Extra 2. Siempre voy a protegerte

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Nie Mingjue recién llegaba de la secundaria. Había sido un día pésimo. Sus compañeros siempre lo hacían a un lado. "Al menos es mi último año" pensó.

Caminó hacia su cuarto, notando que la casa estaba más vacía de lo normal. Su padre le había dicho que probablemente no estaría cuando regresara de la escuela. Pero la esposa de su padre siempre le daba la bienvenida, desde hace cinco años, cuando se casó con el señor Nie.

Una vez dentro de su cuarto se quitó el uniforme escolar y acomodó su mochila. Después bajó a la cocina, tal vez alguien le haya dejado algo de comer.

- Mingjue – le llamó la señora que les ayudaba con las comidas – Tu padre me pidió que te dijera que cuando llegaras y comieras fueras al hospital –

- ¿Hospital? ¿Por qué? –

- La señora Nie está teniendo al bebé, y tu padre acaba de salir de la ciudad, le tomará un par de horas regresar –

Sin perder el tiempo, Mingjue tomó algo de la comida y lo guardó en un contenedor. Salió corriendo de la casa.

Tomó su bicicleta para llegar lo más rápido que podía al hospital. Tal vez esa señora no era su madre, pero si lo trató como un hijo. Y ahora ella estaba ahí, sola en el hospital, dando a luz a su primer hijo.

Pedaleó como loco, ocasionando que muchos conductores le maldijeran en el camino, pero a él poco le importaba.

Cuando llegó al hospital fue al mostrador, preguntando por la señora Nie.

- ¿Eres familiar de ella? – preguntó aquella enfermera, mirándolo de arriba abajo.

- Soy su hijo, ella debe estar teniendo a mi hermano, pero mi padre está fuera de la ciudad –

Le dio un vistazo más, cuando el chico no lo soportó más y la miró de mala manera.

- Si no me dice dónde está hablaré con su gerente ¿No sabe usted quien soy yo? – con solo quince años, Nie Mingjue ya se veía como el hombre imponente y seguro que sería en el futuro. Por lo que la enfermera se apresuró a decirle que ella aún estaba en el quirófano, que podía esperar en la sala de espera de su habitación.

Una vez con estos datos se apresuró a llegar a esa recámara, donde pronto traerían a la señora Nie junto con su nuevo hermanito.

- Un nuevo hermano – susurró – ¿Será como yo? No creo, tal vez sea más como la señora Nie –

En esos momentos entraron varias personas al cuarto, con una cuna y un bultito adentro muy pequeño que se removía un poco.

- ¿Tú eres el hijo de la señora Nie? – le preguntaron, él asintió – Bien, el bebé está bien, aunque nació días antes de lo planeado se encuentra bien. Tu madre está aún en cirugía, hubo una pequeña complicación, pero no es nada grave –

Las personas estaban acomodando algunas cosas en esa habitación, pero él no sabía qué hacer, hasta que una enfermera, que cargaba al bebé le habló: - ¿Quieres cargar a tú hermano? –

En ese momento quiso hacerlo, pero al ver a ese frágil ser y lo pequeñito que era se arrepintió, por que terminó diciendo que no.

Cuando dejaron solos a los nuevos hermanos Nie el silencio inundó la habitación. Mingjue podía escuchar su propia respiración.

Estuvo así algunos minutos que se sintieron como horas, hasta que unos pequeños sonidos rompieron el silencio. El bebé estaba moviéndose entre sus sabanitas, mientras se quejaba despacio.

Se acercó a su hermano y notó que estaba a punto de soltar un fuerte llanto. No supo que le pasó que un impulso lo llevó a cargar al bebé. Tuvo cuidado con su cabecita, como le había dicho la señora que cuidaba la casa, lo pegó a su pecho despacio, lento, como si temiera lastimarlo con sus movimientos. Y entonces lo vio.

Era un ser tan frágil, tan pequeño. Completamente indefenso. Y ya no se estaba quejando. Aún con el bebé en brazos se sentó en el sillón donde estaba antes. Acercó su mano a su hermano, y este tomó su dedo índice, aferrándose como si temiera que lo alejaran de ese lugar tan cálido.

- Soy tu nuevo hermano mayor – le dijo al bebé – siempre voy a protegerte –

Nie Mingjue descubrió en esos momentos que estaría ahí, por el resto de su vida.

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Algunas horas después llevaron a la señora Nie a su recámara, quien aún estaba bajo efectos de la anestesia.

Cuando el señor Nie llegó se topó con esaextraña escena. Su esposa estaba en la cama, ajena del mundo, mientras sus doshijos dormían en el sofá.

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora