Interludio

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La mesa del comedor era amplia, y estaba llena de fotos y notas. Las caras sonrientes de algunos jóvenes se veían en las fotografías, mientras que en las pantallas de las computadoras se leían cosas como "última vez vista en..." "desapareció durante..." y "los amigos dijeron que...".

Nie Huaisang estaba dormido en el sillón más grande de la sala, su traje que había estado completamente arreglado ahora lucía arrugado y sucio. En sus manos había una taza vacía, con un olor a café desprendiéndose de la misma.

El otro hombre se había cambiado la ropa del día anterior por algo más cómodo para ejercitarse un poco. Antes de salir al jardín de su casa dio un último vistazo a Huaisang.

"Me gustaría verme como él cuando duermo" pensó "Su cabello luce bien, aunque parezca enredado, el mío parece un nido de pájaros abandonado".

El jardín de su casa era bastante grande, así que todas las mañanas aprovechaba para correr un poco. Sus perros lo seguían de cerca, Princesa, Amor y Peonía podrían parecer amenazantes, y lo eran. Ladraban a aquel atrevido que se acercara a Cheng, no dudaban en morder si notaban que su dueño se ponía tenso por culpa de alguien. Cuando vivían ahí Fengmian y Ziyuan, le pedían a Wanyin que los encerrara en un pequeño patio para que no asustaran a Wei Ying.

Pero ahora que vivía él solo no tenía caso que sus "cachorritos" se mantuvieran encerrados.

Los perros eran una rara mezcla entre lobos y pastor alemán. Eran bastante grandes y, siendo sinceros, algo tenebrosos. Pero Jiang Cheng siempre los vería como los perritos que llorando pedían subirse a su cama y se acurrucaban en su regazo.

- Chicas, paremos aquí – les dijo – Tenemos un invitado hoy, no quiero que lo asusten – después abrió las puertas de la casa e invitó a sus compañeras al comedor.

Como el individuo de cabello largo era desconocido para los canes, se acercaron de manera sigilosa. Princesa era la más protectora con su dueño, así que comenzó a olisquear al curioso ser que dormía en el sillón para decidir si era peligroso. Se acercó a las botas estilo militar, después a la mano que colgaba del sillón y, finalmente, al rostro de Huaisang.

El hombre, al sentir una naricita recorrer su rostro se levantó de golpe.

- ¡JIANG CHENG! – gritó al ver el gran tamaño de Princesa - ¡JIANG CHENG, HAY UN LOBO GIGANTE EN TU CASA! –

Como pudo se levantó del sillón y se fue corriendo al último lugar donde recordaba haber visto a Sandu: el comedor.

Al entrar ahí se topó con dos perros más, los cuales se habían posicionado una a cada lado de su dueño, quien vestía una camisa de tirantes y unos pantalones deportivos.

Nie Huaisang no sabía que era lo más raro. Los tres perros más grandes que había visto. A su anfitrión mostrando, sin intención, su cuerpo bien entrenado. O que ese hombre con un gesto de arrogancia y superioridad estuviera preparando hotcakes.

Sí, en definitiva, estaba siendo el sueño más raro.

- Nie Huaisang, que bueno que despiertas – mencionó Wanyin – Debemos continuar con la investigación –

Jiang sirvió en dos platos el desayuno, acompaño los hotcakes con un poco de fruta y algo de miel. También sirvió dos vasos de jugo de naranja recién exprimido.

Huaisang no pudo evitar tallarse los ojos. Este hombre no encajaba con las investigaciones que él mismo había hecho sobre Sandu.

El hombre que siguió el camino de su madre, la Araña Violeta. Quien torturaba a los más malvados y a los no tanto les arruinaba la vida. El hombre que dejaba macabros mensajes como amenaza para quienes se atrevieran a volver a hacer daño a los inocentes.

Ese hombre, le había preparado un desayuno casi infantil.

- ¿Qué pasa? – le preguntó - ¿No te gusta lo que preparé o no desayunas? Porque el desayuno es la comida más importante del día – lo miró acusadoramente.

- No es eso, solo me sorprendí un poco – respondió Huaisang, tratando de disimular su desconcierto – No recuerdo la última vez que desayuné algo así –

- Bueno, es que hoy haremos mucho – explicó Sandu, sentándose – Wen Qing me mandó un mensaje. Al parecer acaban de encontrar a la segunda víctima –

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora