En tonos grises (ChengSang)

Finalmente anochece. Primera parte

Cuando Lan Xichen entró a la isla gracias a los botes prestados por los turistas, se dio cuenta de que iba un poco tarde.

La ubicación de Wen Ruohan llegó a su celular, así como la confirmación de que el hombre estaba de manos atadas. Conocía a Jiang Yanli, su rostro era tan dulce como los pasteles de crema y su voz tan amable como la suavidad de las nubes... pero seguía siendo Loto de sangre, y Loto de sangre era despiadada y cruel. Cruel, pero justa.

Sus hombres tenían órdenes directas de entrar y recuperar a los jóvenes a toda costa, por ello yacían muchos hombres de Wen Ruohan en el piso, unos en un charco de sangre y otros con las manos detrás de la cabeza.

Escuchó los sollozos desde antes de entrar a la casa. Al principio eran tenues, como quien está asustado por una tormenta, después se tornaron un poco desesperados.

- ¡A-Cheng! – lloraba Yanli, cubriendo como podía la herida de su hermano – A-Cheng, solo quédate con nosotros – Wen Xu estaba en el suelo, de su cabeza brotaba el líquido vital, su hermano estaba en un rincón, cubriendo la simple herida de su pierna, mientras miraba con miedo y odio a Nie Huaisang.

- ¡Hermano Xichen! – fue Xuanyu quien le recibió, en su rostro había marcas de lágrimas – Por favor... Jiang Cheng está herido... por favor... -

- A-Yu, tranquilo, haremos lo que podamos ¿sí? –

El Jin asintió, sentándose en un rincón del salón mientras abrazaba sus rodillas, esperando a que se llevaran al hombre que luchaba por respirar y mantenerse despierto.

- ChengCheng... no te vayas a dormir... - la voz de Huaisang estaba a punto de quebrarse – Tengo muchas cosas que platicarte... -

- Claro que... sí – Wanyin intentaba sonreír, pero parecía más un gesto de dolor – Siempre tienes... algo que decir... me –

- Lo logramos, A-Cheng – sus hombres habían entrado a la sala, dirigiéndose de inmediato con el Jiang – Detuvimos a Ruohan... hubieras visto su cara – los hombres lo levantaron con cuidado, Yanli se había apartado un poco y había tomado a Xuanyu en un abrazo. Pero Huaisang se quedó allí, caminando al lado de los paramédicos que lo llevaban en la camilla – A-Cheng... también tengo que agradecerte... me defendiste allá... ¿A-Cheng? –

No tuvo el valor de mirar el rostro pálido de Jiang Wanyin, su pecho dolió, el silencio de Cheng le ahogaba lentamente.

- Te escucho... A-Sang... - volvió a respirar, el miedo se apoderaba por fin de él. ¿Y si no llegaban a tiempo? ¿Y si ChengCheng cerraba los ojos y no los volvía a abrir? No supo qué pasó después. Solo recuerda que la oscuridad se apoderó de si vista, un zumbido estaba en sus oídos y el sabor de la sangre invadía su boca.

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Cuando llegaron a tierra, Jin Xuanyu fue el primero en salir corriendo.

Una de sus inseguridades al partir era pensar en la decepción que haría sentir a su hermano Zixuan. Pero ahí, habiéndolo visto desde que se acercaban a la isla, solo quería llegar y abrazarlo como cuando era pequeño. Y así hizo.

Bajó por su cuenta del barco, casi cayéndose, pero dándole poca importancia. Pasó corriendo y vio que su hermano también corría hacia él. Cuando estuvieron de frente solo supo que se arrojó hacia él como cuando tenía miedo por las noches.

- A-Yu... estás bien – dijo Zixuan, envolviendo al menor en un abrazo – A-Yu, no vuelvas a hacer esto... si lo haces voy a ponerte un rastreador – Jin Xuanyu asintió en el hombro de su hermano, no sabía que decir, solo sabía que tenía que estar ahí más tiempo – Espero que hayas terminado lo que tenías que terminar... -