capitulo 30: cavando mi tumba

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Estoy cavando mi tumba.

Aquí con Axel, Érica, Dereck y por alguna razón rara también con mi jefe en el aeropuerto estamos.

El preparó su jet privado.

Entro sin entablar ninguna conversación.

William POVS.

Se está volviendo loca.

Pero bien loca.

Está semana no Salió del gimnasio estubo entrenando 12 horas diarias cds día, más que ni quiere comer, no habla, pero está molesta conmigo por alguna razón.

Necesito besarla y esa mujer se resiste.

Pero ahora volviendo con lo loca encerio lo está. Ni duerme la muy gruñona.

Ahora llora y gruñe por todo pero le vino su periodo y es por eso, antes pensaba que iba hacer papá pero no.

Trae puesta una pijama de las chicas superpoderosas, es azul con un joguer y un suéter.

El viaje será largo la verdad.

Angelina POVS.

Bajamos todos del jet.

Ahora comienza esta aventura.

Tengo puesta una falda azul de cuadros rojos, unas botas negras arriba de la rodilla que tapa lo que no hace la falda corta, con una chaqueta roja elegante, unos lentes negros grandes, mi collar y anillo, cabello en una cola alta y maquillaje nada natural con labial color rojo.

Camino dejando atrás a todos. Veo a un hombre de 24 años, ojos azules profundo, blanco, pelinegro y es Eduard.

Al lado está mi entrenador negro azabache, ojos color avellana hermosos, unas facciones únicas y unos músculos iguales como antes.

Ambos besan mis mejillas al verme —que bueno verte Rosellia.

—también me alegra verlos ahora vamos.

Todos llegan y los saludan. Caminamos hasta llegar a la Cadillac Escalade negra, del próximo año ¡Mi camioneta favorita!.

Me susurra algo mi entrenador y le doy una mirada envenenada —dos cosas primero no es y segundo gracias pero a la próxima te ganas un golpecito.

El ríe. Abre mi puerta y me da su mano, sonrío y entro a la camioneta como copiloto, todos entran.

Murmura algo mi jefe pero nadie lo escucha.

Avanza la camioneta —señorita Rosellia ¿Que harás en tu regreso?.

—sabes que no puedo decidir si estoy en casa— cierro mis ojos tratando de no llorar —pero lo más seguro familia, reunión, habitación y tratar de recordar cómo hablar y respirar.

Mi entrenador ríe —dejate de cosas de señorita así qué mejor comenzamos con ¿Tienes novio? Porque creo que quiero dar unos puñitos.

—no tengo novio — frunso el ceño.

—tiene esposo, un gusto William  Schneider— se presenta.

—ahi lo tienes— digo rodando los ojos.

Veo el gran portón de la casa.

—esto parece....— busco las palabras pero no la encuentro.

—¿Un carnaval? Lo sé, sabes cómo son con las fiestas y sabes que el 31 de julio fué el cumpleaños de tu señora procreadora.

—no me lo recuerdes Eduard porque Sabes lo que me toca.

—lo lamento pero es la verdad.

Baja del auto y abre mi puerta.

Bajo del auto.

Ahora sí me voy a morir. Aquí estoy, no puedo dar vueltas atrás, estoy bien ¿No?.

Camino hasta la entrada pero no abro, me quedo tocando la manija de la puerta principal.

—tanto que me críticas y vives en un castillo o mansión como quieras— dice mi jefe.

—tenemos todo el día— dice Dereck desesperado.

—vamos tu puedes hacerlo— me alientan mis dos mejores amigos.

Dios ayúdame a no cometer ningún error.

Abro la puerta. Todo sigue igual que antes.

Va caminando hacia mí, sus ojos como siempre en los míos fijamente.

—no se acerquen— dice mi entrenador.

Me acerco al centro del lugar, con su mirada que me mira de arriba hasta abajo.

—¡Estás diferente!— me dice ella. Sonrio falsamente cómo ella me enseñó.

—madre, no empieces— ella no me abraza solo me ve.

—¿Quién es?— pregunta una voz en la cocina. Sale y al verme quita a mi madre para abrazarme, luego me da un golpe en la cabeza —eso porque no me viniste a buscar, ¡Pero si estás cambiada!.

Me acerco a todos de nuevo con mi mirada en el suelo.

—¡Ahhh!— chilla una voz. Me volteo y corro hasta el, me monto encima, con sus manos me envuelve —mi galletita, viste que si tenías que venir.

—mi osito pandita— beso sus mejillas y me bajo de encima.

—¿Qué hiciste contigo?— me pregunta tocando mi cabello.

—se llama cabello— le digo riendo.

El me abraza de nuevo y aprieta mis nalgas.

Se separa de mí —¡Raina Meyer!— regaña mi madre.

—mami solo estoy comiendo un poco de lechuga no es nada— dice ella con su cabello alborotado. Para tener 19 no los parece, visualmente tiene como unos 17 o 16

Audrey viene bien maquillada y morena que siempre, su cabellera negra, mi mejor amiga y ella chillan al verse, claro está que ella es mayor tiene 25.

—¿¡Que te hiciste!?— me preguntan ambas al verme.

—listo me largo, solo dejé crecer mi cabello y yá— digo alterada.

Me agarra del brazo Bernard —nada de que me voy, te quedas hermanita.

—está bien pero no sigan con lo del cambio.

—¿Dónde está rosita?— dice el tío Carlos. Al verme ríe —¿Qué puta te hiciste? Ahora sí pareces de la familia y no adoptada.

—tranquilo tío, es que las consultas al psicólogo están muy caras ya te vamos a llevar al manicomio— sonrío inocente.

— estúpida— me abraza y me toca las nalgas —¡Tiene nalgas!— me voltea y las toca de nuevo —NO ES UNA PASTA— grita emocionado.

—¿Verdad? Yo también se las toqué y si tiene— responde el Fastidioso de mi hermano.

—¿Dónde está la perra?— me ve mi abuelo paterno.

—¡Viejo canas verdes!— digo sonriendo y lo abrazo.

—hola niña— acaricia mi mejilla —pero si debes tener ganado atrás.

Me pongo recta de nuevo. Mi mirada va hasta la persona que estoy viendo, todos se alejan y deja que venga a mi —buenos días padre, un gusto volverte a ver.

—ven aquí mi niña— me abraza. Esto no me lo esperaba, mamá no lo a hechizado todavía.

Presento a todos exepto a mi jefe —¿Y ese guapo dios griego?— dice Raina.

—les presento a mi...esposo— digo señalando lo.

Todos abren la boca —¿Te casaste y no supe nada?— dice mi hermana y abuelos.

—tampoco fuimos invitados— dicen los demás.

—nadie lo fue, fué una boda solo de nosotros dos— explica mi jefe.

Me agarra de la cintura. Me planta un beso que sigo pero fue muy breve ya que así lo quise.

—me siento engañado— dice mi padre —yo quería entregarte a la iglesia.

—fué por civil— decimos ambos.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora