En tonos grises (ChengSang)

Interludio

*Momentos después de la llamada*

- Como tardabas en volver pensé que te habías ido – Huaisang llevaba el cabello algo desordenado, contrastaba con esa pálida piel y el tono rojizo de sus labios. Jiang Cheng se perdió por un momento en aquellos colores.

Nie se acercó a él, cauteloso. Notaba que el ánimo de aquel hombre estaba decaído, probablemente por aquella llamada.

- ¿Todo bien? – le preguntó, con una sonrisa en los labios.

- Sí, no pasó nada – Jiang Cheng había desviado la vista, miraba hacia afuera, al cielo – Mi padre no está de acuerdo en que participe en la investigación. Solo discutimos un poco sobre eso –

- Supongo que nunca dejarán de cuidarnos – suspiró Huaisang – Mingjue también hace eso –

- ¿A qué te refieres? –

- Aquellos que nos cuidan nunca dejan de hacerlo – Agitador tomó algo de sus bolsillos – Mi hermano siempre me pide que le avise a donde voy y todo eso –

- Mi padre no me cuida, ni se preocupa, solo que no quiere que le cause problemas a él y a mamá -

Huaisang notó cuál era el problema. Para él nunca fue un inconveniente, después de todo no podía recordar a su padre, no mucho. Solo estaba su hermano, Nie Mingjue. Quien le ayudó a andar en bicicleta y a defenderse de los que lo molestaban.

Quien le regaló su primer pincel de verdad aún y cuando su padre y madre le prohibieron pintar. Mingjue fue como un padre para él. Por eso no podía entender totalmente los sentimientos de Wanyin. Sentimientos de competencia eterna para sobresalir entre sus hermanos.

Competir por el amor y atención de sus padres.

- Creo que en el fondo si les preocupas, pero no saben demostrarlo – extendió su mano y tomó el hombro de Jiang, dando un suave apretón – La gente se preocupa por ti Cheng, yo lo hago –

- ¿Tú te preocupas por mí? – Huaisang se sonrojó y volteó su rostro donde su acompañante no le viera - ¿Por qué? –

- Bueno, tu trabajo es peligroso y a la gente le gusta ajustar cuentas – tomó su abanico, el cual iba colgado en su cintura – Me agradas. Me gusta tu compañía –

- Te agrado... que extraño – Jiang Cheng veía la espalda de Huaisang, una parte de su cuello estaba ligeramente rojo – Usualmente las personas me evaden –

- Eres una buena persona, a tu manera, pero justo – el otro le lanzó una mirada de reproche – Me refiero que tienes la pinta de que eres malo y peligroso, pero en realidad ayudas a la gente –

Jiang Cheng se rio y luego dijo – Peligroso. Eso explica por qué nunca mis compañeros de la escuela querían ir conmigo a hacer los trabajos – Huaisang soltó una carcajada – También el por qué nunca me llevaban a las reuniones y fiestas, a menos que quisieran que mis hermanos asistieran –

- Yo te invitaría a las fiestas – Wanyin resopló – En serio, cuando voy casi siempre me quedo viendo a los demás –

- ¿Y por qué no te mezclas? –

- No les agrado a muchos – de repente aquel chico se puso tímido. Y Cheng iba a aprovechar eso.

- Imposible. Eres inteligente, educado, interesante y atractivo – Huaisang volvió a ruborizarse - ¿Qué te impide hacer amigos? –

- ¿Crees que soy todas estas cosas? – el abanico cubría la mitad de su cara.

- Sí, lo he notado durante las últimas semanas que hemos trabajado juntos –

- Oh – Huaisang se sentía extraño, era un sentimiento de calidez en su pecho, pero aun así estaba un poco nervioso. Sabía que su apariencia llamaba la atención, pero que alguien como Jiang Cheng se lo dijera era diferente.

Jiang Cheng – Ven aquí – tomó a Nie de su brazo y lo atrajo hacia él. Comenzó a trenzar el largo cabello del otro, peinándolo un poco con sus dedos para desenredarlo. Una vez que estuvo como él quería lo dejó ir, no sin antes ponerle un sencillo y pequeño broche con forma de flor de loto.

- ¿Por qué el broche? – Ni había tenido las palabras correctas, por lo que solo se dejó peinar – Es muy bonito –

- Cuando era más joven usaba broches, solía dejar mi cabello muy largo – reacomodó un mechón que se había escapado detrás de la oreja de Huaisang – Ahora lo llevo un poco más corto porque podrían reconocerme por ello –

- Tienes razón – Agitador seguía sintiendo un ligero cosquilleo ahí donde los dedos de Wanyin habían tocado sutilmente su mejilla – Creo que deberíamos regresar.

- Cierto – Ambos hombres terminaron suconversación. Tenían un hombre que encontrar y unos cuantos chicos querescatar.