En tonos grises (ChengSang)

Crueldad. Cuarta parte

La casa de campo de los Lan estaba en total silencio. Los individuos que ahí se encontraban estaban en una monotonía tal que ninguno se atrevía a decir algo, como si tan solo una palabra podría desatar el caos que todos tenían en sus cabezas.

Jin Zixuan leía algunos papeles sobre el nuevo caso que atendía el negocio de abogados Jin, mientras su esposa Yanli seguía leyendo sobre los padres de los chicos desaparecidos.

En otro rincón de la improvisada oficina de investigación Jiang Fengmian revisa en la computadora las cámaras de seguridad antes y después de los asesinatos. Yu Ziyuan hablaba con su hijo Wei Wuxian, analizando de manera detenida a los padres y madres de los chicos desaparecidos.

Jin Guangyao escuchaba de nuevo las grabaciones de las entrevistas hechas, mientras realizaba apuntes y descifraba la personalidad de cada uno de los relacionados. Lan Wangji suplía a su hermano y tío en el trabajo, motivo que le hacía pasar todo el día en las oficinas Lan.

El silencio que reinaba no era solo por el caso, sino por la espera. Lan Xichen aún no llegaba a casa, lo que tenía al Jin mayor preocupado por su esposo. Además, el menor de los Jiang había mandado un mensaje que les pedía reunirse para discutir la relación de los secuestros y de las transacciones de dinero.

Había salido a buscar a Huaisang y a sus amigos, pero habían pasado al menos tres horas y ellos aún no regresaban. Tal vez ese silencio los atormentaba menos que la idea de que algo les hubiese ocurrido.

La alarma que indicaba que alguien había entrado a la casa sonó, asustando a algunos al irrumpir con tan cruel reunión. El auto que manejaba Xichen se estacionó frente a la casa y ambos Lan salieron del auto.

- El personal que cuida de Tío me dijo que está mejor – comentó Xichen con una sonrisa – Creen que podrán sacarlo del coma pronto –

- Mn, esa es buena noticia –

- ¿Pasa algo hermano? –

Lan Zhan miró a los ojos de su hermano, con determinación – Conmigo no pasa nada... ¿Qué hay de ti? –

Lan Huan se sorprendió solo un poco, que fácil le había leído su hermano. Con una sonrisa sencilla, pero que denotaba confianza le respondió – Me llegaron unos papeles hace poco... como sabes A-Yao y yo queríamos adoptar un pequeño... Nos han negado la adopción –

Lan Wangji sabía que no le estaba contando la verdad, no completamente, pero decidió darle el beneficio de la duda - ¿Se lo dirás a tu esposo? –

- En privado, tenemos muchas cosas en la cabeza para preocuparnos por formar una familia en este momento. Vamos adentro –

- Mn – Wangji decidió no decir nada, aun así, advirtió que su hermano se estaba comportando como aquella ocasión.

Entraron en la casa y notaron el ambiente que ahí reinaba. Yu Ziyuan se adelantó y dijo – Huaisang y A-Cheng aún no llegan – se puso de pie – ¿Saben ustedes dónde están? –

Ambos hermanos se vieron el uno al otro – No, pensamos que éramos los últimos en llegar –

- Gracias, es todo – fue hacia su habitación y en unos segundos estaba de vuelta – Iré a buscarlos – dijo con un arma en la mano y otra en su cinturón – Preferiría ir sola, manténganse conectados por si necesito llamarles y... -

Finalmente, el auto en el que Jiang Cheng había salido a buscar a Huaisang, entró a la cochera de la casa y activando la misma alarma que hace unos momentos, interrumpiendo los nervios poco visibles de Madame Yu.

- Voy a castigar a ese niño cuando entre a la casa – dijo la señora, mientras dejaba las armas sobre una mesa – Si le digo que tiene que ir acompañado es porque tiene que ir acompañado –