lo que vayan a decir.

Al llegar a la mansión mi teléfono vibra y casi me da algo cuando veo quien es.

—hola— digo emocionada.

—mi linda Angelina.

Solo puedo sonreír por solo decir mi nombre y linda —mi hombre favorito.

—mi niña, necesito por favor que vengas a casa.

—pero sabes que no puedo ir ahí a menos que ...— me corta.

—te vienes y punto, te quiero ver. Quiero ver al amor de mi vida.

—puedes ir a Boston y así también veo al amor de mi vida— tocan mi hombro pero ni le prestó atención y frunso el ceño.

—no puedo, mi linda universidad. Nótese mi sarcasmo, no me deja, tengo que estudiar.

—lo lamento tanto que estudies pero no iré a un viaje a solo verte a ti y menos ahora.

—se que estás en la boda— subo las escaleras y entro a la habitación.

—si estoy en la boda.

—¿Es cierto que estás casada?.

Abro mis ojos, si o no, verdad o mentira, la verdad es que no y la mentira que sí —no, no estoy casada ¿De dónde sacas eso?.

—pues me llamaron y me dijeron que estás casada.

—solo tengo ojos para ti, ¿Casada yo? Muy bien sabes qué no creo en el matrimonio y mucho menos en eso de toda la vida.

No es tan cierto, tal vez no crea mucho en el amor pero si me encantaría estar casada y así.

—te amo tanto mi niña.

Le iba a contestar sobre esas palabras pero mi teléfono es arrancado y colgado. Lo miro con el ceño fruncido —¿Que pasa contigo?.

—no estás casada— lo menciona con un dedo — el amor de tu vida, tu hombre favorito— va levantando los dedos —al frente de todos somos esposos, ¿No qué no tenías novio?.

No podré hacer esto.

—chicos— entra mi prima —perdon escuché y todo tiene una razón William...— le hago mala cara.

—no, no le digas nada. Seguirá pensado que me defiendes— digo sin ganas de pelear.

Entro al baño y me encierro ahí.

Lo que siempre soñé no podré tenerlo, todo poco a poco me lo han ido arrebatando.

Ahora me siento mal y prefiero no hablar con mi jefe.

Entro a la bañera y le hago mucha espuma, me acuesto y me quedo relajándome ahí. La puerta se abre por una llave y entra mi prima y mi jefe.

Me quedo dónde estoy —perdon— dice el.

Seguro por una amenaza de mi prima, la conozco y sé que es capaz de eso y más.

—no estás perdonado.

Me hace un puchero y mira mal a mi prima —yo no fuí quien hizo lo que tú hiciste, ahora me largo antes que a mí me mates también.

Sale corriendo.

—perdon— vuelve a decir.

—no te perdono porque no sientes el perdón porque ni sabes quién es, crees que te mentí y te sientes engañado. No puedes mentirme porque créeme l arriba de las mentiras y secretos soy yo, debes tener desconfianza de mí porque yo la tuviera si fuera tú, tantos secretos y tantas cosas en mi vida diaria no me gusta mezclarla con otras personas.

Sigo jugando con la espuma, la soplo y le cae en el ojo a mi jefe, el cierra el ojo y empieza a gruñir por el ardor.

Me pongo de pie y voy hasta a él, busco un trapito y le trato de quitar eso —arde— masculla.

—lo sé, lo lamento no era mi intención hacerlo encerio— digo preocupada, el ojo está rojo ¡Rojo! Me va dar algo.

—ya no me arde, así que tranquila— baja el trapito y recuerdo que estoy desnuda pero llena de espuma —bueno así tengo menos dolor de ojos— dice viéndome y mis mejillas arden como nunca.

Busco una toalla y me tapo —¡Ay yo quería seguir viendo!.

Lo miro mal.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora