el beso del infierno

epílogo

—¡Mi amor!— me grita mi esposo.

—¿¡Qué!?— entro a la cocina y veo a todos bien arreglados —awww foto.

Los niños ríen —queremos fotos— dicen los trillizos.

Lo sé, primero mellizas y luego trillizos, más tengo otro bebé adentro y para eso estamos aquí, averiguando su sexo.

Un familia muy grande.

Ahora las mellizas tienen 6 años y los trillizos 6, después de dos meses de nacidas las mellizas...bueno....bueno...vinieron los trillizos.

William se pone de mi lado —somos una familia muy grande—seguimos viendo a los niños reír mientras corren con sus hermanas —y ahora se une otra personita más.

—ya no quiero más hijos por ahora, tengo muchos ya son 6 ¿Que más quieres?.

—yo estoy feliz con los 6 y medio— mira mi vientre muy grande —¿Es posible que pase como los trillizos?.

—si pasó con los trillizos ¿No crees que puede pasar esta vez?— se ríe.

—ojala pase.

Niego divertida.

Es un insoportable.

—ahora niñas— digo y todos vienen a mí con una gran sonrisa.

—mami, ¿Puedo jugar con el tío Dereck?— me pregunta Amelie que si, es una copia de William en todo y Rosellia se parece a mí.

—¿A qué?— pregunta William.

—yo lo escuché en el despacho de mi papi y decía “quiero jugar al príncipe” entonces el pobre no tiene con quien jugar.

William abre los ojos....su pobre despacho —niños salgan a jugar y saludar a al familia— ellos salen corriendo jugando —mi hermano tuvo sexo en MI despacho.

—como si antes del embarazo no lo hiciéramos ahí— ruedo los ojos cansada.

—no me hagas así, señorita— me mira mal —exacto tú eres mi esposa, ese es MI despacho, puedo hacer lo que quiera ahí pero el no.

—no te pongas de los gruñitos, vamos a ver a Alisson— le tomo la mano y lo jalo hasta afuera.

Veo a Alisson con Mallory, Alisson desde ese mismo día de la fiesta de la boda de William tiene de novia con max, y hasta están comprometidos.

Mariposita ahora sí me habla, pero no mucho, ya que por mi culpa según ella la enviaron a un internado, en el cual todavía no sale hasta los 28.

Mallory está felizmente casada con mi lindo Axel —mi niña— saluda mi abuela.

La abrazo y mi abuelo se queda viendo mi vientre sonriendo —quiero cuatrillizos.

—quien los va a tener soy yo así que mejor shhh— le lanzo una mirada asesina.

Miro a mis niños que están divertidos jugando, un niño se le acerca a Rosellia, el que le gusta por cierto, ella mueve sus dorados cabellos y el niño se pone rojo, besa su mejilla.

Abro la boca, si su padre ve esto lo asesina.

Ya tubo una pelea con un bebé hace unos años.

—tu bebé— lo señala —no puedes ver a mi niña— los bebés se quedan viendo y Rosellia ríe y el niño también.

Los dos bebés juegan entre si, hasta que mi niña queda arriba de él, tal vez son bebés pero sus movimientos de arriba hasta abajo y esa sonrisa se mal piensa.

Limpia tu conciencia.

Eso debo hacer.

—¡Niña!— su padre la carga —golosa.

Dice furioso.

En todo el camino me iba gruñendo y regañando a su hija.

—¿Que hace ese pendejo cerca de mi bebita?— dice mi padre y abuelo.

—¿Por qué se toman de la mano?— dice mi tío Carlos —ahi te vas.

Rosellia atrae a muchos niños, sus ojos verdes como el de sus hermanos todos tienen los ojos verdes, cabello rubio y tes blanca.

En eso todos son iguales.

—hola —saluda Érica con max en brazos.

—tu hermano quiere hablar contigo— le digo a Dereck.

***

Ya es hora.

Está vez todo es diferente, con los trillizos fueron fuegos artificiales azules y luego nos dijieron que eran trillizos cuando nosotros pensábamos que era uno solo. Pero está vez William quería hacerlo aún más alocado, un avión.

¡Avión! Los millonarios y su dinero.

—mi amor— le digo —es hora— nos tomamos de la mano, el avión se acerca y ...—¡Rosa! ¡Es una niña!— nos abrazamos.

Las lágrimas no se detienen y ambos lloramos abrazados.

—¡Son 5 niñas!— nos dice la doctora.

Ambos nos separamos —¿Que tienes con dejarme a más de un bebé adentro?— le pregunto y todos ríen.

—nah mentira es una vivan felices con tres niños y cuatro niñas.

—¡Hermanita!— gritan nuestros hijos emocionados.

—¡La voy a vestir como princesa!— grita Amelie.

—¡Jugará videojuegos!— gritan sus hermanos.

—le enseñaré a seducir a un hombre!— dice Rosellia.

Todos nos quedamos viéndola —¿Qué? Soy divina— chasquea los dedos.

Esa será la loca que tendrá mil novios.

Amelie no se queda atrás.

***

—es hora— me dice William.

Entramos con todos los niños a la sala de abogados, me quedo parada. Todos toman asiento, me dan la hoja y las cosas para escribir y firmar.

Estoy aquí para escribir el testamento, en el cuál si me pasa algo todo quedaría para mis hijos y mi marido ahora sí de verdad.

La verdad es que soy millonaria, tengo muchos vienes raíces, mansiones, empresas y mucho más. Tengo la herencia de mis abuelos —que está dividida— tengo también la de mi padre.

Lo termino de escribir, a cada uno le dejé una casa, una empresa y una cuenta de dinero.

Cada hijo tiene lo suyo por igual

Sonrío al igual que los pequeños que no entienden nada.

Salimos de ahí y vamos por un helado, un rico helado de dulce de leche.

—mami ¡Chicle!— piden todos los enanos.

Su padre también pide chicle, me encanta pero me provoca es dulce de leche como en mi primer embarazo, sigue siendo el mismo que ese día y si me trae a la casa mi helado.

Buen negocio la verdad, buen negocio.