La caída del Sol. Primera parte

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Lan Qiren casi escupe su té, pero logró pasarlo por su garganta con algo de dificultad.

- ¡Dije que nos hemos relacionado con criminales, no que hemos salido y retozado con ellos en todos los casos! – Wei Wuxian no pudo soportarlo más y soltó una carcajada, bajo la mirada amenazante de Lan Qiren – Respeto tus gustos y los de mis sobrinos, pero nunca me han gustado los hombres... ni las mujeres... -

- Tío Qiren... me gustaría preguntarle de su asexualidad, pero creo que sería mejor preguntarle respecto a Wen Ruohan... -

- Antes de que hagas conjeturas equivocadas... Ruohan y yo solíamos ser amigos – la risa de Wei Wuxian había pasado, ahora solo denotaba seriedad – Estudiábamos juntos, incluso llegamos a plantearnos crecer juntos ¿sabes? –

- ¿Seguro que no le gustaba Ruohan? – el Lan ahora sí puso los ojos en blanco – Me refiero... quizás y eran almas gemelas... no en el sentido romántico –

- Ruohan creció en una familia disfuncional. Sus padres no estaban en casa, eran abogados... y cuando sí estaban en casa... ellos gritaban siempre – Qiren se apresuró a negar con la cabeza – Eso no justifica ninguno de sus actos, pero sí los explica. A pesar de tener dinero, se lo gastaban en apuestas – su desayuno de seguro estaba frío, pero comía sin hacer caso de eso – Nos conocíamos desde la escuela, yo veía como él miraba de reojo mi comida. Las primeras veces él me dijo que la había olvidado en casa. Cuando me contó, años después, que se había hecho mi amigo solo para que le compartiera de mi comida... no supe si reír o llorar –

Lan Qiren, casi siempre inexpresivo y serio, mostraba una sonrisa triste en su rostro, bajo la sombra de los recuerdos.

- Entiendo que haya crecido con padres ausentes y con carencias... eso explica la sed de poder y riqueza que tiene – el Lan asintió con la cabeza – Además, siguió el patrón de crianza con sus propios hijos... Wen Ruohan sigue atrapado en el pasado – Qiren miró diferente a Wuxian. Los gestos de aquel hombre, esposo de su sobrino, eran más maduros, apenas había rastro del chiquillo que había estado correteando detrás de Wangji.

- ¿Quieres saber otro motivo por el que no quería que Wangji saliera contigo? – la mirada perdida de Qiren hizo que Wei Wuxian se sintiera mal, melancólico – Me recordabas un poco a Wen Ruohan, la forma en la que estabas siempre pegado a Wangji, pidiendo siempre mucho de él. Él quería mucho de mi... de todos. Fue así como comenzó a pedir poder. Quería control, como si buscara siempre algo que estuviera en sus manos, algo que no cambiara, algo que siempre estuviera a su disposición... y yo lo hacía... yo era ese algo –

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Jin Xuanyu miraba asombrado el mar. El agua estaba muy limpia, era tan cristalina que lograba ver lo colorido que era el fondo. Siempre que viajaba con su padre miraba al frente, en busca de pistas o información que le sirviera a Jin Guangshan, nunca se había tomado el tiempo de apreciar los lugares exóticos e impresionantes que solía visitar.

Pero ahora podía, aunque estuvieran a punto de iniciar una misión solo un poco suicida.

Jiang Cheng manejaba aquel bote, le parecía curioso que los Jiang tuvieran conocimientos y habilidades en muchas cosas. Había visto a su cuñada armar un vestido en una sola noche con la misma facilidad con la que limpiaba las armas que guardaban en el sótano. Incluso le había enseñado algunos trucos, como preparar sopa y crear un dispositivo que lograra paralizar gracias a descargas eléctricas a una persona... era obvio que sus hermanos serían bastantes parecidos.

Nie Huaisang era distinto. Eran amigos en la universidad, ahora sabía que se había metido al lugar solo para investigar un poco desde los estudiantes. Le había parecido un chico muy risueño, como quien ignora lo malo del mundo y se limita a disfrutar lo bueno. Y le había agradado mucho por eso. Conocer a alguien tan simpático, tan desvergonzado y al mismo tiempo digno de confianza le había hecho sentir especial, ya que por fin tendría un amigo que no le juzgara.

En tonos grises (ChengSang)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora