Capítulo 3: EL CONCIERTO

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—No empecemos amiga —me dijo cortante. Yo aún me seguía riendo.

.......

—¡Aaaaaaaaaaaaaah! ¡Aaaaaaaaaaaah!

Creo que era algo obvio ya, que era mi mejor amiga la que estaba gritando y no yo.

Estaba demasiado emocionada por el concierto y eso que aún no estábamos allí y quedaban diez minutos para que saliéramos de casa.

—Algún día te dará algo de tanto gritar. A lo mejor se te sale un pulmón —le advertí de broma para que no siguiera chillando como una loca.

—Qué chistosa amiga —me comentó sarcástica.

—Lo sé —dije usando sarcasmo también.

Ella se enfurruñó y me sacó el dedo del medio. A lo que yo respondí riéndome.

—¡Cinco minutos! —gritó mi amiga con ilusión. Al final me dejaba sorda.

Estaba nerviosa a decir verdad, pero que muy nerviosa, sentía que iban a pasar muchas cosas esta noche.

......

Tardamos unos quince minutos en aparcar, ya que estaba todo lleno, súper lleno, hasta que por fin mi madre pudo encontrar un hueco libre en el aparcamiento. Por suerte, habíamos llegado con mucha antelación.

Mi madre se despidió de mí con un beso en la frente y también se despidió de Becket de la misma manera (era como su segunda hija).

Me advirtió de un par de cosas como que no llegáramos muy tarde a casa y que tuviéramos mucho cuidado. Por último, nos dijo que nos divirtiéramos, se volvió a despedir de nosotras y se fue.

— Bueno, por fin hemos llegado, ¿no? —le pregunté irónicamente.

—¡Siiiiiiii! —chilló en mi oreja mi amiga muy emocionada.

Cuando entramos al lugar vimos que había un montón de gente y que era muy pero que muy grande. Había como cien personas aquí dentro.

Era una habitación gigantesca con un escenario súper grande, lleno de focos y altavoces, algunas cuantas sillas y dos baños justo al lado del escenario.

Vi a gente bailando, haciéndose selfies, gritando, otros simplemente esperando a que llegara el grupo y alguno que otro pegado al móvil.

Era alucinante. También me di cuenta de que había una barra donde suponía que se podían pedir las bebidas.

Fuimos juntas hacia la barra, porque como nos fuéramos a separar nos íbamos a perder. Y cuando ya estábamos, le pedimos al camarero del local dos Coca-Colas.

Nos quedamos hablando con nuestras bebidas en la barra y me fijé que a lo lejos, cerca de los baños, había como una sombra observando hacia nosotras.

—Qué extraño —pensé en mi mente extrañada por lo que acababa de pasar, pero mi amiga me interrumpió cuando vió que llegaban al escenario los chicos pop y como no, empezó a gritar.

Miré hacia el escenario, ya que mi amiga no paraba de gritarme para que atendiese a los chicos, y cuando quise volver a voltear a ver donde estaba la sombra, ya no se encontraba al lado de los baños.

Y ahí es cuando comencé a cagarme de verdad y recordé perfectamente lo que me dijo mi amiga ayer.

*¿No sientes a veces que te espían? *

—No, hasta hoy no —contesté en mi mente sintiendo que esto no podía estar pasando.

¿Y si era verdad lo que me dijo mi amiga ayer? ¿Tendría que correr ahora mismo o quedarme sin hacer nada y sin avisar a Becket? Creo que en este momento mi amiga no se movería para nada del sitio con tal de no perderse ninguna de las canciones de los chicos pop.

Deja que cuide de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora