capitulo 17: buenos días esposos

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Me levanto gracias a qué mi jefe me está gritando que despierte.

Lo hago y escucho la puerta, me siento en la cama, el se mete a la cama y me pega a el, yo me hago la dormida mientras acaricia mi cabello y todavía tiene el abdomen descubierto y me siento incómoda.

Abren la puerta los chinitos, mi prima y también mi ex novio hermoso momento.

—buenos días esposos— dicen los tres exepto mi ex novio.

Mi jefe frunce el ceño al ver a mi ex novio, esos dos no se caen bien.

—buenos días— digo yo sonríendo. Me siento en la cama separando me de el, me abraza por detrás y solo puedo reír al sentir sus cosquillas —no...para— digo riendo, se monta encima de mi y sigue haciendo me cosquillas. No paro de reír y a el se le escapa una sonrisa, encerio si sonríe más seguido me enamoro de su sonrisa.

Ambos nos levantamos, el va a su baño dejándome con los demás —me voy a bañar y bajo.

Entro al baño al lado de el de mi jefe. Ahora creo que voy a morir, mi pobre ex novio ...espera ¡Es tu ex no puedes tener piedad! Y mucho menos por lo que terminó contigo.

Poco hombre.

Poca mujer.

Esas dos palabras bastaron para romperme en mil pedazos.

Me siento en el piso a llorar. Entran al baño y solo me pongo de pie y lavo mi rostro, su mano toca mi hombro, no lo veo a los ojos, su mano toca la mía y entrelaza nuestros dedos y me abraza.

Cierro los ojos. No me suelta, no dice nada, solo deja nuestros dedos entrelazados, sus brazos alrededor de mi cuerpo y ya.

Deja un beso en mi frente, limpia mis lágrimas —no llores— no es su voz demandante de siempre más bien está voz es dulce, hasta delicada.

Pero no suelta mi mano ni mi cuerpo, mira a un lado —abre la boca— solo puedo reír —no te rías venga abre ya— abro mi boca y me da un chocolate. Me lo como gustosa pero ese chocolate era muy grande —¿Está muy grande?— asiento —perdon, no debí darte lo tan grande.

—ni que tú hablaras con la fábrica — el ríe.

La primera vez que lo hace real —pues no hablo con la fábrica pero se puede arreglar — corta la mitad del chocolate con su boca y me da el otro en la boca —si está bueno y tiene un rico glaseado.

—umju, creo que leche— vemos la caja sin soltar nuestras manos y sí, es leche con caramelo —yo sabía, eso tiene leche— vuelve a reír.

—¿Eres adivina?.

—es la mejor leche que e probado ¿Venderán la leche?.

Vuelve a reír —mujer solo es un poquito y tú quieres comprar la fábrica completa de leche.

—pero está buena la leche ¿Que quieres que haga? No compraré la fábrica con esto me basta.

—¡Pero bien que te gusta!— exclama riendo.

—dejame hacerlo tranquila— el se ríe y se acerca a mi y me da otro chocolate —que buen esposo que complace a su esposa— el sonríe victorioso.

—por supuesto que soy el mejor esposo del mundo, pero la mejor esposa no lo sé tengo mis dudas.

—veremos quien en este mes es el mejor esposo de ambos, ya decidiremos al final del mes quien es mejor.

—me parece una buena competencia la verdad.

—por supuesto que es buena, y quién sea el peor esposo ¿Que debe hacer?.

—si soy el mejor esposo me permites besarte solo eso aunque sea para que crean.

—pero si yo soy la mejor esposa tendrás que dejar de ser lucifer y ser un angelito, que ríe y sonríe y andar feliz, yo trataré también de reír y sonreír más.

—no por favor, ya ríes mucho no soportaré más— se pone la mano en la frente dramático.

—hey, no seas tan dramático, yo tampoco voy a soportar más con tu Lucifer interior.

—ya verás que soy inrrecistible— me dice sensual.

—ya veremos, luego tengo otra competencia pero ya tenemos está después la haremos.

—yo ya tengo opciones.

Los dos salimos del baño, me hizo olvidar mis problemas ese chocolate.

Entra mi prima riendo con los chinitos y mi ex más una parte de socios y así.

—pero si ya te dieron tu luna de miel— dicen todos al unísono.

Nosotros dos nos vemos y nos reímos. El me abraza y yo a él, si ellos supieran que todavía ni nos hemos besado.

—¿De que hablan?— decimos los dos sonriendo.

Aunque sea está de humor.

—escuchamos, esa leche está buena— dicen los chinitos.

—y está grande— dicen los demás.

Ambos reímos. Ahora que lo pienso si se puede mal pensar si no nos veías —estabamos hablando de unos chocolates que me trajo mi esposo de regalo para la mañana— les digo yo.

Ellos abren la boca —oh— dicen todos.

—tienen unas mentes sucias— dice mi jefe/esposo.

—necesito probar esos chocolates— dice mi prima y mi mejor amiga.

—estan en el baño.

Las dos van y sacan la caja de chocolates, ellas dos se comen uno y se miran y luego los chocolates —ya estoy como tú ¿No venden la leche?.

Hago una cara obvia —¿verdad? Viste ellas si me apoyan— ríe mi jefesito.

—mi inocente niña— me dice tierno. Frunso el ceño —yo creo que no venden el relleno solo los chocolates.

—tengo entonces que hablar con la empresa— dice mi prima y mira a su prometido —me preguntaste lo que quería de regalo, lo que te dije y quiero hablar con el señor de la empresa para que me venda la leche.

Nuestros esposos rien o bueno el mío falso y el casi esposo de ella —¿Que haremos con ustedes dos?.

—morir— decimos las dos.

Todos ríen —pareja perfecta— dicen al unísono.

— lamento arruinar su habladita sobre la rica leche y también de la pareja pero ¡Mi cuerpo tiene hambre!— exclamo tocando mi barriga.

—vamos a comer, yo también tengo hambre.

—asi no sales— lo señalo —solo aviso, me vas poniendo una camisa.

—entonces tu no puedes salir así— me señala —necesito algo que no sea de peluche, me provoca abrazarte, es que eres como un osito de felpa.

—por eso no me la quito, es que es suavecita.

—por eso, los demás también querrán abrazarte— se cruza de brazos.

—ya me cambio— sonríe glorioso.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora