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Egipto se había limitado a coser a Austria después de la huída de Brazil con el niño.
No sabía en qué momento se le había ocurrido tal barbaridad.

Pero por poco, en el regreso tan abrupto que tuvo, casi le corta la cabeza a aquel country.

Si no hubiera estado tan aturdido ni lo hubiera intentado.
Desgraciadamente Austria no mostraba signos de regresar, empezaba a pensar que ni regresaría y el niño no sabía si realmente sobreviviría.

Había perdido hace tiempo la meditación que tenía y por más que trataba de recuperarla no podía, algo se lo impedía.

Cansado y rendido, se dejo caer en la cama a los pies de Austria.
Sus párpados pesaban y sentía que le golpeaba todo el sueño acumulado, desgraciadamente estaba muy cansado para ganar la pelea contra el sueño.

Momentos más tarde estaba soñando con sus tierras, tan cálidas y hermosas como ninguna.

México entró al cuarto sin tocar, encontrándose con el egipcio perdido en el mundo de los sueños y a Austria que apesar de tener los labios que tomaban una tonalidad azulada se veía una expresión de tranquilidad como si estuviera dormido.

Pero sabían que no era cierto, una tristeza invadió su pecho. Hace casi nada de tiempo había echo las paces con él y ahora tiene que despedirlo.

Tomó asiento en un lado de la cama.
- Creó que será mejor despedirlo en su tierra - comentó con tristeza.

Estado de México entró buscando a su padre. - pá!... - se detuvo al ver él cuerpo a lado de él, aún sin los colores reconocía perfectamente quién era el que estaba en ese lugar - él... Él está? - un nudo en la garganta se le hacía presente.

México se paró al instante ciertamente también le estaba ganando el sueño, pero al oír a su hijo en una crisis le izó reaccionar, inmediatamente lo único que se le ocurrió fue abrazarlo.
- él... Está... - no sabía que decirle, pero mentirle definitivamente no - quieres despedirte? Creó que sería mejor, regresarlo a sus tierras y su gente le de sepultura - comentó México con un nudo en la garganta, cada palabra le ardía en la garganta como si su cuerpo no deseara decirlo.

- no se suponía que debía estar vivo, con un bebé, pensando en el bautizo y pachanga y medía - decía entre llanto e hiperventilando.

- me temo que no... Él está... No sé dónde está... Pero definitivamente ya no sufrirá o eso esperó - dijo México tratando de convencer más que a su hijo a él mismo.

- porque... Porque no pudo quedarse con nosotros?... no es justo!... Por qué nunca no se puede quedar con nosotros?... Quería que se quedara más tiempo con nosotros!... Por qué?! - le pregunto en forma de reproche, el joven estado estaba haciendo una rabieta en los brazos de México.

Este por su lado no soltó en ningún momento a su estado, menos cuando las piernas de esté flaquearon y lo cargó como niño chiquito en su regazo llevándolo asta la cama donde se sentó para consolarlo asta que este estuviera mejor.

Cuidad de México llegó corriendo y azotando todo.
- apa! Madrid me acaba de hablar contándome acerca... Hermano? - definitivamente nunca an llevado una muy buena relación, más que nada por qué siempre le confunden pero ver a su hermano destrozado en los brazos de su padre no era un panorama que le agradará en absoluto.
- de que me perdí?... Jefe? - por primera vez se sintió una opresión en el pecho inexplicable al ver a su padre de la misma forma que su hermano. No entendía el por que asta que vió por el hombro de su padre que se encontraba sentado en la cama.

Pudo reconocer a Austria sin colores en su cuerpo, tomando una tonalidad azul en sus manos, un leve azul cielo que se asomaba por sus dedos.
Dejó caer su celular al suelo, lágrimas silenciosas comenzaron a caer por su rostro - jefe yo... - de un momento a otro ya no tuvo voz.

tres México?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora