Mi móvil vibra y lo enciendo con ganas de que sea Christian. Abro mis mensajes nerviosa por lo que me vaya a decir. Cuando se abre, el mensaje no es de Christian.—¿De quién puede ser? —pregunto en mi mente pensando en mis amigos o en mi madre.
—Número desconocido —leo en alto extrañada y para llamar la atención de Becket.
—¿Qué? —me pregunta Becket sin haberme llegado a escuchar pendiente de la carretera.
—Me han escrito por un número desconocido —le respondo nerviosa sabiendo quien es.
—El de los mensajes —me afirma mi amiga nerviosa ella también.
Llegamos justo a tiempo para poder mirar las dos tranquilamente el mensaje. Aparca enfrente mirándome preocupada.
—¿Qué hago? ¿Lo miro? —le pregunto muy nerviosa sin saber qué hacer.
—Sí, míralo —me levanta la voz Becket queriendo saber qué es lo que nos ha escrito esta vez.
Entré en el chat con el dedo tembloroso y pensando en que no le haya pasado nada a Christian.
—¿No debería haber ido allí, verdad? —le pregunto a mi amiga sin querer ver lo que pone en el mensaje.
—Pásame el móvil —me ordena Becket sabiendo que yo no voy a ser capaz de leerlo.
Ella lee el mensaje sorprendida y preocupada a la vez. Abre los ojos y la observo como lo lee unas cuantas veces. Lo malo es que desde aquí no alcanzo a leer.
Me observa preocupada. Yo estiro mi brazo lista para ver el mensaje. Ella se lo piensa un momento antes de pasarme el móvil. Me hace dudar mucho si cogerlo o no, pero acabo agarrándolo más por curiosidad que otra cosa.
Cuando por fin lo tengo en mis manos empiezo a leer el mensaje:
¿Te despediste de Christian? Me parece que sí, te he visto llorar un poco. Último aviso, no te acerques a él o morirá.
—Hijo de p**a —pienso muy cabreada saltándose lágrimas por mis ojos otra vez.
—Calma, Kathy —me consuela Beck con tristeza.
—¿Por qué a mi Becket? ¿Por qué? —grité sin entender porque me pasaba todo esto.
—Calma, vamos a entrar en mi casa mejor —me dice intentando consolarme como puede y saliendo del coche.
Yo hago lo mismo pero sin apenas esfuerzo. Becket se acerca a mí pasándome un brazo por detrás del cuello y dándome ánimos con la mano del otro brazo puesta en mi hombro.
Se me parte algo por dentro al sentir que Christian está en peligro por mi culpa.
—Es mi culpa, sin mí el de los mensajes no hubiese conocido a Christian y no estaría en peligro ahora —le digo sintiéndome muy culpable al respecto.
—No digas eso, no es tu culpa. La culpa toda es del de los mensajes que nos quiere arruinar la vida a todos —me dice intentando animarme.
—No a todos, solo a mí, a ti y ahora por mi culpa a Christian también —le digo sollozando pensando que solo puede ser culpa mía.
—No es tu culpa —me vuelve a decir convencida.
—¡Sí, es mi culpa! —le grité una vez estando en su habitación para que no me escuchara su madre.
—Amiga, no te encuentras bien. Relájate —me contesta tranquila teniendo razón.
Becket está aquí al lado mía intentando que me tranquilice y yo lo único que hago es gritarle.
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Deja que cuide de ti
Teen Fiction¿Qué es lo que harías si alguien totalmente desconocido cogiera las riendas de tu vida? ¿O si alguien anónimo empezara a mandarte mensajes y cartas en plan psicópata? Yo, Katherine Johnson, aún no tengo ni idea de qué hacer. Y mi mejor amiga, Becke...