Cuando llegamos a mi casa son ya las ocho. Yo solo espero que mi madre no me diga nada, aunque probablemente acabe de llegar. Me bajo del coche con ese temor.Christian se baja también y me observa con una gran sonrisa en la cara. Se acerca a mí y me agarra de atrás por la cintura para pegarme a él. Me encanta cuando hace eso. Nos miramos a los ojos sin decir nada. Christian baja un poco su mirada a mis labios y yo espero a que me bese. Sus labios hacen contacto con los míos y se siente igual que la primera vez. Mágico y a la vez tierno. Es más un pico que un beso y me hace querer más. Pero recuerdo que me tengo que ir y se me pasa un poco. Al menos he vuelto a sentir sus labios.
—Gracias por invitarme a tu casa —le digo muy agradecida por el día de hoy.
—De nada, puedes venir cuando quieras —me contesta queriendo que vaya a su casa más veces.
—¿Cuando yo quiera? —le pregunté divertida.
—Sí, cuando quieras —me responde diciéndolo en serio.
—Okay, ¿hablamos mañana? —pregunté, queriendo volver a verlo todos los días.
—Sí, hablamos mañana —responde ilusionado.
—Adiós, Christian —me despido de él con una sonrisa.
—Adiós, Katherine —se despide él también con una sonrisa.
—Kathy —le reprocho al escuchar llamarme Katherine.
Me dirijo hacia mi casa y escucho a Christian reírse por detrás. A lo que sonrió y entró en mi casa sonriendo.
Mi madre me espera sentada en el sofá viendo la televisión. Me escucha cerrar la puerta de la entrada y al verme, nota mi gran felicidad.
Se levanta para darme un abrazo y un beso en la mejilla y decirme que la cena está lista. De verdad que amo a mi madre muchísimo.
Nos sentamos en la mesa para cenar y yo no puedo parar de pensar en Christian.
—Me alegra verte tan feliz, hija —me dice mi madre muy contenta.
—Gracias, mamá —le digo esperando a que no me pregunte porque me encuentro tan feliz hoy.
—Cuéntame, ¿por qué tan feliz hoy? —me pregunta mi madre con curiosidad.
Me pongo nerviosa al instante, sé que mi madre no me va a decir nada, ni va a dudar de mí. Pero tampoco quiero mentirle.
—No sé mamá, hoy me he levantado mejor, con más energía —le respondo sin tener una excusa mejor.
—¿Has estado con Becket? —me pregunta sabiendo que casi siempre me voy a casa de Becket.
—Sí, he estado con ella en su casa —le miento muy nerviosa esperando a que se lo crea.
—Ah, muy bien, ¿y cómo van las cosas en el Instituto? —me pregunta y me tranquilizo al ver que se lo ha creído.
No me gusta para nada mentirle, pero no estoy segura de que ella quiera que salga con alguien. Y menos con alguien que ella no conoce y que yo conocí en un concierto.
.....
Me encuentro con Becket en su casa. Acabamos de llegar del Instituto y las dos tenemos cosas que contarnos. Como no me quiso contar en el Instituto por seguridad, me lo va a contar ahora.
—¿Quién empieza? —pregunta mi amiga muy nerviosa.
—No sé, ¿lo tuyo es bueno o malo? —le pregunto nerviosa también.
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Deja que cuide de ti
Novela Juvenil¿Qué es lo que harías si alguien totalmente desconocido cogiera las riendas de tu vida? ¿O si alguien anónimo empezara a mandarte mensajes y cartas en plan psicópata? Yo, Katherine Johnson, aún no tengo ni idea de qué hacer. Y mi mejor amiga, Becke...