capitulo 11: no puede tener estrés

476 28 0
                                    

William POVS.

Camino por el pasillo preocupado, lleva más de 6 horas adentro y no me salen.

—¿Que es de ella?— dice la doctora pelirroja.

—es su prometido— abre los ojos.

—jefe— digo yo lanzando una mirada asesina.

—la única información que puedo dar a menos que ella me pida que les diga lo que le pasa es que no puede tener estrés, sus recuerdos vienen y ya tiene mucho con eso.

—¿Cómo puedo ayudarla?.

—estar pendiente de ella, Rosellia o Angelina como quieran llamarle, puedes distraerla si eres su prometido llévala a salir, no la hagas comer — me amenaza— si no quiere comer dile que debe comer por su bien pero que no coma azúcar o en exceso.

—pueden entrar a verla o su prometido nada más— asiento.

Ella me guía hasta una habitación, la abro y ella está viendo todo acostada con tubos, cables y encerio ya entiendo su miedo.

Me acerco a ella, tomo su mano y su respiración es tranquila al verme, le sonrio — hola, ¿Cómo te sientes?— la ayudo a sentarse —mejor salimos corriendo como ninjas porque te inyectaron.

Ella ríe —no creo que seas un buen ninja.

Frunso el ceño y ella suelta una carcajada —aunque si ves a una persona le haces así— me imita el gesto —seguro espantas hasta las moscas.

—ya te sientes bien, ya me estás ofendiendo.

Vuelve a reír —¿Puedes dejar de burlarte de mí?— ríe más fuerte —basta ya— sigue riendo —asi no se puede vivir en paz.

—¿Por qué no le paras tú?— se pone las manos en la cintura —¿Cuando me puedo ir?— nueve los pies como niña pequeña —este lugar es aburrido— bufa, se cruza de brazos y se acuesta.

Es una niña pequeña desesperada.

Entra la doctora —hola tortolitos— nos dice sonríendo —estas bien, la verdad solo son los recuerdos ¿Sigues...?.

—si— responde rápido.

Después de unas preguntas y que le quitaran todas las cosas al fin podemos irnos.

Llegamos a su departamento y ella está normal —nos vemos pronto jefe.

Ella baja del auto, debo de elejir un día para decirle si quiere ser mi esposa falsa.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora