Qué harta estoy del Instituto, ojalá que llegue ya el verano. Necesito descansar de todo, creo que de la vida en general. Me estoy cansando de muchas cosas y hoy martes desearía estar en mi casa echando una larga y dulce siesta.Llegamos a la cafetería y nos dirigimos hacia la mesa donde están Mike y Charlotte conversando. Nos miran extrañados y no sé yo pero, cuanto más nos acercamos más parece que estén nerviosos.
No entiendo qué les pasa, ni porqué nos miran así. Es como si estuvieran preocupados por algo. Ojalá sea algo bueno, no puedo con nada más ahora mismo. Desde ayer me siento rara, me siento como si no fuera yo. Es difícil de explicar hasta para mí.
Nos sentamos Becket y yo justo en frente de ellos dos. Mi amiga también ha notado que pasa algo y seguro que está pensando en la carta. Es que como sea el de los mensajes lo voy a mandar a la mierda con las putas adivinanzas.
Veis como no estoy para nada relajada y necesito una larga y dulce siesta. Al final me voy a volver loca. No me puede pasar algo bueno o algo por lo menos normal. De verdad que necesitaba descansar y despejarme de todo.
Bueno, ahora toca preguntar qué es lo que pasa, porque al parecer nadie dice nada y a mi estos silencios me incomodan mucho.
—¿Tenéis que contarnos algo nuevo? —pregunté para cortar este incómodo silencio.
—Sí— responde Charlotte con muy mala cara.
—Es por el de los mensajes, ¿verdad? —dice Becket muy segura de que sea el mismo.
—No estamos seguros —le responde Mike muy nervioso.
—¿Cómo que no estáis seguros? —pregunté muy confusa.
—Si no es el de los mensajes, ¿quién puede ser? —pensé imaginando mi cama y yo en ella.
—Fuimos a investigar los dos juntos después de clase. Charlotte fue a preguntar a un amigo suyo que conocimos hace unos meses. Se suele socializar con todos los del Instituto y le gusta recaudar información de todos ellos. Se sabe muchas cosas sobre todos nosotros y sobre el Instituto. Seguramente ha hablado con vosotras alguna vez —nos comenta de este chico todo lo que él sabe y me parece muy extraño que no me suene de nada.
—¿Cómo se llama? —le pregunta Becket igual de confundida que yo.
—Fred, su nombre es Fred —nos responde Charlotte, ya que es su amigo y le conoce mejor.
—¿Y no creéis que él puede ser el de los mensajes? —pregunta Becket pensando mucho y dándole muchas vueltas a esto.
—Créeme que lo conozco muy bien para saber que él no tiene nada que ver en esto —le contestó Charlotte muy segura de sí misma.
—Vale, ¿y qué le habéis dicho? —pregunté sin confiar en ese tal Fred.
—Primero, le preguntamos si conocía a alguien o algún pretendiente de vosotras dos y luego, le preguntamos si había alguien más como el que tuviese tanta información —me contesta esta vez Mike y me sorprende que esté tan serio con lo risueño que es él.
—¿Y bien? —pregunta Becket muy nerviosa y con ganas de saber ya quién es el culpable de todo esto.
A veces pienso que a lo mejor nos estamos precipitando un poco más con todo esto, pero a la vez me parece muy extraño que alguien vaya a por nosotras así porque sí y me entran ganas de ir a buscarlo yo misma.
Qué ganas de que esto acabe por dios. Solo tendría que preocuparme de Christian, que al final ni le respondí al mensaje pero, ya le responderé más tarde.
ESTÁS LEYENDO
Deja que cuide de ti
Teen Fiction¿Qué es lo que harías si alguien totalmente desconocido cogiera las riendas de tu vida? ¿O si alguien anónimo empezara a mandarte mensajes y cartas en plan psicópata? Yo, Katherine Johnson, aún no tengo ni idea de qué hacer. Y mi mejor amiga, Becke...