capitulo 31: este lugar no me ayuda

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Estoy en la habitación y encerio está tan grande como lo recordaba, mi armario tecnológico sigue igual.

Veo mi peinadora. Abro el cajón y veo toda la ropa de bebé.

Este lugar no me ayuda.

La saco del cajón. La que puede utilizarla es mi linda Érica, salgo y voy hasta la cocina donde ella está con Dereck infiel, lucifer mentiroso y mi Abuela.

— Érica toma— le doy la ropa —es blanca así que puede ser cualquier sexo que le va a quedar.

—¿Esto no era dé...?— se calla porque hay más personas —gracias.

—de nada ahora voy a irme a seguir arreglando mis cosas.

Mi abuela me sienta en la silla —no hasta que comas esto— me deja una pasta a la Carbonara.

—no tengo hambre— se lo entrego y me da la comida en la boca.

Me siento mal pero si no me la como ella me lo dará.

Meto el tenedor en mi boca. No doy el segundo bocado cuando ya estoy con acidez.

Me levanto de la mesa —no has terminado.

Levanto un dedo pidiendo un momento y salgo corriendo al baño para sacar las dos cucharadas de pasta.

Unas manos me rodean por mi cintura y agarran mi cabello.

Su aroma lo reconozco hasta con la nariz tapada. tan masculino que embriaga...

No es de la manera que quiero que me vea pero creo que se acostumbró después de tanto tiempo pero es la primera vez que recuerde que me ayuda.

Me lleva hasta el lavamanos para lavarme la cara con su mano.

Salimos del baño, el no me suelta. Me sienta en la silla y alejo la comida se mi vista —¿Sigues con eso?— dice mi abuela.

—¿Cuántas veces diré “no me obliguen a comer si no quiero”? porque lo digo y nadie me hace caso.

Ella se encoje de hombros —cuantas veces se me olvide que mi nieta no va al médico.

—¿Quién dijo que no? Yo voy a mis chequeos pero no está mi madre para que pueda decirte si lo hago o no.

Me levanto de la mesa —me duele la cabeza así que voy a ir a la habitación.

Camino hasta la habitación. Pero veo antes de subir las escaleras a mi papá, con el tío Carlos y mi entrenador con muñeca y prefiero ver qué van hacer.

Los tres salen hasta llegar a William. Corro hasta el y lo tapo —¡No se acerquen ni se atrevan!— lo agarro.

—¿Por qué tienen armas?— dice preocupado.

—son muñeca la de mi papá, galletita de Carlos y de mi entrenador se llama margarita.

—¿Galletita?.

—muñeca por mí y galletita por mi, larga historia.

—quitate— me dicen los tres viendo a William.

Lo hago porque sé muy bien que van hacer. Me apuntan los tres con cara de locos.

—no se atrevan— dice el tensando su vena del cuello y veo sus puños blancos gracias a la presión de los nudillos —si a ella le pasa algo los tres no salen de aquí, si le hacen algo tan solo tocar un pequeño cabello me van a conocer— su mirada como siempre desafiante y enseñando quien manda.

Mi padre me dispara —¡Muertos!— dice William viendo a los tres.

—pasaste la prueba—dicen los tres sorprendidos.

—¿Eso era lo que me dijiste cuando nos casamos?— me pregunta y solo puedo reír.

—te dije que te iban hacer una prueba y fue cuando conocí a mis suegros.

Asiente —claro, aunque me gusta la opción de tú padre para mi hija, necesito una muñeca.

—¿Hija?—dicen los de mi familia.

—futura hija— dice el.

Mi palma va a mi frente. Ya la cagó.

—¿Que dije? Voy a tener una hija y prefiero ir comprando todo.

—yo voy compramos mi margarita que es más grande para mi hija— toca el vientre de Erica.

La fiesta de revelación es en unos días. Todavía no sabemos que es pero yo digo que es niña.

—¿Piensan adoptar?— pregunta mi tío Carlos y recibe una mala mirada de mi abuela.

Agradezco eso —solo era una pregunta.

—¿Si quiero adoptar que tiene de malo?— le digo molesta a mi tío —me siento mal y mejor me voy a recostar.

Subo las escaleras molesta.

¿Cómo se atreve? Esas cosas no sé preguntan, Angelina Jolie lo hizo y nadie dijo nada pero que no haga Angelina Selene Meyer Leorand que la comen viva.

Me acuesto en la cama.

Caigo inmediatamente dormida.

Me levanto cuando ya creo que es debido hacerlo. Veo que es de noche y sí que dormí, bajo y todos están en la sala hablando.

Ya cenaron eso me queda claro —ven— me dice mi “esposo” me siento en sus piernas. Me recuesto en su pecho mientras acaricia mi cabello —sigo molesta así que no te creas mucho este cuento— le susurro.

—lo voy a disfrutar mientras dure.

—no quiero sexo— le dice mi madre a William —no quiero nada de sexo ni aquí ni mucho menos en Boston.

Ya lo hicimos. Una sola vez pero echo está.

—¿Por qué razón?— pregunto.

Estoy muy cómoda aquí en el pecho de William, es tan cómodo.

—¿Quien quiere sexo en la vida de los casados?— dice mi padre levantando la mano.

Todos la levantan es que hasta mi perro levanta una pata por Dereck.

Me levanto del pecho de William —no pueden manejar mi vida, si lo hacemos o no es nuestra decisión no la de otros madre, con todo el respeto hacía a tí note metas en lo que no te importa ni incumbe.

Me pongo de pie, subo las escaleras hasta mi habitación, William viene detrás de mí.

—¿Que tienes?— me pregunta cerramos la puerta.

—¿¡Que tengo!? ¡Que te acostaste conmigo solo por una apuesta!— abre la boca sorprendido —y no solo eso, te acostaste con una rubia en un bar. Si tú lo haces yo lo puedo hacer, las reglas son así.

—todo tiene una explicación...

—al primero que vea ¡Me lo voy a cojer!— exclamo.

El me mira molesto —¡Eres mi esposa! No te atreverías...

—no sabes de lo que soy capaz— digo desafiante.

—tu tampoco sabes de lo soy capaz.

Nos acostamos en la cama. Está es pequeña por la que siento su hombro.

El se voltea y me da la espalda.

Nos estamos comportando como niños que no hablan. Odio admitir mis errores pero encerio estamos haciendo mal, nos queda todavía dos meses de convivencia.

—ven aquí señor gruñitos— lo volteo y me siento en la cama, el no me ve, solo está viendo el techo —bueno hay que hablar, nos quedan dos meses todavía de convivencia y no podemos pelearnos como niños pequeños.

No dice nada.

el beso del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora