El eterno amanecer. Segunda parte

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El olor a sangre podía percibirse desde antes de llegar a ver los cuerpos. Era tan fuerte, tan penetrante, que muchas personas tenían miedo de acercarse al lugar. Era apenas de madrugada, así que fueron muy pocos quienes lograron ver los cuerpos de siete personas, siete estudiantes, tendidos a las puertas de la universidad.

Aun así, a pesar de todos los esfuerzos de las autoridades y de los Lan de evitar que las fotografías y videos se filtraran a las redes, todos los alumnos de tan prestigiosa institución habían observado lo que había ocurrido en la mañana.

El piso estaba manchado de sangre, charcos surcaban las baldosas y el penetrante olor podían imaginarlo al ver las imágenes. Decir que habían sido simplemente asesinados era poco, y era alarmante. Los cuerpos que estaban allí ni siquiera estaban completos, podían verse partes en todos lados.

Brazos y piernas amoratados y prácticamente arrancados de los cuerpos. Cabezas con ojos vacíos y labios llenos de sangre, los dientes estaban a un lado, encerrados en pequeños sacos colgados en los distintos torsos desnudos.

La escena era tan grotesca que de inmediato mandaron el comunicado, las clases se cancelaban durante la semana. Rápidamente las autoridades comenzaron la investigación. Mientras comunicaban la terrible noticia a los padres de estos siete jóvenes.

Xichen era quien había llegado primero. La escena era tan grotesca que había tardado un par de minutos en comenzar a trabajar. Había mandado las fotos a su esposo pues este era quien acompañaba a Lan Qiren, que se negaba a descansar.

- Ese Wen... - seguía en cama, conectado a un par de máquinas que mostraban su frecuencia cardiaca y que le suministraban unos cuantos medicamentes – Todavía no hay informes sobre su paradero, debo suponer... -

- No los hay. Escapó junto con sus hijos en su avión privado, Nie Huaisang sigue intentando localizar la ubicación – explicó el Jin.

- ¿Nie Huaisang? – Lan Qiren le miró con confusión – Me dijiste lo que había pasado, mas no quien estaba involucrado... -

- Ah – Jin Guangyao inclinó un poco su cabeza, disculpándose – Los Jiang trabajan con nosotros... -

- ¿Jiang Fengmian, su esposa y sus tres hijos? –

- Así es, mis hermanos también están aquí – no había mencionado aquel detalle tan doloroso que Xuanyu – Nie Mingjue nos ayuda, pero solo Huaisang se quedó con nosotros. Mingjue trata de mantener un perfil bajo y Huaisang está investigando dentro de la universidad –

- Que equipo tan extraño han formado – el Jin notó que su tío político no se veía enfadado, tampoco parecía desagradarle aquel trabajo. Esa era buena señal.

- Ahora que tenemos a los Wen, Qing y Ning, tenemos más confianza en nuestros planes, Wei Wuxian tuvo la idea de hacerle creer a Ruohan que Wen Qing puede revelar sus secretos –

- Si ella se queda con nosotros entonces no estaría en peligro con Ruohan, ni sería amenazada –

- Además, ellos conocen algunos lugares que Wen Ruohan frecuenta... -

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Madam Qin esperaba con impaciencia en aquel restaurante. Solía siempre dar una imagen de una mujer que aparenta muchos años menos de los que en realidad tenía. Pero las últimas semanas, en especial las últimas horas, le habían hecho cambios abruptos en su apariencia.

Sandu entró por esa puerta, como lo había hecho tiempo atrás. Qin notó que se veía descansado, fresco, sin dejar ese rostro serio y profesional. El de alguien que arregla asuntos pendientes de los demás, aunque estén en contra de la ley.

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora