capitulo 44: no mientas

239 16 0
                                    

—¡No mientas!— me dice furioso.

Ahora con más nervios me siento.

Tomo asiento en la cama de nuevo y me ventilo —¿Por qué mientes?.

Tantas mentiras que ya ni recuerdo de que me habla.

—sé específico.

—un gran ejemplo que te acuestas con Ferdinand.

Me levanto de la cama asombrada de lo que acaba de decir —claro, te engaño y puedes hacerlo.

—no es engaño si no hay amor me los dos— le digo molesta.

Mi pecho duele pero prefiero ahora enfocarme en el calor.

—no te hace bien— escucho su voz.

—shhh— le digo.

—¡Ahora me mandas a callar!— quiero llorar y reír.

Ruedo los ojos aburrida.

—calmate y me explicas ¿Por qué rayos crees que me voy a acostar con alguien? Y embarazada.

—antes no sabías que lo estabas y me llamabas loco ¡Ese bebé seguro no es mío!.

Le dolor de agranda.

Me toco el pecho y busco mi ropa y me visito rápido, trato de respirar lo más tranquilo pero no puedo.

—ay ay ay— digo cerrando los ojos por el dolor —ayudame— le pido.

—estas fingiendo ¡Siempre lo haces!— se acuesta en la cama.

—¡No es contigo imbécil!— siento sus manos en mis caderas —bajas más las manos y te quito de listas de amigos anormales— me levanta y me acuesta en el sofá.

Busca las pastillas y me las da, me siento y las tomo.

Mi jefe está con los ojos abiertos viendo todo.

Me acuesto de nuevo.

No digo nada y el murmura cosas molesto y luego sale de la habitación.

¡Al fin puedo ir a la cama!

Me acuesto en la cama y sigo con mi dolor y me duermo de tanta cosa.

Mi frase antes era “eligo al dinero antes que un hombre, porque no hay ningún dólar que no me guste” pero ahora...sigo igual.

Me levanto por náuseas en la madrugada, ahora me siento mal, me siento en el piso del baño con mis manos en el retrete para tener apoyo y botar todo lo que tengo dentro.

Hasta la bilis sale de mi cuerpo.

Quiero seguir vomitando mis entrañas pero ya no tengo.

Nadie entra y...¿Por qué me siento triste y espero a alguien?.

Me levanto y lavo mi boca, me voy hasta la cama y me siento en ésta, las lágrimas salen por mis mejillas. Estoy sentimental de nuevo.

¿Pero es que nadie me quiere? ¿Seré tan insoportable cómo pienso? ¿Encerio tengo un carácter tan malo? ¿Algún día podré sentirme querida? ¿Estoy mal? ¿Traigo algo? Nadie puede amar a un monstruo como yo.

Las lágrimas caen más seguido y sigo llorando en silencio.

Toco mi vientre y cierro mis ojos, sigo sollazando, seré la mejor madre que pueda haber, voy a lograr ser lo que nadie fué conmigo, le enseñaré el respeto y los valores, le enseñaré a no mentir para que no sea como su madre.

Tocan la puerta pero no abro y sigo llorando —¿Por qué lloras?— me pregunta.

No contesto y sigo llorando —¿Que pasa, Angelina?— me vuelve a preguntar.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora