Extra 1. El esposo perfecto

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Jin Guangyao adoraba su vida, las rutinas del día a día le gustaban, le hacían sentir seguro, amado y competente.

Se despertaba cuando Lan Xichen lo atraía a sus brazos y depositaba un beso en su frente.

- A-Yao... buenos días, cariño – nunca le llamaba del mismo modo, ni le abrazaba de la misma manera, algunas veces, cuando su esposo estaba de especial ánimo o se levantaba con mucha energía, Guangyao era despertado con besos repartidos por su espalda y cuello y, al parecer, ésta era una de esas ocasiones – A-Yao... ¿podemos consentirnos hoy? –

Su esposo comenzó a besar su cuello, repartiendo mordiscos mientras sus manos comenzaban a colarse por el piyama del Jin. Las manos de Xichen siempre eran amables, cuando caminaban juntos, cuando le ayudaba a hacer el desayuno, cuando veían películas... nunca durante el sexo.

Pronto se vio atacado por un beso en sus labios, demandante y deseoso.

- A-Huan... llegarás tarde al trabajo... - el jade bajó los pantalones del Jin sin ningún problema, sus manos ya conocían de memoria los pasos para desnudar, incluso en plena oscuridad, a su esposo.

- No me importa... todos han llegado tarde al menos dos veces... yo nunca llego tarde... - Guangyao tomó el extremo de la camisa de Xichen y la jaló hacia arriba, quitándola, dejando solo la piel de su Lan – Además... he trabajado muy bien... - una de sus manos acariciaba la cintura de Guangyao y la otra acariciaba la pierna subiendo indecentemente - ¿No me merezco una recompensa? –

Jin envolvió las caderas de Lan y lo tomó de los hombros, no le costó mucho darle la vuelta, recostando a su esposo mientras él se sentaba sobre Xichen. Dejó que el Lan recorriera su piel, siempre lo hacía así, y comenzó a besarle de nuevo, moviendo lentamente sus caderas.

- Mi esposo trabaja mucho... mi esposo merece una recompensa – hizo que Xichen se sacara los pantalones, mientras que aventaba su camisa por algún lado de la habitación. Agradecía mucho que no tuvieran vecinos...

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Ese día no tenía trabajo. Le gustaba dejar los lunes libres, así podía hacer las compras mientras Xichen trabajaba.

- A-Yao... el desayuno huele delicioso – Xichen entraba a la cocina, recién bañado – Y tú también... -

- ¿También huelo delicioso? – preguntó con una sonrisa.

- Sí, y también te ves delicioso – se había dejado solo una de las camisas de Xichen, su cabello estaba largo y también lo había dejado suelto – Haces que desee pedir el día libre hoy... -

- No puedes, querido – respondió, sirviendo un omelette y fruta picada – En la noche seré tuyo si es lo que quieres... - la cara de Xichen se mostró sonriente, tanto que Guangyao no pudo ocultar su sonrojo – pero no puedes faltar al trabajo, menos los lunes que se reactivan casos del fin de semana –

Xichen se sentó en la mesa mientras degustaba su comida. Había intentado muchas veces cocinar algo para él, así como hacer las actividades de la casa. Pero la comida se le había quemado, había encogido la ropa en la secadora, casi se intoxica intentando lavar el baño...

Su esposo le había dicho, después del incidente en el que mezcló ácido y cloro para lavar el baño, que no le molestaba hacer las tareas de la casa. Le gustaba preparar la comida y lavar la ropa, disfrutaba de las visitas al mercado y de limpiar la casa.

- A-Yao... ¿podemos tomar vacaciones? –

- ¿Quieres salir de vacaciones? –

- Mn, quiero que tú elijas vacaciones –

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora