capitulo 35: ¡es mi esposa!

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Angelina POVS.

Unos besos por toda mi cara hacen que despierte riendo -buenos días, toma- me da un vaso con leche. Besa mis labios.

Me separo dejándolo casto -¿Que pasa aquí? ¿Ayer me desmayo y regreso a casa y derrepente viene otra persona? ¡Ya sé! Es otra apuesta de tener sexo conmigo.

-¡Siempre me vas con eso!- exclama molesto -¿No lo vas a olvidar?.

-yo no olvido nada, ni tampoco lo supero, solo dejo que esa persona se dé cuenta de lo que cometió al meterse conmigo.

-yo me metí bajo tus piernas, mientras tú me pedías más, me gemias- me tumba a la cama, quedando arriba de mi, agarra mis dos muñecas -¿Sabes? Nadie se había visto tan sexy y tan provocativa con una pijama de Stitch.

-no mientas, me veo como una niña de 10 años.

-entonces seré pedófilo, porque como me encantas pero te prefiero sin la pijama.

-¿Sabes cómo me gustas? Arriba de mí follandome duro, haciéndome gemir, haciendo que me vuelva loca. Pero si lo hacemos aquí vendrá mi madre y nos va a matar a golpes por faltar a su casa.

-tienes razón pero hay un baño, ducha y música a todo volumen, pero claro ti gritas por todo lo que hago.

-¿Ah sí?- mi mano baja por su pantalón, la meto y su desnudo amigo está ahí -¿Que tal si hacemos esto antes que todo?.

Muevo mis manos ahí el me gruñe, suelta un pequeño gemido, su espalda se curvea por la excitación, sus ojos verdes están azules, cuando el me ve son azules cuando me mira con deseo y cuando está alegre los tienes grises con azul.

Saco mi mano de adentro de el -¿Me vas a dejar así?.

-dile a tu ex novia que te lo haga, ella va a querer- salgo de la habitación.

Eso fué rudo.

No debí ser tan mala pero estoy de mal humor por el sagrado día de hoy.

Mi peor pesadilla, el día que más odio, aquí donde todos lo saben, todos van hacer algo.

Bajo las escaleras temiendo que me encontraré, ojalá esté otro perrito.

No veo nada, voy hasta la cocina y están todos hablando en el comedor. Me siento con ellos y me saludan normal, ya va...ya sé...hacen que no se acuerdan pero en un rato pum sorpresa.

Aunque no son buenos con las sorpresas pero lo van a intentar.

Desayunamos. Subo hasta mi habitación pero soy interrumpida por mi madre -estas en mi casa y no e dicho nada por respeto a tu esposo pero eso se acaba hoy, la ropa que te vas a poner está aquí- me da la ropa -no quiero labiales rojos, ni maquillaje y no quiero que digas que no, mi casa y mis reglas.

Se va.

Siempre es así, ya me había extrañado.

Entro a la habitación, veo la ropa y la verdad me gusta pero así no, con una falda y así. Me pongo el jean holgado, me coloco la camisa con un mini moño en mi cuello.

Me veo en el espejo y encerio no parezco yo, me hago una cola de caballo, busco un gloss transparente, unos zapatos deportivos negros y ya.

Ahora sí parezco una muñeca Barbie, me puedes vestir, usar, hacer lo que quieras conmigo.

-debes ya decirle que no te gusta- me dice el.

Estoy sola en la habitación pero prefiero no hablar.

-¿Por qué no quieres hablar? ¿Por miedo a qué te venga tu madre y te tache de nuevo como loca?.

-si, es por eso- admito.

Salgo de la habitación y como siempre el me sigue.

Bajo las escaleras, veo a mis hermanas entretenidas jugando videojuegos, Herman las ve jugar, Dereck está hablando con mi mejor amiga.

Tocan el timbre. Abro la puerta, al hacerlo me arrepiento -¿Que haces...- no termino porque me besa. Introduce sin permiso su lengua, estoy tan shokeada que ni me muevo, no hago nada.

Se separa -hola- ya saludo. Porque es lo único que se me viene a la mente.

-¿Quien es?- pregunta una voz masculina que es de mi hermano.

Cierro la puerta detrás de mí.

-feliz cumpleaños- me susurra y me abraza, le doy unas palmaditas en la espalda -te extrañé.

-yo no a tí.

-sabes que sí lo haces.

Me encojo de hombros. Si eso lo deja dormir en sana paz mental entonces que lo piense.

-¿Que haces aquí?- pega nuestros labios de nuevo pero me separo -contesta la pregunta con palabras porque así no sé a qué vienes.

-vengo porque quiero- somos interrumpidos por lo que temia.

Mi hermano, Papá, el abuelo y también se les une William, Dereck y Herman.

-¿Por qué estás con él?- me preguntan todos.

Lo veo y el está decidido a hablar -el ya..- me besa de nuevo. Ya me estoy molestando, pero no lo echo porque lo quitan de mí -se iba- termino la frase -no sean animales- les digo molesta.

Le da un golpe en la nariz -¡Es mi esposa!- le dice molesto.

Lo agarro por la camisa y lo levanto -¿Ahora sí soy tú maldita esposa? Pero cuando estabas en le bar no lo era, cuando estamos en la oficina solo soy una simple empleada más ¿No? Cuando estamos solos si lo soy ¿Verdad ? - le digo furiosa -me largo porque no me interesa saber que me van a decir.

Camino por todo el patio hasta llegar a la salida de mi casa, salgo de allí. Encerio que no quiero esto...todo este día...es que está maldito.

Camino sin sentido alguno. Saludo a todos los que veo en la calle, entro a la heladería y me siento.

Veo mi teléfono y ahora entiendo todo ¡Hoy no es mi cumpleaños! Mañana si.

Sigo comiendo mi helado. Aunque siempre me dan la sorpresa un día antes.

Me levanto, camino de vuelta a casa, al llegar no quería entrar pero lo hice.

Me dirijo hasta donde está mi hermano sentado, me siento a su lado -¿Por qué amas pelear con los demás? Llevar la contraria, hacer enojar a los demás ¿Por qué?.

-porque lo llevas hasta el punto donde nadie miente, todo lo que sientes, todo lo que eres lo expresas, así te das cuenta si la persona habla o no, si esa persona es falsa o no- explico.

-Angelina no todos son unos falsos que te van a engañar.

Yo soy falsa y te engaño...pero no te das cuenta porque soy la mejor en este trabajo.

-me gusta llevar a las personas hasta lo más profundo, sacar todo lo que tienen, porque es mejor saber los problemas de los demás que afrontar tus problemas.

Me levanto -por eso lo hago, no me gusta pelear pero cuando lo tengo que hacer lo hago.

Entro a la casa. Mi mamá me llama, voy con ella viendo el piso, me agarra del brazo muy duro y me lleva a su habitación.

Me tira en la cama.

-quitate la ropa- me ordena.

Ya sé lo que me toca.

Me quito la camisa y también me quito el jean -arrodillate- no lo hago. Tengo miedo -¡Que lo hagas!- me arrodillo a espaldas de ella.

De mala gana y jalando mi cabello me hace un nudo arriba, para quitarlo luego va hacer un problema.

Siento mi espalda arder.

No emito ningún sonido de dolor, tampoco sale ninguna lágrima.

Tanto tiempo sin llorar que se secaron las lágrimas, se parecen a mi, secas y que puedes manejarlas a tú antojo.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora