Noto mi cara arder de lo roja que tienen que estar mis mejillas ahora mismo.
—Sabes que me gustas con tus virtudes o con tus defectos y que quiero estar contigo aquí o en otros sitios, muchas más veces —me dice estas cosas y me quedo flipando sin saber qué responder y creyendo que esto es solo un sueño—. En conclusión es… —se arrodilla en frente mía, aún con la mano puesta en mi pierna y con la otra, me coge de la mano y me mira a los ojos—... ¿quieres ser mi novia?
Nada más que suelta eso me quedo en blanco. Tenía dudas de si me lo iba a pedir o no. Y ahora que ha llegado el momento, no puedo contestar.
Intento relajarme y miro a Christian. Miro lo guapo que es y lo mucho que se preocupa por mí siempre. Y pienso en que siempre quiere quedar conmigo y verme. Encima le gusto, cosa que ya me había dicho pero no estaba muy segura de ello. Y a mí quiera o no este chico me gusta no, me encanta. Es un chico atento, amable, educado, es el chico perfecto y va a ser mi chico perfecto. Aunque yo siga con mis inseguridades, habrá que intentarlo, ¿no?
—Sí, quiero ser tu novia, Christian —le contesto después de un rato pensando y veo lo contento que está. Este chico me tiene loca. Lo amo con todo mi corazón.
De repente, se levanta y en unos segundos, me coge por los brazos mirándome muy contento. Cuando menos me lo espero, me acerca a él, su cara en centímetros de la mía y me abraza muy fuerte contra su pecho.
Cuando creo que ya ha sido suficiente y me va a bajar. Me besa con toda la intensidad del mundo, lo que hace que me quede soñando y le acepte el beso, besándole yo también con la misma intensidad. Con el impacto de nuestros labios moviéndose al unísono, siento mariposas revoloteando en mi interior y solo quiero seguir besando sus ricos y deliciosos labios. Es algo mágico que me hace querer experimentar más su boca. Esos movimientos como si nuestros cuerpos fueran solo uno, me derrite por dentro, deseándole aún más. Cierro los ojos, queriendo disfrutar esto lo máximo posible. Nuestro alrededor ya no existe, solo existen nuestros labios en contacto.
Abro los ojos cuando siento movimiento y veo que estamos en su dormitorio. Me empuja hacia su cama y me asusto un poco. Los dos nos hemos dejado llevar tanto que hemos acabado aquí. Lo malo es que Christian parece no haberse dado cuenta todavía. Intenté llamarlo pero justo empieza a dejar besos húmedos por todo mi cuello, que me hacen temblar y dejarme casi sin respiración. Es algo que no había experimentado nunca y no quería experimentar aún. Se siente muy bien, deliciosamente bien. El pobre se ha venido muy arriba y ahora no puede parar. Me estoy asustando porque no sé hasta dónde quiere llegar. Baja un poco, se me escapa un gemido y me muero de vergüenza. Lo bueno es que Christian ha parado y por fin se ha dado cuenta de lo que estaba haciendo. No es que no me haya gustado, pero aún no estoy lista para llegar a hacer esas cosas.
Veo su intensidad y el deseo en sus ojos y me vuelvo loca. Por poco pensé que me iba a hacer otras cosas, menos mal que paró. Tengo la cara totalmente roja de la vergüenza. Christian se tumba a mi lado sin decir ni una palabra. Los dos seguimos jadeando por todos los besos y yo no sé ya ni qué pensar la verdad. ¿Sabe qué tengo dieciocho años? Por qué creo que no. A mis dieciocho años no había hecho aún el amor y tampoco quería hacerlo hasta encontrar la persona adecuada. No se si será Christian, pero ni siquiera me siento preparada para ello.
—Que bien hemos empezado como pareja —pienso sarcásticamente por lo que acaba de suceder.
Pasa un tiempo, los dos en silencio, yo mirando al techo y Christian ni idea, porque no quiero ni mirarlo. Y por fin, él se digna a hablar.
—¿Te ha gustado? —me pregunta curioso.
Y yo que pensaba que me iba a pedir disculpas.
—No —le respondo mintiendo y un poco enfadada.

ESTÁS LEYENDO
Deja que cuide de ti
Teen Fiction¿Qué es lo que harías si alguien totalmente desconocido cogiera las riendas de tu vida? ¿O si alguien anónimo empezara a mandarte mensajes y cartas en plan psicópata? Yo, Katherine Johnson, aún no tengo ni idea de qué hacer. Y mi mejor amiga, Becke...