Hilos Recuerdos y descubrimientos. Quinta parte

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Recuerdos y tristeza.

Wen Qing

Su familia tuvo secretos desde que ella tiene memoria. Secreto tras secreto, engaño tras engaño. Nunca fueron una familia normal, aun y cuando no era su padre y madre quienes trabajaban en esas cosas extrañas, aun y cuando se mantenían tan alejados de su tío cómo era posible.

Siempre se encargó de proteger a su hermanito de todo lo que pasaba en la casa. Las peleas familiares, las discusiones de sus padres, las "travesuras" de sus primos Xu y Chao... Lo alejaba de todo aquello que pudiera considerara peligroso para A-Ning-

Y es que ella sabía que su hermano sería un niño inocente y algo torpe. Veía con una rabia infantil como los demás niños le quitaban sus juguetes para luego regresarlos rotos. Como le quitaban su comida mientras él no hacía nada más que bajar su cabeza.

"Tienes que defenderte, A-Ning" le decía, mientras limpiaba sus lágrimas "Tu hermana mayor no estará aquí siempre para cuidarte". El niño la veía aún con los ojos más tristes, pero no volvía a soltar lágrimas, solo asentía con la cabeza.

Ella sabía, desde muy pequeña, cosas que otras niñas y niños de su edad no entendían. Y no era solo que leyera mejor y más rápido que todos, ni que sus experimentos fueran los mejores de la clase. También entendía temas que su madre llamaba "cosas de adultos".

Sabía que tenían una casa pequeña porque el tío Ruohan la había comprado. También sabía que no tenían tanto dinero como el tío Ruohan porque sus abuelos Wen, a quienes no conocía, no les habían permitido tener su dinero.

De todas formas, ella era muy feliz a pesar de que sus juguetes no fueran tan bonitos como los de Chao y Xu, o que en su casa no siempre hubiera luz o internet. Ella era muy feliz jugando con sus experimentos y con su hermanito Ning.

Tenía quince años cuando sus padres murieron. Solo recuerda cuando, al llegar a casa, encontró escombros de los que todavía salía humo. Envueltos en telas estaban los cuerpos de sus familiares. Como deseaba olvidar aquel aroma a carne quemada.

De repente, se vio rodeada de policías, bomberos y paramédicos que le hablaban, le preguntaban, pero ella no podía contestar. Solo atinaron a ponerle algún abrigo y darle una bolsa con un par de cosas que habían rescatado.

Sus ojos volvieron a la vida cuando, en la ambulancia, notó que su hermano estaba recostado en la camilla. Recuerda haber acortado la distancia entre ella y Wen Ning y que solo había repetido "Gracias" a quien sea que la escuchara por dejarle a su hermano. Por no dejarla sola en este mundo.

A los quince años Wen Qing entendió que su tío los había "salvado". Entendía que había obtenido la custodia total de ellos y que ahora todo lo que tenían se lo debían a él. Tenían una cama caliente y comida deliciosa todos los días.

Tenían educación privilegiada, ella en una de las mejores universidades, ya que era muy lista, y su hermano educación en casa, con los mejores maestros del país.

Y agradecería por ello de no ser las terribles condiciones que había puesto su tío. "Ya que los he mantenido como parte de mi familia" le dijo en una ocasión "Creo que deben formar parte de nuestro trabajo. Tu hermano no es un prodigio como tú, así que él tendrá que esperar, pero tú, mi pequeña sobrina, tú tienes un cerebro envidiable"

Aceptó con miedo, aún era muy joven para valerse por sí misma y más si llevaba a Wen Ning con ella, pero no podía darse el lujo de molestar a su tío. No cuando ya sabía, desde hace años, el trabajo tan asqueroso y podrido que manejaba Wen Ruohan.

Fue así como comenzó a trabajar para él. Inicio como practicante en los laboratorios forenses del gobierno, impresionaba a todos con si intelecto y sus análisis, después llego a ejercer como médico forense. Sus trabajos eran sencillos. Identificar cuerpos y encontrar la causa de muerte, encontrar rastros de agresores si es que se llevaba en caso o simplemente examinar pruebas biológicas.

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora