el beso del infierno

capitulo 26: ¡la gran cucaracha!

Nadie está en casa solo Alisson y yo.

Estoy aquí viendo televisión mientras espero a mi amado esposo llegar son las 7 de la noche y no llega.

-AYUDA- ese grito es de Alisson.

Agarro una bata rápido y la enrollo en mi cuerpo, bajo corriendo las escaleras.

Veo humo y cuando entro a la cocina ella está llorando -¡La gran cucaracha!- exclamo viendo el microondas quemado.

Tengo miedo tengo miedo.

-nos van a matar- susurro.

-ME VAN A MATAR- grita.

Agarro el microondas y esa cosa no sirve ni para chatarra es que ni para reciclaje.

Lo levanto y lo quito de ahí, lo tiro a la basura, el dolor de mi alma aparece.

¡Ese microondas cuesta más que mi departamento!

Entro a la casa y ahora tenemos que dejar salir el humo.

Limpiamos la cocina y ella está pidiendo un microondas igual.

Dice que llega en unos 15 minutos.

Sigo limpiando hasta que queda todo reluciente. Tocan el timbre y entran con el nuevo microondas, lo instalan y se van.

Botamos la caja -gracias por salvarme.

-de nada.

-¡Llegamos!- exclaman mis suegros.

-a tiempo- decimos ambas en un susurro.

***

Mi teléfono suena.

Veo la hora y son las 3 de la mañana.

-ven qué Dereck se fué.

-ya voy mi esposito.

-aja.

Cuelga.

Yo tratando de ser linda.

Me levanto de la cama y me pongo una bata para que no se vea mi pijama.

Bajo las escaleras en extrema cautela, entro al auto que está en el garaje. Prendo el motor y vamos hasta la famosa discoteca.

Yo nunca e ido a una pero ese hombre sí, bueno si e ido pero solo a buscar personas que no quiero recordar una en específico esa persona si es un grano en el tracero.

Lo veo ahí parado molesto, se sube al auto —no estoy tomando antes que preguntes.

—solo te iba a decir hola pero bueno— arranco la camioneta —fue la primera que ví.

No dice nada.

Llegamos a casa. Me bajo y acomodo mi bata —¿Estás en pijama?.

—estas molesto, lo sé, por eso no iba a tardar cambiándome y menos cuando nadie me va a ver el mini shorts y el top de seda rosa.

Iba entrar a casa pero el me interrumpe, me carga y ahora sí estoy pensando o que se volvió bien loco o que está bien tomado.

Me sube por las escaleras y siento que me a lanzar al piso por alguna razón. Cierro la puerta, siento mi espalda en la suave cama.