Capítulo 26: TE QUIERO CHRISTIAN

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—Yo tampoco, por eso tienes que soltarme —le dije mirando a mi alrededor preocupada de que alguien nos pueda ver.

—Aún no has respondido mi pregunta —me dijo agarrándome de las muñecas para que parase de intentar soltarme de aquellos brazos tan fuertes.

—Ni la pienso responder —le contesté sin querer ponerlo más en peligro de lo que ya estaba.

—¿Por qué no? —me preguntó mirándome a los ojos.

—Porque estoy intentando protegerte —le solté cansada y preocupada por él.

Christian me miró a los ojos. Le brillaban con algo que no supe deducir que era, pero que me hizo temblar todo mi cuerpo en sus brazos. Me dio la vuelta para poder mirarme mejor sin soltarme en ningún momento las muñecas. Yo lo miré extrañada sin saber qué hacer ni decir. Sus ojos me tenían hipnotizada. Ya no pensaba en alejarme de él sino en todo lo contrario. Estaba deseando que me besara. Y así fue, se agachó y apoyó su frente contra la mía sin parar de mirarme, luego sus ojos bajaron rápidamente a mis labios, me soltó con una mano y la posó en mi espalda casi en mi cintura pegándome más a él. En menos de un segundo, sus labios rozaron con los míos haciéndonos fundir en un largo y apasionado beso. Estaba lleno de deseo y desesperación por el tiempo que había pasado sin estar juntos. Nuestros labios estaban unidos, se movían sincronizados y con un delicioso gusto. Siempre me gustaría el sabor de sus labios. Cerré los ojos un par de segundos más, hasta que nuestras respiraciones ya no eran iguales. Terminamos el beso poco a poco, volviendo a nuestra respiración normal. Lo había echado mucho de menos.

—Te quiero —me dijo con una enorme sonrisa.

Le miré asombrada y repitiendo en mi mente aquellas palabras tan perfectas que acababan de salir por sus labios.

No era la primera vez que me lo decía, pero lo quería tanto que no pude ni disimular la gran sonrisa que me salió después de escuchar aquello.

—Te acompaño a casa —me dijo después de unos segundos y de darme un beso en la frente.

—No hace falta —le dije notando un calambre por todo el cuerpo al sentir sus labios en mi piel.

—No te vas a ir si no dejas que te acompañe —me dijo muy en serio.

—Puedo ir sola —le dije sabiendo que me podía cuidar yo sola.

—No te voy a dejar ir sola —me respondió sin darme otra alternativa.

—Okay, pues vámonos —le dije otra vez sin ganas de discutir.

En el fondo no quería volver a separarme de él, lo único que quería era estar con él pero sin preocupaciones.

Me cogió de la mano y nos pusimos en marcha. Estaba súper cansada y me junte a él para apoyar mi cabeza en su pecho. Él no dijo nada y solo me apretó más contra él, mientras me acariciaba el pelo con su otra mano. Se me escapó un bostezo del sueño que tenía.

Fuimos andando tranquilamente hasta mi casa sin decir ni una sola palabra. Se sentía muy bien estar así con él, que cuando quise darme cuenta ya estábamos en frente de mi casa.

Había sido un día muy largo y necesitaba descansar. Me separe de él y lo rodee con mis brazos envolviendolo en un dulce abrazo como despedida. Él me devolvió el abrazo y sentí su sonrisa en mi pelo.

Terminé de abrazarlo lista para irme y entrar en mi casa.

—Te quiero, Christian —le dije muerta de sueño.

Él me miró intensamente y antes de que pudiese irme, me agarró del brazo acercándome a él, me sujetó por detrás la cintura y me dio un beso corto, tierno y dulce a la vez.

Deja que cuide de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora