Capítulo 27: EL SECUESTRO

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Blanco. Todo blanco, solo veía blanco. Todo a mi alrededor era blanco. Menos una persona que me estaba mirando sin entender nada y muy preocupada.

—¿Qué estaba pasando? —pensé queriendo que fuera un sueño.

No entendía absolutamente nada y aún estaba cansada. Acababa de despertar de un largo y profundo sueño. Había estado durmiendo mucho tiempo. ¿Qué hora era?

Miré a la única persona que me podía responder y explicar algo de todo esto. Pero tenía la misma expresión que yo de no entender nada y supe que no iba a ser posible que me respondiera a todas mis preguntas en aquel momento.

—Becket, ¿eres tú? —le pregunté pensando que todo esto era un sueño y que en cualquier momento me despertaría.

—No, soy tu abuela —me dijo de mal humor.

—¿Tú también te acabas de despertar? —le pregunté un poco confundida.

—Minutos antes que tú, pero sí —me respondió y se le escapó un bostezo.

—¿Qué hacemos aquí Becket? —seguí preguntándole aunque sabía que ella no tendría ni idea.

—No lo sé, adivina —me dijo pero que de muy mal humor.

Mi amiga siempre se despertaba de mal humor pero no tanto. Supongo que era porque no entendía qué es lo que estaba pasando, ni qué hacíamos las dos en aquella habitación.

—¿Por qué es todo tan blanco? Me voy a quedar ciega —le dije mirando a mi alrededor.

—¿En serio es eso lo que te preocupa? —me preguntó Becket sin creerse aún que estuviera tan tranquila.

—Bueno, estoy intentando no pensar en nada malo y darle una explicación lógica a todo esto —le respondí recordando algo de lo que pasó anteriormente.

—Mi día de chill —recordé pensando en que hoy quería que fuese mi día de chill, de paz y tranquilidad.

—Pues vaya día de paz y tranquilidad —pensé sarcástica en mi mente.

—¿Día de chill? —me preguntó mi amiga al haberme escuchado.

Pensaba que lo había dicho en mi mente.

—Sí, hoy iba a ser mi día de chill. Mi día de paz y tranquilidad, pero no recuerdo nada más —le dije intentando no pensar en nada malo.

—¿Sabes qué hora es? —me preguntó Becket curiosa.

—Eso mismo te iba a preguntar. Espera un momento, ¿y mi móvil? —dije preocupada sabiendo que siempre lo llevaba encima.

—Kathy, nos los han quitado —me informó Becket mirándome como si fuera algo obvio.

—¿Quién? —le pregunté extrañada.

Esto me olía a broma o eso quería pensar. Mi móvil no estaba, una habitación entera blanca, recuerdos borrados de mi memoria, mi amiga preocupada. Vale, no era una broma, ¿¡qué estaba pasando!?

—Kathy, creo que no estás entendiendo nada —me dijo mirándome igual que antes como si fuera algo muy obvio.

—¿Qué está pasando, Becket? —le pregunté ya que a ella le parecía todo tan obvio y yo aún no entendía nada.

—¡Nos han secuestrado! —me respondió un poco alterada y a la vez preocupada.

—¿Cómo que nos han secuestrado? ¿Quién nos iba a secuestrar? ¿El de los mensajes? —le pregunté mientras se me escapaba una risa nerviosa.

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