capitulo 36: la mentirosa

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El dolor que siento en mi espalda lo había olvidado...lo había dejado atrás...mi pasado, mis recuerdos...todo.

Ella hasta que se cansó me dejó. No emito ningún sonido de dolor, ni muecas de molestia, me pongo de pie con dificultad, hago todo lo que me pides, no lloro porque me lo pides.

-¡Llora, implora, grita dale dolor!- me exclama -HAS ALGO- me grita.

Muerdo mi labio para no gritar. Siento el sabor metalizado de mi sangre, aprieto mis manos encajando mis uñas en mi piel, para soportar el dolor.

-di algo, grita del dolor- me dice.

Recibo una cachetada de su parte. No digo nada, no hago nada, mi mirada es penetrante y fría.

-me iré a bañar- me doy la vuelta.

Abro un poco la puerta y reviso que no alla nadie. Camino por el pasillo hasta la última habitación, abro la puerta y voy hasta el baño, preparo la ducha con agua fría.

Me despojo de mi ropa, entro a la ducha, el agua fría toca mi piel desnuda. Siento el ardor de mi espalda con el agua fría.

No chilles.

Me obligo a mi misma. veo el agua roja que cae y la sangre que corre por mi cuerpo. La puerta se abre y estoy maldiciendo.

-oh perdón te estás bañando- es la voz de mi abuelo -¿Que es esto?- cierro mi ducha y me cubro con la toalla.

Salgo de la ducha y el me está mirando de arriba abajo, es tan alto a pesar de su vejez -¿Por qué hay sangre en tu ropa?- en la espalda por la sangre manche la camisa blanca.

No digo nada.

Me volteo y dejo caer la toalla, el ahoga un chillido tapando su rostro y las lágrimas corren por sus arrugas.

Me cubro de nuevo con la toalla.

-¿Por qué está vez?.

-es lo de menos, ya pasó, estoy bien- le doy mi mayor sonrisa verdadera -encerio abuelo estoy bien- el acaricia mi mejilla y me abraza.

-¿Interrumpo algo?- dice mi padre y luego mi jefe.

-no digas nada- le susurro y le doy un beso -es que extrañaba a mi abuelo mucho, ¿Que pasó?.

-no nada, solo queríamos saber ¿Que hablabas con tú madre, escuché un grito?.

-padre, ella se pegó el dedito chiquito y sabes cómo duele eso, yo creo que eso duele más que dar a luz- algo qué si duele aunque no-por eso el grito pero sobre de lo que hablábamos me pedía la opinión sobre la combinación sobre las decoraciones de la boda.

Mi abuelo niega y puedo leer su mente mentirosa tiene razón, siempre miento.

Salimos del baño. Voy hasta el armario, busco una pijama de los ositos cariñositos y me lo pongo, me cubre todo así nadie lo notará.

Bajo las escaleras. Me dirijo hasta la sala donde están todos sentados, me quedo parada viendo a todos -mañana nos toca el día de caballos.

Cuenta mi padre -padre no iré voy avisando.

-pero por favor, de niña lo amabas, antes que te fueras fué lo último que hicimos.

-solos - sin heridas -padre no-

-vamos toda la familia- avisa mi madre -debes ir- me lanza su mirada desafiante.

-esta bien, iré- cavando mi tumba.

-ella no puede- dice mi abuelo y me lanza una mirada -no puedes.

-¿Por qué no puedo abuelo?- le digo -voy y punto. ¿Quieren que le demuestre que ganaré? Lo haré y seré la mejor.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora